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Crisis del coronavirus

La Covid endémica, el peor final de la pandemia

Los científicos recuerdan que el final de la pandemia está aún lejano, puesto que quedan muchos países con índices de vacunación muy bajos

Sanitarios preparan pruebasde detección del COVID-19.

Con los estadios de fútbol llenos y buena parte de las restricciones de aforo eliminadas, en la calle surge la pregunta de cuándo y cómo será el momento en que dejaremos de preocuparnos del COVID-19 en nuestra vida cotidiana. Los científicos recuerdan que el final de la pandemia está aún lejano, puesto que quedan muchos países con índices de vacunación muy bajos. Con esto en mente, manejan la hipótesis, cada vez más realista, de que ciertos países con alto nivel de vacunación, como España, pasen a una fase endémica, en la que el virus SARS-CoV-2 seguirá circulando, pero con una prevalencia más baja y posibles picos estacionales, como sucede con la gripe.

Los científicos explican cómo será la posible fase de endemicidad del SARS-CoV-2, con el virus circulando pero con una prevalencia más baja y posibles picos estacionales, como ocurre con la gripe

Nos acercamos a un escenario que todos hubiésemos firmado en abril de 2020, cuando cientos de personas fallecían cada día, pero la fase endémica no deja de ser el peor final de la pandemia. El virus seguirá saturando el sistema sanitario de vez en cuando y causando COVID persistente. Con la excepción de Nueva Zelanda, los gobiernos parecen haber renunciado a la eliminación del virus. Esta se ha logrado con enfermedades como el sarampión: en los países desarrollados está bajo control y solo hay brotes puntuales, en muchos casos ocasionados por los antivacunas, como el registrado en Disneylandia (California) en 2015, con más de un centenar de casos.

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La erradicación es aún más complicada. En cuanto a enfermedades humanas solo se ha logrado con la viruela. Fue en 1980, gracias a la vacunación en todo el mundo y a que este virus carece de reservorio animal.

En animales se consiguió con la peste bovina. La OMS confía en erradicar la polio, cuya transmisión se limita a Afganistán y Pakistán. Más utópica es la extinción del patógeno, que jamás se ha conseguido, ni siquiera con la viruela, ya que hay dos laboratorios de alta seguridad, uno en Estados Unidos y otro en Rusia, que guardan muestras de este virus.

Que un virus sea endémico no significa que haya perdido virulencia

El célebre inmunólogo estadounidense Anthony Fauci dijo recientemente que el COVID-19 no debería ser considerado como la gripe, sino el sarampión, enfermedad controlada gracias a la vacunación.

Posibles finales de la pandemia

  • 1 Fase endémica: recurrencia continua

El virus sigue circulando, aunque con incidencias menores, y puede causar picos estacionales. Ejemplo: la gripe y la tuberculosis en ciertas zonas.

  • 2 Eliminación local de la enfermedad

La enfermedad está controlada en buena parte del mundo, pero las autoridades sanitarias aún la monitorizan. Ejemplo: el sarampión.

  • 3 Erradicación global de la enfermedad

La enfermedad desaparece en todo el mundo. Solo se ha logrado con la viruela en humanos y con la peste bovina en animales.

  • 4 Extinción completa del patógeno

La desconfianza ha evitado que se haya logrado. Tanto Rusia como EE UU guardan muestras del virus de la viruela en sendos laboratorios.

Las vacunas vuelven a ser la clave. Como ha dicho el médico, investigador y profesor de la Universidad de Salamanca Miguel Marcos, “el COVID-19 solo es ‘como un catarro’, tras vacunarte, pero, curiosamente, muchos que comparan el COVID con la gripe suelen minimizar la importancia de las vacunas o directamente ser antivacunas”.

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Es decir, “endémico” no es sinónimo de “inofensivo”. En este escenario el COVID-19 seguirá siendo motivo de preocupación recurrente, con posibles brotes estacionales –como la gripe o el virus respiratorio sincitial–, y las personas no vacunadas e inmunodeprimidas seguirán sufriendo enfermedad grave o muerte, y sin una cobertura vacunal amplia en otros países podrán aparecer variantes resistentes a las vacunas.

Al contrario que con el sarampión, la inmunidad no es para toda la vida

¿Por qué no es posible lograr la eliminación del COVID-19 y sí se ha logrado con el sarampión? Los estadounidenses Rustom Antia –biólogo de la Universidad de Emory en Atlanta– y Elizabeth Halloran –epidemióloga en la U. de Washington– han realizado un trabajo en el que teorizan sobre la fase endémica y sus condicionantes (Antia, R., Halloran, M.E., “Transition to endemicity: Understanding COVID-19”, “Immunity”, 2021).

Entre otros factores, explican que, mientras que el sarampión genera inmunidad esterilizante de por vida –no vuelve a padecerse la enfermedad tras una infección o tras vacunarse–, con los coronavirus la inmunidad decae con el tiempo, y lo hace a diferente velocidad: se reduce más rápidamente la inmunidad que bloquea la enfermedad que aquella que reduce su gravedad. Así, la inmunidad de rebaño es solo transitoria.

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Los investigadores advierten que el curso de la infección, el funcionamiento del sistema inmunológico y el alcance de la patología dependen en gran medida de la edad: “La demografía de la población y la edad a la que las personas contraen su primera infección desempeña un papel importante en la determinación de la carga de enfermedad”, subrayan.

Al hilo de esta idea está la posibilidad, apuntada por Ignacio López Goñi (Universidad de Navarra), de que contraer el SARS-CoV-2 siendo niños proteja de la enfermedad en la edad adulta, algo que otros especialistas, como Federico Martinón (U. de Santiago) cuestionan. Antia y Halloran mencionan el caso del OC43, uno de los cuatro coronavirus que hoy provocan resfriados y que probablemente causó la epidemia de “gripe rusa” en 1889 y 1890: fue grave en adultos en la fase epidémica y luego se suavizó. Lo que no se sabe es si esto se debió a una inmunidad adquirida mediante contagios en la infancia o a la evolución biológica del virus. Una vez más, el futuro guarda muchas incógnitas.

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