Bajo la colada del volcán de la Cumbre Vieja de La Palma se han formado al menos dos tubos volcánicos que conservan el calor y facilitan que la lava transite más fluida y a mayor velocidad hacia el mar. Estas galerías, que son habituales en Canarias, se crean cuando el material magmático que emana del interior de la tierra está muy líquido y transcurre por áreas en las que la topografía no es muy accidentada. La presencia de estos tubos volcánicos ayuda a canalizar la colada, pero a su vez hacen que la lava mantenga una temperatura elevada, por lo que avanza más rápido y alcanza cotas más bajas. El Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan) ha compartido este hallazgo en la reunión de los equipos del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), después de que la investigadora Sonia Calvari, del Istituto Nazionale di Geofisica e Vulcanologia de Italia, realizara una simulación de la evolución de las coladas, a través de imágenes satelitales, con la que concluyó que las lenguas desaparecían en determinados puntos y volvían a surgir en zonas más cercanas a la costa.

Al colapsar la pared oeste del cono volcánico, el domingo se produjo un derrame del contenido almacenado, como si se rompiera una presa. Esto generó una gran expansión de la lava y arrastró grandes bloques del edificio volcánico ladera abajo. Los científicos monitorizan y vigilan el avance de las coladas, que al ser más fluidas podrían dar lugar a algún cambio de rumbo y podrían requerirse nuevas medidas de protección civil para salvaguardar la seguridad de las personas que se pudieran ver afectadas por el cambio de ruta de la lava.

Tanto los cambios en la fisionomía del cono, con etapas de construcción y derrumbe, como los picos de explosividad son naturales dentro de un proceso eruptivo de carácter estromboliano como el de La Palma, que alterna fases explosivas, de baja o moderada intensidad, y fases efusivas, en las que se intensifica el flujo de la lava. La directora del Instituto Geográfico Nacional en Canarias, María José Blanco, explicó que han calibrado la magnitud de la explosividad de la erupción según el Índice de Explosividad Volcánica (VEI, por sus siglas en inglés), que utiliza como medida una escala que va de 0 a 8 y, en el caso de la erupción de La Palma, el valor asignado es de 2.

Durante la tarde del domingo se registró un aumento de la frecuencia e intensidad de la actividad explosiva, con duraciones de varios minutos, constatándose la emisión de bombas balísticas con un recorrido de hasta 800 metros. Esta distancia está dentro del radio de exclusión de la población, que se sitúa en los 2,5 kilómetros, pero el episodio se ha puesto en conocimiento de los científicos y personal de emergencia que trabaja en la zona.

Desde que el volcán entró en erupción, el 19 de septiembre, la lava ha ocupado 413,38 hectáreas de La Palma, 14,2 en las últimas 24 horas. El perímetro de la zona afectada por la colada es de 36,3 kilómetros, aunque dentro de ese espacio puede haber áreas que no hayan sido arrasadas, pero sí estén aisladas en medio del malpais. El ancho de la colada, en algunos tramos, alcanza los 1.250 metros, 300 más que el sábado. El director técnico del Plan de Prevención de Riesgo Volcánico (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, explicó que esto se debe a que la lava pasa por zonas del terreno que actúan como «hoyas», las rellena y cuando rebosan se genera un efecto de «vasos comunicantes».

La lava ha engullido 1.046 edificaciones, mientras que otras 128 pueden estar parcialmente afectadas, según los últimos datos recabados por los satélites del programa europeo de vigila terrestre, Copernicus, que corresponden a la madrugada del domingo. La red viaria de La Palma sufre diversos cortes por el avance de las lenguas de material magmático, que ya ha arrasado 33,2 kilómetros, de los cuales 30,7 se encuentran completamente destruidos. Copernicus cifra en 4.819 hectáreas el territorio cubierto por las cenizas. La intensa nubosidad que ha predominado en el valle de Aridane hizo imposible que los satélites actualizaran los datos durante la madrugada del lunes.

La fajana, que comenzó a formarse el martes en el litoral palmero cuando la colada llegó al mar después de diez días engullendo viviendas e infraestructuras, mide ya 37,2 hectáreas, 8,2 más que la jornada anterior. El choque término entre la lava y el agua del mar genera un penacho marino de vapor de agua y ácido clorhídrico (HCl) que se concentra en el entorno del contacto. La evolución de la creación del delta es vigilada por varios barcos científicos, de ámbito regional y nacional, que miden los niveles de dióxido de carbono (CO2), HCl y dióxido de azufre (SO2) en la zona.

Ayer se observaban varios centros activos en el interior del cráter principal, dos de ellos situados en el noroeste del lateral del cono. No obstante, el Pevolca no descarta la aparición de nuevos centros de emisión en el entorno. Según las últimas mediciones, el volcán emitió el domingo 16.700 toneladas de SO2, un valor superior al día anterior. Asimismo, la emisión difusa de CO2 por todo el área de Cumbre Vieja arroja un valor de 1.718 toneladas diarias. Los valores de CO2 bajos se siguen manteniendo en cuanto a calidad del aire en todas las estaciones de la isla, salvo picos puntuales en Los Llanos y El Paso, pero de baja intensidad y lejanos a los umbrales establecidos en la normativa en vigor. Respecto a las partículas de menos de 10 micras (PM10), se midieron valores inferiores respecto a días interiores, aunque se volvió a superar el umbral diario en la estación de Los Llanos, con un promedio de 96 microgramos por metro cúbico.

1.046 edificaciones engullidas

La columna de cenizas y gases alcanzó una medida de 4.500 metros de altura. El Pevolca prevé que el viento lleve el penacho de cenizas y gases hacia el sur-suroeste de La Palma. Así, la zona de La Palma más afectada por la caída de cenizas será precisamente la vertiente sur-suroeste. La orientación prevista del penacho volcánico es favorable para la operatividad de los aeropuertos canarios. Además, una masa de aire marítima y húmeda entrará en las Islas, lo que ayudará a disminuir la estabilidad atmosférica y favorecerá la calidad del aire. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ofrece desde ayer información en tiempo real sobre la calidad del aire en La Palma a través del Índice Nacional de Calidad del Aire (ICA), que permite comprobar los parámetros que marcan las estaciones de medición de la red nacional de vigilancia.

Morcuende quiso transmitir un mensaje de tranquilidad sobre el aumento de la sismicidad en la zona sur de La Palma. Según detalló en la rueda de prensa posterior a la reunión del Pevolca, el enjambre sísmico «ha viajado» hacia la zona en la que se detectó una semana antes de que se iniciara la erupción y aclaró que los movimientos se están produciendo en niveles profundos de la corteza, entre los 10 y los 20 kilómetros. «No estamos hablando de sismicidad superficial que pueda dar lugar a otros fenómenos ni tenemos que temer, en principio, ninguna nueva boca consecuencia de esta sismicidad», señaló. En las últimas horas se han producido decenas de eventos de magnitud superior a 3, lo que aumenta la probabilidad de que se registren más terremotos sentidos por la población y de que puedan originarse pequeños derrumbes. La sacudida de más intensidad se produjo en la Villa de Mazo y fue de 3,7 grados.

Los vecinos evacuados de los barrios situados a más de 1,5 kilómetros de la colada y fuera de la zona de seguridad pudieron acceder ayer a sus viviendas para recoger enseres y objetos personales. El Cabildo de La Palma se aseguró de que la entrada fuera controlado, por las vías habilitadas y siempre bajo la vigilancia y acompañamiento de las fuerzas de seguridad encargadas del dispositivo. El domingo tuvo que suspenderse esta operativa ante el empeoramiento de la calidad del aire, lo que obligó asimismo a la retirada del personal científico y los equipos de emergencia que estaban próximos al volcán.