El sociólogo, filósofo y teólogo grancanario, Agustín Ortega, ha publicado su nueva obra ‘Filosofía, Ética y pensamiento psicosocial hispanoamericano’ que se traduce en «diálogo cultural hacia el humanismo con la educación», y que propone «una perspectiva y metodología interdisciplinar, el dialogo entre las ciencias humanas, como la psicología o la sociología, con una filosofía y antropología humanista e integral», dice Ortega.
¿Cómo definiría el humanismo en este momento histórico?
Desde lo más valioso de la filosofía y el pensamiento en general, el humanismo se constituye por su carácter ético, solidario, espiritual e integral. Esto es, quiere promover la vida, la dignidad y el protagonismo de cada persona, en todas sus fases y dimensiones, de toda la humanidad y de los pobres de la tierra. Se trata de escuchar el grito de los pobres, de las víctimas y el clamor de la tierra para impulsar el desarrollo humano y la ecología integral unidos a una bioética global, junto con un auténtico buen vivir. La justicia, el cuidado y la ecología mental, humana, social, ambiental y espiritual.
El libro que acaba de editar parece muy ambicioso desde su propio título: Filosofía, ética y pensamiento psicosocial hispanoamericano. ¿Sugiere un nuevo sistema de carácter general?
Bueno, más que un sistema cerrado y petrificado, lo que quiere proponer es una perspectiva y metodología interdisciplinar, el dialogo entre las diversas ciencias humanas, como la psicología o la sociología, con una adecuada filosofía y antropología humanista e integral; tratando así de comprender y transformar la realidad de una forma más global. Es una filosofía y pensamiento realista- la realidad está antes que la idea-, universal ya que el todo está antes que la parte, que busca la unidad fraterna frente a los conflictos e injusticias. Impulsando los procesos de promoción liberadora e integral de los pueblos, en contra de los ídolos del poder de todo tipo, por cuanto el tiempo es superior al espacio.
¿Ante qué realidades de hoy tiene un pensamiento crítico?
El pensamiento crítico acoge y valora todo lo bueno, verdadero y bello de las culturas, del conocimiento y de la realidad. Al mismo tiempo, discierne éticamente todas esas realidades sociales, políticas, económicas e ideológicas que en la actualidad (concreta e históricamente) niegan esta vida, dignidad y protagonismo del ser humano.
«Se debe crear una ética mundial con los valores de fraternidad, solidaridad, justicia o paz»
Un diálogo cultural del humanismo y la educación puede ser muy complicado en los tiempos que vivimos…
Ciertamente, en este tiempo o en cualquiera, no es algo simple, mas la promoción cultural y educativa humanista e integral es clave, imprescindible para toda sociedad-mundo que quiera evitar las distintas patologías, la deshumanización, el mal e injusticia. En nuestra era de la globalización, una época cada vez más mundializada, es más necesario que nunca este dialogo y encuentro educativo, cultura e intercultural. Y, de esta forma, ir logando una ética y convivencia global, mundial basada en los valores y principios universales como la fraternidad, la solidaridad, la paz, la justicia, la ecología integral, el bien común y la civilización del amor.
Sin duda este trabajo tiene una vocación didáctica: dígame a qué nivel de educación…
El libro ha tenido su origen en mi trabajo de docencia e investigación universitaria, más a nivel académico. Aunque creo, por las perspectivas y cuestiones que trata, tiene una vocación divulgativa amplia, popular, solidaria y social, orientado a todo el mundo. Trato de elaborar una cultura y pensamiento que, sin perder el rigor, pueda tener esa finalidad cultural y educativa de divulgación entre los pueblos.
¿Cómo valora el escepticismo social, y sobre todo juvenil, frente a lo que llamamos principios: moralidad, solidaridad, saber, ¿etc.?
Es verdad que actualmente existe un individualismo, relativismo y hedonismo que hace que no se conozcan o no se asuman estos principios y conocimientos filosóficos, humanista, éticos y sociales. Mas, asimismo, sí hay jóvenes y personas en general que siguen con esta vocación y sensibilidad cultural, ética y solidaria.
¿Vivimos algo que anticipe a nivel general una época de escepticismo, incluso nihilista?
Pues, claramente, este individualismo y relativismo nihilista causa agresiones que sufre la vida y dignidad de la persona en todas sus fases, dimensiones o formas, el ataque a los vínculos que nos unen con los otros como puede ser la familia, la comunidad, la sociedad civil, los pueblos.... Todos estos holocaustos, desigualdades e injusticias que padece la mayor parte de la humanidad: el hambre, la pobreza, la esclavitud infantil, el trabajo basura e indecente y el desempleo, las guerras o la destrucción ecológica. Males y patologías cada vez más extendidas como la corrupción, el consumismo, las adicciones, toxicomanías, suicidios, soledad, depresión, violencias de todo tipo, etc.
Pero usted cree que no hay que ser pesimista ni negativo.
Como comentaba antes en nuestro mundo existen igualmente realidades y semillas de altruismo, generosidad, gratuidad, solidaridad y justicia. Tales como, por ejemplo, nos muestran los movimientos populares, espirituales y eclesiales de militantes, pobres, trabajadores, campesinos, indígenas, cooperantes, misioneros, religiosos…que están entregando su vida por los demás, por ese otro mundo posible que, desde nuestra fe, Dios quiere.
De su formación y experiencia personal se deduce una base cristiana, incluso católica, de su pensamiento, aunque la titulación evoque el sentido de totalidad de la filosofía griega, que fue laica.
Bueno, gracias a Dios, he tenido el regalo y alegría de desarrollar unos estudios amplios y humanistas en diversas disciplinas como las ciencias sociales o humanas, la filosofía y la teología. A este respecto, desde la época clásica con Grecia e Israel, en la que todavía no existía una especialización cientificista como la que tenemos, las materias de estas ciencias, de la filosofía y la teología estaban muy unidas. Por ejemplo, el genio de Aristóteles a la filosofía primera, la metafísica que es disciplina filosófica clave, la denominaba asimismo teología. Y es que para todos estos científicos y pensadores clásicos la búsqueda de la sabiduría, del conocimiento y la verdad estaba enraizado y culminaba en Dios.
¿Por qué ha limitado su área de estudio al bloque hispanoamericano? ¿Por su mayoría católica?
Como expresa su título y finalidad, mi libro tiene una perspectiva universal e intercultural. Trata de realizar un dialogo y encuentro entre el pensamiento hispanoamericano y el europeo u occidental; en especial, entre los diversos humanismos contemporáneos y corrientes de pensamientos como el personalismo, el de carácter crítico, el latinoamericano, andino e indígena, esas epistemologías desde el sur y la ecología de saberes. Ciertamente, la filosofía y el pensamiento humanista e hispanoamericano, en muy buena medida, ha estado marcado e inspirado por la fe cristiana-católica que es la génesis de categorías y principios claves como la persona con su inherente dignidad y trascendencia, la fraternidad solidaria universal, el bien común, los derechos humamos, el derecho internacional… Así nos lo muestra, por ejemplo, una de las cumbres humanistas de la filosofía y del pensamiento como es el denominado siglo (XVI) de oro español, la escuela de Salamanca con Vitoria, Soto, Suárez, testimonios espirituales y misioneros como Santo Toribio, etc.
