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CRISIS DEL CORONAVIRUS | Sanitarios ante la quinta ola

Atención rápida para salvar vidas

El Equipo de Intervención de Primaria resalta la importancia del trabajo en grupo

Pino González, coordinadora del Equipo de Intervención de la Gerencia de Atención Primaria. | | J.C.GUERRA

La emergencia sanitaria ha puesto de relieve la importancia de la Atención Primaria. De hecho, este nivel de asistencia ha jugado un papel esencial a la hora de contener la propagación del SARS-CoV-2, pues de los profesionales de este sector depende, entre otras actividades fundamentales, el seguimiento de los pacientes afectados por el patógeno que no precisan ingreso hospitalario, la realización de pruebas diagnósticas, la actuación en residencias cuando se produce un brote o gran parte de la actividad de vacunación. A pesar de la presión, las respuestas deben ser rápidas, pues solo así es posible salvar vidas.

La enfermera Pino González es la coordinadora del Equipo de Intervención de la Gerencia de Atención Primaria de Gran Canaria, uno de los grupos especializados que fue construido en marzo de 2020 para dar respuesta a una pandemia que cada vez sumaba más contagios. Según explica, la labor del equipo, «que además es pionera en España», está centrada en cuatro líneas de actuación fundamentales. Una de ellas es la atención domiciliaria, que consiste en realizar el seguimiento de los pacientes positivos en la afección que no requieren atención hospitalaria y de sus contactos estrechos, una tarea que asumen los médicos de familia, los pediatras, las matronas o el personal de enfermería, según corresponda en cada caso. «También realizamos tomas de muestras para PCR, test de antígenos o serologías a aquellas personas que no pueden o que no deben desplazarse y a las que van a ser sometidas a intervenciones quirúrgicas y pruebas invasivas», detalla González. Solo en agosto, han llevado a cabo 200 intervenciones diarias en hogares.

Pero la prevención y el control de la infección en residencias y centros sociosanitarios es otro de los ejes de intervención de este colectivo. «Apoyamos a estos centros en la elaboración e implementación de planes y medidas de prevención y control, además de realizar un seguimiento diario cuando se produce un brote», indica la coordinadora. Para eso, desde la llegada del coronavirus, trabajan «codo a codo» con los compañeros de los centros de salud y los empleados de residencias. «En Gran Canaria, hemos tenido que lamentar la pérdida de 18 personas –han sido más de 30.000 en el territorio nacional–. Aunque todo este trabajo de prevención, sumado a la vacunación que llevamos a cabo en tiempo récord en todas las residencias de la Isla, han supuesto un escudo de protección importante, no podemos bajar la guardia porque cada vida cuenta», manifiesta con contundencia la sanitaria.

Toma de muestras

Otra de las líneas de actuación fundamentales es la toma de muestras, que requiere contar con una «amplia e inmediata disponibilidad» para poder realizar las diferentes pruebas de detección. «El hecho de que nuestros compañeros de los centros de salud y de los equipos de seguimiento de casos sospechosos o de rastreo determinen que es preciso realizar una prueba y que en las siguientes horas esa persona pueda estar en cualquiera de los espacios habilitados supone una herramienta crucial. Esto permite un diagnóstico precoz y a su vez un aislamiento temprano, con lo que rompemos cadenas de transmisión activas, evitando así la propagación del virus», apunta la enfermera, quien además recuerda que en los laboratorios de los hospitales de la Isla «se analizan muestras las 24 horas del día».

Por último, a las tareas del Equipo de Intervención hay que sumar la atención a las personas migrantes en los centros en los que permanecen. Así, entre sus funciones figura la detección de síntomas que puedan indicar que las personas precisan asistencia hospitalaria; los cuidados de enfermería; la realización de cribados; la vacunación; o la atención a los problemas de salud que puedan presentar.

Por lo que respecta a los protocolos por los que se rige el grupo, Pino González destaca que son fruto de «una revisión continua» y de la recopilación de guías clínicas y documentos técnicos, así como de las directrices que marca el Ministerio de Sanidad, la Organización Mundial de la Salud y los Centros de Control de Enfermedades y Sociedades científicas nacionales e internacionales. «A partir de estos», señala, «la coordinación clínica de la Gerencia de Atención Primaria de Gran Canaria establece procedimientos internos y algoritmos de actuación tanto para los centros de salud como para los equipos especializados».

Teniendo en cuenta todo esto, ¿qué ha sido lo más complicado para Atención Primaria? La profesional lo tiene claro: «El hecho de tener que prestar atención a una situación de emergencia que se alarga en el tiempo y a la vez continuar atendiendo todo aquello que no es Covid».

El cansancio ya es notorio y la quinta ola del patógeno ha llevado a las Islas a anotar cifras récord en sus indicadores epidemiológicos, lo que ha causado un gran impacto en Atención Primaria. «A diferencia de las olas previas, la irrupción de la variante Delta ha supuesto más casos en menos tiempo. El número de activos se multiplicaba por días y uno de los fines de semana de esta oleada realizamos más de 3.000 intervenciones», dice la coordinadora –la media se sitúa en 1.500 diarias en agosto–, si bien reconoce que la experiencia ha permitido «ir un paso por delante y tener mayor capacidad de respuesta».

Lo cierto es que en estos 18 meses de pandemia, el Equipo de Intervención ha vivido experiencias muy duras, siendo la más impactantes el temor que muestran las personas mayores cuando el coronavirus entra en las residencias o en los domicilios en los que se encuentran.

Más allá del coronavirus, otros episodios que han llamado la atención de los profesionales son la desigualdad que sufren las personas migrantes, que las llevan a abandonar sus países de origen, así como la realidad que viven algunos núcleos familiares.

No obstante, la otra cara de la moneda la ponen los momentos más gratificantes. «Para nosotros, lo más gratificante es ver el alivio de los mayores cuando se cierra un brote en una residencia y saben que podrán ver de nuevo a su gente. También, la emoción que muestran las personas migrantes cuando logran hablar por teléfono con sus familiares y estos lloran de alegría al saber que están vivos», relata la sanitaria. A lo que añade la generosidad de los niños con Covid-19 que reciben a los pediatras en sus casas con un dibujo y «los buenos resultados «del trabajo en equipo».

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