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Crisis del coronavirus | La opinión de los expertos

El negocio de las vacunas

El precio de las dosis del antígeno de Pfizer contra el Covid, el

más utilizado en España, se disparó un 62% en lo que va de año

Una enfermera administra una vacuna de Pfizer en Belfast (Irlanda). | | REUTERS

A mediados del pasado mes de marzo, la vacuna de Pfizer costaba 12 euros para el mercado de la UE. Entonces, cuatro marcas, principalmente, lidiaban por proteger los organismos de los europeos (Oxford/AstraZeneca, Pfizer, Moderna y Janssen) mientras Hungría optaba por tantear y acabar inoculando a sus ciudadanos también con la Sinopharm china y la Sputnik V rusa sin esperar a la aprobación de la Agencia del Medicamento Europeo.

La aparición de casos de trombos y el retardo en el abastecimiento —incumplimiento del contrato— de AstraZeneca más los mejores porcentajes de eficacia de Moderna y Pfizer han hecho que la vacuna inglesa y Janssen quedasen desbancadas.

En el tablero de ajedrez, las dos compañías norteamericanas Pfizer y Moderna se han ido fortaleciendo. Estos días, el Financial Times informaba de que los contratos del suministro de Pfizer para la UE para 2022 y 2023 se estaban firmando a 19,50 euros frente a los 12 euros iniciales y los 15,50 de los lotes actuales, lo que supone un aumento del 62,5% en lo que de año.

En marzo, ejecutivos de Pfizer (el director financiero Frank D’Amelio y Chuck Triano, vicepresidente senior de relaciones con inversores) apuntaban en la conferencia virtual Barclays Global Healthcare —recogida por Business Insider— la existencia de una oportunidad “significativa” de subir el precio de la vacuna para hacer frente a las nuevas variantes del SARS-CoV-2 mediante una posible tercera dosis y el establecimiento probablemente de dosis de refuerzo cada año.

Ya en abril, el primer ministro búlgaro, Boyko Borissov, había desvelado el aumento del precio del preparado de Pfizer en los contratos para los dos próximos años con la Comisión Europea. Finalmente, ha ocurrido y, además, en los últimos meses ha arreciado la ‘presión’ de Pfizer para conseguir de los estados miembro la aprobación de una tercera dosis de refuerzo para aquellas personas que tengan la pauta completa.

Mientras esto último se decide —recuerden que la UE de momento ha decidido esperar a tener más evidencia científica para tomar una decisión al respecto de la tercera dosis— lo que sigue siendo una realidad es otro vaticinio sugerido por los laboratorios BioNTech (colaboradores de Pfizer) a finales del pasado año: que la vacuna tuviese un precio distinto en función de cada país.

En su página web, Unicef ofrece una tabla con los distintos precios de vacunas en el mundo. Curiosamente, la de AstraZeneca (con los nombres Covishield y Vaxzevria) sigue siendo la vacuna más barata siendo comprada a 2,46 euros en la Unión Africana, a 3,28 en Argentina; 3,3 euros en Bangladesh, India o América Latina llegando a 4,1 en Estados Unidos o 4,3 en Sri Lanka. Estos precios se llegaron a duplicar en determinados países si el preparado se destinaba al mercado privado como el de Bangla Desh donde rozó 11 euros la unidad.

Resto de marcas

El resto de marcas no han seguido la política de AstraZeneca. Por ejemplo, Moderna adquirió un coste de 17,6 euros para Argentina; bajando a los 14,7 para la Unión Europea y reduciéndose hasta los 12,3 para Estados Unidos, sede de la farmacéutica.

Otra vacuna antiCOVID que fluctúa con las fronteras es el preparado ruso Sputnik V que llegó a Argentina tras firmar un acuerdo de venta por 8 euros (redondeando), superando los 15,5 euros en Ghana; rondar los 16 euros para Hungría y Líbano; y superar los 22 euros en el mercado privado de Pakistán.

Por su parte, la vacuna de Pfizer /BioNTech (Comirnaty) aparece a un precio de 5,5 euros (6,75 dólares, con el cambio tomado por Unicef a 0,82) para la Unión Africana y a 5,74 a Túnez; mientras que para la Unión Europea se vendió a 15,50 y a Estados Unidos a 15,99 euros. Estas fluctuaciones demuestran que cada laboratorio sigue una política diferente y que no siempre se guían por mejores precios para los estados con menos recursos.

En el caso de Pfizer, es loable que el precio unitario sea más reducido para países con menos recursos. No obstante, hay que tener en cuenta también que la cifra de vacunas facilitadas a la Unión Africana no han sido tan millonarias como para la UE.

Precisamente, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) han reiterado a las farmacéuticas “la urgencia” de proveer acceso a las vacunas COVID-19, test y tratamientos para las personas del mundo en desarrollo. La organización mundial señala una “alarmante escasez” de dosis para los países de bajos y medio-bajos ingresos para lo que resta de este año. Por ello, proponen a los países con programas de vacunación COVID avanzados liberar tan pronto como puedan dosis de vacunas, test y medicinas hacia COVAX, AVAT o los países desfavorecidos para que pudieran utilizarlas entre la población de estos estados.

La mayor o menor fluidez del stock de vacunas (lo que puede redundar en el precio también), depende asimismo de las materias primas y desde la OMS volvieron a solicitar a finales de la pasada semana a los gobiernos para que redujesen las barreras para la exportación de las materias primas implicadas en su producción.

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