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Crisis del coronavirus | Situación sanitaria en Canarias

El temor al covid redujo los ingresos por infarto en los hospitales grancanarios

La asistencia por estos cuadros clínicos experimentó en 2020 una disminución de un 20% en el Insular y de un 40% en el Negrín, en el período de confinamiento

Sanitarios en la Unidad de Cardiología del Hospital Universitario Insular de Gran Canaria. | | LP/DLP

La cifra de pacientes que precisan atención hospitalaria urgente por infarto de miocardio disminuyó, de forma significativa, durante los primeros meses de la pandemia de coronavirus en los hospitales universitarios de Gran Canaria. Así lo ponen de manifiesto los doctores Eduardo Caballero y Francisco Jiménez, jefes de los servicios de Cardiología en el Doctor Negrín y en el Insular, respectivamente. Lo cierto es que no se trata de un episodio aislado, pues la Sociedad Europea de Cardiología realizó una encuesta a más de 3.000 profesionales de 141 países a mitad de abril de 2020, que evidenció la reducción de estas asistencias en más de un 50%. Los resultados fueron publicados en la revista European Heart Journal. Además, un registro elaborado por la Asociación de Cardiología Intervencionista de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) en la primera semana del confinamiento, ya había alertado de una disminución de un 40%.

«Nosotros atendemos unos 30 infartos mensuales, pero entre marzo y mayo del año pasado, la cifra disminuyó casi un 30%», explica Jiménez. En el Negrín, en cambio, la reducción fue más elevada sobre la misma suma de pacientes y se situó en los niveles marcados por el conjunto del territorio nacional. «Llegó a bajar casi un 40%», precisa el doctor Caballero.

Pero, ¿qué explicación tiene este fenómeno? A juicio de los facultativos, el principal factor de peso fue el miedo que tenía la población a desplazarse hasta los centros sanitarios por temor a contraer la infección por SARS-CoV-2. «Muchos pacientes preferían no venir. Además, la gente se encontraba confinada en sus domicilios y había disminuido la actividad física del día a día. Se barajan diversas hipótesis, pero el miedo es la principal», indica el especialista del hospital de referencia del área sur de Gran Canaria.

Según los datos que maneja la SEC, y que fueron difundidos en septiembre de 2020 –durante la segunda oleada del virus–, la mortalidad hospitalaria por infarto de miocardio llegó a duplicarse, con respecto al período previo a la irrupción de la pandemia. «Sabemos que ha habido un aumento de la mortalidad, pero creo que todavía es demasiado pronto para saber cuáles son exactamente las cifras», apostilla el jefe del Servicio de Cardiología del Negrín.

Los cardiólogos advierten que se ha registrado un aumento de la mortalidad

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Por su parte, el responsable de la misma área en el Insular sostiene que lo que ha podido influir en el aumento de la mortalidad es que muchos de los enfermos no pudieron llegar a tiempo a un hospital, o bien, acudieron tarde. «Algunos, incluso, pudieron fallecer en sus casas, pero en estos casos no podemos llevar el control de lo sucedido», subraya.

En la actualidad, la cifra mensual de asistencia a infartos en el Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín se ha igualado a la anotada antes de la llegada del coronavirus, mientras que en el Insular ha incrementado ligeramente en el último trimestre hasta alcanzar entre 35 y 38 cada mes.

Sin embargo, a pesar de la notable reducción de la intervención médica por estas causas entre marzo y mayo del pasado año, en 2020 hubo 1.900 ingresos en el Hospital Insular por diferentes cardiopatías, casi el mismo número que reflejan las estadísticas de 2019. En el Doctor Negrín, en cambio, el dato incrementó y pasó de los 2.300 registrados en 2019 a los 2.500 que se produjeron el pasado ejercicio anual.

Asistencia

Cabe resaltar que los centros hicieron grandes esfuerzos por ofrecer los mismos recursos y atenciones a los pacientes para que la asistencia sanitaria no se viera mermada. Asimismo, con el propósito de estar en contacto directo con Atención primaria, se potenciaron las consultorías virtuales. «Inicialmente, las consultas presenciales disminuyeron y empezaron a impulsarse las telefónicas. Además, el hospital puso a nuestra disposición un sistema de conexión para conocer la evolución de los ingresos y la historia clínica de los pacientes desde casa», informa el doctor Jiménez, quien también aclara que, en el caso de que los médicos lo consideraran necesario, los enfermos tenían que ir al hospital para pasar la consulta. «En ningún momento quedaron desatendidos, y menos aún los que tenían una prioridad alta», agrega.

En base a las palabras del cardiólogo, las principales personas que mostraban reticencias a la hora de acudir al hospital eran los pacientes de edades más avanzadas. De hecho, muchos mayores que precisaban un recambio de sus marcapasos prefirieron aplazar las citas. «Con el paso del tiempo, empezaron a disminuir los contagios y aumentó esta actividad», detalla el especialista.

Asimismo, el jefe del citado servicio califica de «excelente» el trabajo realizado por los sanitarios en esta área hospitalaria, al haber logrado mantener el buen funcionamiento de la unidad. «Los refuerzos no disminuyeron y eso es algo que se debe tener muy en cuenta. Otra de las cosas positivas es que en nuestro servicio no ha habido brotes intrahospitalarios ni bajas laborales por coronavirus», destaca.

Sobre estas líneas, Eduardo Caballero sostiene que los profesionales del Hospital Doctor Negrín se han ido adaptando a la situación epidemiológica en todo momento. «En marzo de 2020, intentamos tener preparado el hospital para asumir la asistencia a los pacientes con covid y liberar espacios. Cuando pasó la primera oleada, quisimos recuperar parte de la actividad que habíamos perdido porque, sin duda, hubo una reducción de la actividad programada como en otras muchas áreas del centro. De este modo, no quedaron desatendidos nuestros pacientes crónicos cardiópatas», señala.

En el hospital norteño también se crearon circuitos de atención a los enfermos y, como además el centro había iniciado recientemente el Programa de Trasplante Cardíaco, se implementaron medios para que el área de Cardiología estuviese lo suficientemente protegida. «El resultado de nuestra política fue muy positivo», garantiza. «El teléfono se convirtió en unas de nuestras mejores armas y, durante el confinamiento, la gente se sentía amparada y protegida con las llamadas que realizábamos, ya que ofrecíamos la misma atención que de forma presencial», prosigue el facultativo.

Ahora mismo, pese a la alta incidencia del patógeno, el Servicio de Cardiología del Doctor Negrín se encuentra trabajando a niveles superiores a los registrados antes de la crisis sanitaria, con el fin de mejorar las listas de espera de los procedimientos invasivos y no invasivos. «Los procedimientos intervencionistas estuvieron muy afectados al principio, ya que tuvimos que diferir algunas actividades programadas como cateterismos o estudios electrocardiológicos. por ejemplo, pero conseguimos cerrar 2020 con un 8% de incremento de nuestra actividad», dice Caballero.

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