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Crisis volcánica en La Palma

Bautismo de lava y cenizas en La Palma

La Unidad Militar de Emergencias afronta su primera intervención volcánica en España con mediciones de la calidad del aire, ayuda a los vecinos y vigilancia

Imágenes aéreas del volcán de La Palma en el quinto día de erupción

Imágenes aéreas del volcán de La Palma en el quinto día de erupción AP

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Imágenes aéreas del volcán de La Palma en el quinto día de erupción Pedro Fumero

Esta es la primera vez que la Unidad Militar de Emergencias (UME) afronta en España una erupción. Pero ese bautismo de lava y cenizas en La Palma no implica que estos profesionales carezcan de recursos materiales y conocimientos para ofrecer ayuda a la Dirección Técnica del dispositivo. El cabo mayor Reinaldo Estévez explica que algunos de sus compañeros han acudido a países extranjeros para aprender a actuar en estas situaciones. Y, además, dichos profesionales realizan simulacros y ensayos. Uno de los últimos se desarrolló el año pasado en el Archipiélago, que contempló un seísmo de gran intensidad y una erupción, que se denominó Ejercicio Conjunto Combinado Canarias 2020, comenta Estévez. Esa preparación constante es la que facilita la versatilidad de una plantilla que ya se ha curtido en incendios forestales, inundaciones o terremotos, entre otras muchas cosas.

60 militares de la UME se trasladan desde Morón (Sevilla) a La Palma

60 militares de la UME se trasladan desde Morón (Sevilla) a La Palma Ministerio de Defensa

El trabajo de los integrantes de la UME en los municipios palmeros de El Paso y Los Llanos de Aridane se centró en la jornada de ayer en tres ámbitos principales. Uno de ellos es la medición de la calidad del aire. El otro consiste en el acompañamiento de las familias que deben acudir a sus viviendas para recoger las pertenencias que consideren más importantes. Y el tercero pasa por la vigilancia del territorio, con el objetivo de que los curiosos e imprudentes no se aproximen demasiado a las coladas de lava en el área que les asignaron.

Algunas imágenes divulgadas ayer de los miembros de la Unidad Militar de Emergencias sobre el material volcánico expulsado en los últimos días por el volcán de Cumbre Vieja parecen sacadas de una película de ciencia ficción. Pero esa labor es muy real, necesaria e importante.

150

profesionales

  • Casi 150 integrantes de la Unidad Militar de Emergencias trabajan ahora en los municipios de El Paso y Los Llanos de Aridane; la mayoría procede de las bases de Los Rodeos y Gando


Se trata de los profesionales del Grupo de Intervención en Emergencias y Tecnológicas y Medioambientales (Gietma), que se ocupan de medir la calidad del aire. Equipados con un buzo oscuro, cascos, guantes y calzado adecuado, se adentraron en las coladas y se aproximaron lo más posible al nuevo volcán. El objetivo consistió en calcular las emisiones de agentes químicos, como el monóxido de carbono o dióxido de azufre. Reinaldo Estévez aclara que, por ahora, no hay nube tóxica y no existe peligro alguno para la población que se encuentra todavía en las localidades que no han sido evacuadas y para los integrantes de equipos de seguridad y emergencias o los trabajadores de medios de comunicación.

Los cuatro integrantes del Gietma que se adentraron a pie en los ríos de lava llevaban equipos portátiles denominados Minerae para medir la calidad del aire. La información recabada es comunicada a un mando, que la analiza. Y, a continuación, los datos se transmiten a la Dirección Técnica de la emergencia para que adopte las medidas que considere oportunas. Por ejemplo, si existiera una nube tóxica (que por ahora no la hay), estos profesionales ofrecerán sus pronósticos sobre el lugar hacia el que creen que se dirigiría. Los miembros de dicho grupo se han desplazado desde Madrid para efectuar tal labor.

Un dron de la UME sobrevuela las coladas de la erupción del volcán de La Palma

Un dron de la UME sobrevuela las coladas de la erupción del volcán de La Palma @UMEgob

Además, a las 16.00 horas de ayer, comenzó a operar el Velire (vehículo ligero de reconocimiento) NRBQ (nuclear, radiológico, biológico y químico). Con su color naranja, se trata de una de las joyas de la Unidad Militar de Emergencias. En dicho recurso también trabajan otros cuatro profesionales del Grupo de Intervención en riesgos tecnológicos y medioambientales llegados desde la capital española. Gracias a los sensores que posee, el Velire puede controlar las características del aire hasta a cuatro kilómetros de distancia de la erupción y puede aproximarse a las coladas de lava, porque el calor no le afecta en exceso. Y tal tarea inspectora se efectúa cerca del cráter y en las proximidades de las coladas.

Reinaldo Estévez aclara que, gracias a sus drones, también se vigila la evolución de los ríos de material volcánico. Hasta la tarde de ayer, la colada con mayor extensión se había separado del volcán unos cuatro kilómetros de distancia. Es decir, que le falta poco más de un kilómetro para llegar al mar; una posibilidad que no se asegura, pero que tampoco se descarta completamente. Hasta ayer, la colada del flanco derecho era la más activa y rápida, aclaró el cabo mayor. Como resulta evidente, hay territorios llanos por los que la lava avanza de forma directa y otros en los que tiende a variar su trayectoria por vaguadas o barranquillos.

Los ocho miembros del Grupo de Intervención en riesgos tecnológicos y medioambientales operan cerca del cráter y sobre las coladas de lava. UME

En estos momentos, cerca de 150 profesionales de la Unidad Militar de Emergencias (UME) trabajan en La Palma. La inmensa mayoría de ellos proceden de las bases permanentes existentes en el acuartelamiento de Los Rodeos, en Tenerife, y en Gando, en Gran Canaria. A estos recursos humanos hay que sumar los ocho integrantes del ya citado Gietma, así como el teniente coronel jefe del Segundo Batallón de la UME, con base en Morón (Sevilla), José Alberto Gallego López, y su plana mayor.

Además del personal, se han movilizado 17 medios pesados (camiones autobombas y nodrizas); vehículos de mando y control, transmisiones, ambulancias e, incluso, talleres móviles, porque, ante la ceniza volcánica, los citados vehículos requieren mantenimiento muy a menudo.

En la medida en que casi todo el personal destinado en el Archipiélago se halla desplegado en El Paso y Los Llanos de Aridane, desde la mencionada base de Morón se han desplazado un total de 40 profesionales, la mitad a Los Rodeos y el resto a Gando, con el objetivo de estar preparados para intervenir en otras emergencias que pudieran surgir en los próximos días o semanas.

Reinaldo Estévez explica que, ante una situación inédita para la inmensa mayoría del personal y los mandos, la labor de la Unidad Militar de Emergencias (UME) se intenta aplicar los conceptos establecidos en los protocolos y simulacros. Pero resulta indudable que, ante la realidad, esa teoría se corrige o se perfecciona para futuras intervenciones. Es decir, «se mejora sobre la marcha y es una lección para el futuro», apunta el cabo mayor.

40

militares de refuerzo

  • Cuarenta profesionales de la UME de Morón (Sevilla) refuerzan en estos momentos las bases de Los Rodeos y Gando por si hubiera alguna otra emergencia de gravedad en las Islas.


Según explica a Efe el subteniente José Antonio Gamarra, la imagen que ofrecen los drones es la de «un incendio con material sólido arrastrando todo lo que pilla» a su paso. Afirma que la erupción «es una emergencia contra la que no se puede pelear, lo arrastra todo» e indica que tampoco se puede construir un muro de contención, porque lo terminaría arrastrando. La diferencia con un incendio es que la gente abandona sus casas con la esperanza de que cuando vuelvan, aunque dañadas, estarán aun en pie, pero en este caso «algunas personas no van a encontrar nada, solo una explanada de lava».

Gamarra reconoce que es una situación muy dura para quienes tienen que abandonar sus hogares y todas sus pertenencias, pero agradece la actitud de la gente, que «está haciendo todo lo que le dicen».

Los profesionales de la Unidad Militar de Emergencias conocen bien el drama porque está colaborando con las fuerzas y cuerpos de seguridad, ayudando a los ciudadanos evacuados a que puedan volver a sus viviendas y recuperar algunos de sus enseres antes de que llegue la colada y machaque las casas. Les acompañan en los escasos minutos que tienen para recoger sus bienes más preciados.

«No se puede hacer más de lo que se está haciendo», subraya el subteniente.

El aire no es perjudicial

La población de La Palma no tiene que preocuparse por el aire que respira en estos momentos porque no es perjudicial para su salud. Todos los análisis de la calidad del aire que la Unidad Militar de Emergencias realiza dan resultados negativos. Así lo asegura a Efe José Antonio Gamarra, subteniente del núcleo de operaciones del contingente desplazado para colaborar en el dispositivo de emergencia. 

«La problemática está con el gas que está saliendo ahora, que es un gas virgen, aún no se ha depurado, no ha habido contacto con la atmósfera, pero, en principio, los análisis están dando negativos», por lo que «no hay riesgo para la población», señala. Ahora, según este militar, «el gas que está emanando es el de dentro del volcán y es el más tóxico, pero si se cierra, el aire se va a ir depurando, con lo cual será menos tóxico». El vehículo Velire se puede acercar hasta la propia lava y realizar una medición perfecta de la calidad del aire en un radio de 4-5 kilómetros de la erupción para detectar posibles agentes químicos. 

El subteniente Gamarra comenta que la lengua de lava sigue bajando hacia la costa aunque a menor velocidad que días anteriores, ya que cuanto más larga es más tiene que empujar desde el inicio, lo que ralentiza el avance. La previsión de que llegue al mar va perdiendo cada vez más fuerza, aunque él piensa que sí ocurrirá. «Vigilamos por si se producen incendios forestales. Ahora mismo, los fuegos son absorbidos por la propia colada que los machaca», ya que la temperatura de ésta es de 1.000-1.100 grados frente a los 600-800 grados del fuego.

El escenario puede cambiar si la lava de la erupción del volcán llega al mar, ya que empezará a descender su temperatura y la posibilidad de incendio aumenta.

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