La Fiscalía de Las Palmas ha acordado denunciar al párroco Fernando Báez Santana por un presunto delito de justificación de violencia machista ante sus declaraciones en diversos medios de comunicación y en redes sociales sobre la madre de las niñas desaparecidas en Tenerife tras llevárselas su padre, de quien estaba separada.

Según informa Efe, en un escrito hecho público este martes, el Ministerio Público informa de que ha adoptado esta decisión tras culminar la investigación iniciada para valorar las manifestaciones realizadas por el cura el pasado mes de junio en las que culpaba a la madre de las niñas Anna y Olivia de lo ocurrido, tachándola de infiel.

Delito de discriminación

Para la Fiscalía, esas afirmaciones pueden constituir un delito de discriminación previsto en el artículo 510.2.b del Código Penal, castigado con penas de seis meses a dos años de cárcel.

En concreto, comete ese delito quien "enaltezca o justifique por cualquier medio de expresión pública o de difusión los delitos que hubieran sido cometidos contra un grupo, una parte del mismo, o contra una persona determinada por razón de su pertenencia a aquél por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión o creencias, situación familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o nación, su origen nacional, su sexo, orientación o identidad sexual, por razones de género, enfermedad o discapacidad, o a quienes hayan participado en su ejecución".

Destitución de Báez

El polémico sacerdote grancanario atribuyó el comportamiento de Tomás Gimeno a la "infidelidad" de la madre de las niñas Anna y Olivia, Beatriz Zimmermann.

Sus declaraciones traspasaron las fronteras canarias y fueron desautorizadas y rechazadas por el obispo de Canarias, José Mazuelos, en un primer momento y, posteriormente, culminaron con su destitución.

El obispo Mazuelos acordó apartar a Báez de su oficio de párroco en Gran Canaria y le prohibió cautelarmente oficiar la eucaristía por haber responsabilizado de su muerte a la madre de las niñas Anna y Olivia.

Así mismo, le exigió no hacer, en su condición de sacerdote, manifestaciones y declaraciones en medios de comunicación o a través de redes sociales, en un decreto que firmó Mazuelos el pasado 16 de junio.

Sin arrepentimiento

Entre el primer rechazo del obispo a las palabras de Báez y el decreto que lo apartó del trabajo pasaron varios días en los que, lejos de mostrar arrepentimiento por las declaraciones en las que culpabilizaba a la madre de las niñas, lanzó una diatriba contra quienes criticaban al padre por haberlas asesinado. Llegó a decir que los "asesinos" eran las personas críticas con Tomás Gimeno.

La indignación fue creciendo en la sociedad canaria, donde se puso en marcha una campaña de recogida de firmas para pedir la destitución de Fernando Báez como sacerdote. Hasta ese momento, desempeñaba su oficio como párroco de la iglesia de Ntra. Sra. de las Nieves, en Lomo Magullo y de encargado de los lugares de culto anejos: San Francisco de Asís, en Cazadores y San José en Las Breñas. 

Una vez emitido el decreto de destitución por Mazuelos y a pesar de la prohibición de opinar en las redes y medios de comunicación, Báez continuó pronunciándose, esta vez para defenderse asegurando que era "víctima de un acoso político".