El naturalista Toño Maño explica que, cuando vio la película Tiburón, se quedó muy impresionado y quiso saber más sobre esta especie. El de la película era un tiburón blanco, como el que esta semana se dejó ver en punta Langosteira. José María Méndez Lanza estaba trabajando en la zona cuando vio un ejemplar muy grande, entonces, decidió acercarse y hacerle unas fotos, según comenta el biólogo de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños de Galicia (Cemma) Alfredo López, que junto a otros expertos en la fauna marina identificó el animal como un tiburón blanco. Es, por lo tanto, el primer registro que hay en Galicia de un ejemplar de esta especie.

Toño Maño, que dudaba de la veracidad de este documento cuando lo vio en redes sociales, aseguró ayer que era “un placer” tener que desmentirse a sí mismo para dar credibilidad a las imágenes del tiburón blanco. Sobre qué hacía en el puerto exterior, si se ha marchado o si volverá solo o acompañado, no hay ninguna certeza. “Ahora lo que toca es disfrutar de su presencia”, decían ayer López y Maño. Ambos mandan un mensaje de calma a bañistas ya que, a pesar de todo lo que pudieron ver en la película de Spielberg, estos tiburones no tienen instinto asesino ni está en su naturaleza atacar a seres humanos. De hecho, apenas hay registro de ataques a personas.

Los tiburones blancos pueden vivir más de cincuenta años y medir más de cuatro metros. Estos grandes depredadores, según relata López, pasan gran parte de su vida en soledad, ya que se pueden dar episodios de canibalismo entre ellos, de los más grandes comiéndose a los más pequeños. La temperatura de las aguas de Langosteira es similar a la de otros mares en los que son más comunes, como las de Sudáfrica o Estados Unidos.

López explica que hay un corredor de cetáceos que pasa por Langosteira y que acaba en el océano, por lo que tampoco es tan extraño que este ejemplar acabase pasando por la zona del puerto exterior, como ya lo hacen otras especies, como las ballenas o los delfines. De hecho, hay una mención anterior de que en la lonja de A Coruña se habían registrado seis ejemplares de esta especie, aunque está considerada dudosa porque no consta registro fotográfico ni se sabe si venían de otros mares en las bodegas de los barcos que descargaban en la ciudad.