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Crisis del coronavirus | La ciencia detrás de la pandemia

La inmunidad de la vacuna permanece intacta seis meses tras la inoculación

Un estudio del HUC es pionero en utilizar un

test cutáneo para ver la inmunidad de memoria

La prueba cutánea que revela la inmunidad celular contra la covid en la población. La Provincia

La vacuna contra el coronavirus es eficaz al menos seis meses después de haberse suministrado, y no se descarta que pueda ser mucho más. Y es que la inmunidad celular – también conocida con inmunidad de memoria– sigue estando latente en el cuerpo como mínimo seis meses después de que se haya suministrado la vacuna contra el coronavirus. Estos son los principales resultados de las investigaciones de un grupo de científicos adscritos al Hospital Universitario de Canarias (HUC) que, desde el confinamiento, han estado desarrollando un método «sencillo y barato» para poder conocer sí a largo plazo, tras infectarse o recibir protección a través de alguna de las vacunas, el cuerpo es capaz de seguir combatiendo eficazmente al SARS-CoV-2 cuando entra en contacto con él.

Esta prueba podría determinar qué personas podrían necesitar el refuerzo de la tercera dosis

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Los científicos no descartan que este mínimo de seis meses de protección vacunal, dado los resultados previos, pueda ser mucho más. Y es que esta respuesta inmune celular latente también se ha encontrado hasta 15 meses después en los pacientes que han pasado la covid-19, como así lo afirma uno de los firmantes principales del estudio, Victor Matheu, alergólogo del HUC. «Hicimos estudios en los tres únicos pacientes que sufrieron la covid-19 en la primera ola y aún no se habían vacunado», explica Matheu, que señala que lo que descubrieron les dejó atónitos: «pese a que el título de anticuerpos se había reducido de manera importante, aún tenía una respuesta celular similar a la del principio».

La respuesta inmune es de varios tipos. Por un lado, cuenta con las células que actúan en contacto directo con el patógeno (anticuerpos) y, por otro, con las que guardan la información del patógeno en una suerte de biblioteca infinita, a la que pueden acudir para saber en cualquier momento si debe luchar contra él. Estos últimos son los linfocitos T, también conocidos como células de memoria, que son las encargadas de reconocer al virus si el organismo vuelve a tener un encontronazo con él.

«Estamos preparando una Unidad de Respuesta Inmune Covid en el HUC»

Yvelise Barrios - Inmunóloga del HUC

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El método con el que han logrado detectar esta inmunidad celular es una verdadera revolución para el campo. Los investigadores, liderados por la experta en inmunología, Yvelise Barrios, también miembro del HUC, se dieron cuenta de que, mientras existía un método para cuantificar los anticuerpos (el mal llamado test rápido), había un vacío de conocimiento en cuanto a la inmunidad celular en la covid. Los investigadores adecuaron el test de hipersensibilidad de tipo retardado –conocido como DTH– a la covid-19, para determinar la inmunidad de recuerdo que genera en el organismo. Este tipo de test ha sido muy utilizado en el pasado y, por ejemplo, bajo el nombre comercial Mantoux o tuberculina, se utilizaba para detectar si un paciente tenía tuberculosis.

Un test como el de las alergias

La prueba actual es cutánea, similar a la que se realiza para detectar alergias pero con una respuesta más tardía. «En las pruebas de alergia la determinación es inmediata porque lo que detectamos son mastocitos, la célula del sistema inmune que regula las alergias», señala Matheu. En este test orientado a la covid, la célula en busca y captura es el linfocito, concretamente los linfocitos T. En honor a su homóloga de la tuberculosis se ha llamado Covidina.

Hasta ahora la inmunidad celular solo se podía conocer a través de una aparatosa y costosa prueba que requería un cultivo in vitro. Además de su coste, el principal problema de esta prueba es que no se puede hacer a todo el mundo. «Durante el confinamiento tuvimos que agudizar el ingenio, porque no nos llegaban reactivos», relata Matheu.

Fue entonces cuando él y Barrios recordaron un método diagnóstico cutáneo que se utilizaba hace años en Madrid para hacer las pruebas de inmunodeficiencia a los pacientes que habían desarrollado SIDA. A día de hoy, y gracias a su perspicacia, este grupo de sanitarios está haciendo una labor única en el mundo, pues son pioneros en utilizar la prueba cutánea para constatar la respuesta inmunitaria en esta enfermedad. Este hallazgo ha llamado la atención de un laboratorio canadiense ByoVaxys que utilizará estos conocimientos para desarrollar CoviDTH, la herramienta de diagnóstico en el punto de atención desechable de la compañía que detecta una respuesta de células T al SARS-CoV-2 en pacientes vacunados o expuestos al SARS-CoV-2. «Estos estudios en humanos realizados por la doctora Barrios nos dan una confianza significativa en CoviDTH, especialmente ahora que nos estamos preparando para el estudio combinado de Fase I/II planificado en Estados Unidos», señaló Kenneth Kovan, director general y director de operaciones de BioVaxys, en un comunicado de prensa.

«Pese a que los anticuerpos bajan con el tiempo, la respuesta celular se mantiene»

Victor Matheu - Alergólogo del HUC

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En el centro hospitalario la técnica también ha sido un revulsivo con la que el grupo de investigación ha logrado abrir una Unidad de Respuesta Inmune Covid gracias al apoyo de la dirección del HUC. De ella se encargarán tanto Barrios como Matheu y, por lo tanto, tendrá un enfoque multidisciplinar basado en la inmunología y la alergología. «Por el momento estamos preparando el circuito y reclutando pacientes», señala Barrios, que insiste en que en la unidad se tratará a los pacientes más vulnerables. Y es que saber cuánto durará la inmunidad de la vacuna o del contagio no solo sirve para tener ciertas certezas sobre nuestra protección, sino que también puede ayudar a tomar mejores decisiones en lo que se refiere a terceras dosis. «Este método diagnóstico se podría realizar en una residencia de mayores para conocer a quiénes puede ser necesario inyectar una tercera dosis de refuerzo», señala el alergólogo, que insiste que su uso debe empezar a democratizarse para tomar decisiones en base a la ciencia.

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