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Volcán en La Palma

Cuatro cruceros anulan su escala de octubre en La Palma por el volcán

Canarias pide ayuda al Estado para que medie ante la posibilidad de nuevas cancelaciones

Los vecinos retiran la ceniza que ha cubierto toda La Palma

Los vecinos retiran la ceniza que ha cubierto toda La Palma Video: Agencia Atlas | Foto: EP

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Los vecinos retiran la ceniza que ha cubierto toda La Palma Jorge Dávila

Los daños colaterales por la erupción del volcán de La Palma ya ponen en rojo las cifras de la economía palmera. Muchos son los sectores que están contra la espada y la pared por los devastadores efectos de las coladas de magma que fluyen desde Montaña Rajada hasta el litoral de Tazacorte, uno de ellos condiciona directamente a la actividad crucerística que se impulsa desde el puerto de Santa Cruz de La Palma: cuatro cruceros ya han anunciado a sus clientes la cancelación de la escala que habían programado para este mes en la capital palmera.

El Ventura (1.800 pasajeros), el Silver Spirit (350), Sea Ventura (110) y el Silver Shadow (230 pasajeros) buscarán otras alternativas en el Archipiélago después de descartar un desembarco en la Isla Bonita. Las pérdidas iniciales a las que se enfrentan los comerciantes palmeros equivalen a dejar de atender las necesidades de 2.480 cruceristas y en torno a un millar de personas que conforman las diferentes tripulaciones.

A pesar de que todavía quedan fechas para que se produzca el atraque de al menos tres de las embarcaciones que tenían como destino Santa Cruz de La Palma –el Silver Spirit, el Sea Aventura y el Silver Shadow–, ya se ha informado a las autoridades portuarias de los cambios de planes que han introducido en sus rutas. Estas decisiones han originado una enorme preocupación debido a las oportunidades de negocio que se van a perder en las tres próximas semanas.

En las últimas fechas ha habido contactos entre las partes para trasladar que la situación en la Isla es segura y que el riesgo del volcán es mínimo. Incluso, en algún caso se ha vendido la oportunidad de vivir sobre el terreno una la experiencia de ver un volcán en plena erupción, pero la negativa de las navieras a ir a La Palma han elevado aún más los niveles de alerta ante lo que podría ser considerado como un efecto contagio. Y es que ante la posibilidad de que pierda una fuente de ingresos en el próximo mes y medio, elementos claves de la economía palmera han reclamado ayuda al Gobierno de Canaria, y en algunos casos a la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, para que ejerzan de mediadores frente a la posibilidad de que lleguen nuevas cancelaciones. Esta situación se agrava con las limitaciones aéreas internacionales que se están acumulando en el aeropuerto de Mazo (pérdida de conexiones después de la pandemia y jornadas adversas como la que se vivió ayer por efecto de la lluvia de cenizas).

Frente al titánico esfuerzo que se está realizando desde Canarias para que no sigan cayendo los cruceros, algunas de las respuestas recibidas van en la línea de que en estos momentos las comunicaciones por carretera en La Palma son «bastante deficientes».

Con más de 30 kilómetros de asfalto destrozados por el implacable avance de las coladas, los turoperadores entienden que los tiempos de desplazamiento van a crecer considerablemente y que en la actualidad las prioridades en la Isla son otras: atender la emergencia social que se genera en torno a los vecinos que han tenido que ser desalojados de sus viviendas. Durante las reuniones previas a las cancelaciones de los cuatro cruceros se hizo referencia a la «situación de normalidad» que existe en las zonas que se encuentran alejadas de la actividad magmática originada en las primeras horas de la tarde del pasado 19 de septiembre.

Pequeños comerciantes, restauradores y taxistas son los que más «quejas» han expresado tras conocerse que Santa Cruz de La Palma se quedará sin cruceros este mes.

Un doble «efecto mirón»

Cuando la ministra Reyes Maroto declaró que la erupción de La Palma había que darle una oportunidad como «reclamo turístico» aún no era consciente de la que se le venía encima. Las críticas le llovieron por todas partes con la misma intensidad con la que ayer caían las cenizas sobre la plataforma y pista del aeropuerto de La Palma, pero lo cierto es que su apresurado e inoportuno análisis impulsó un «efecto mirón» que ha tenido un comportamiento bipolar. Por un lado, el Centro de Iniciativas Turísticas de La Palma calcula que las reservas de octubre van a caer entre un 60 y 80% debido a los problemas de comunicación que se acumulan en el día a día.

Pero el volcán también ha tenido unos picos hipnóticos que atraparon la curiosidad de mucha gente: en los primeros cinco días de erupción la ocupación de camas turísticas –entre las que no se contabilizaron las que se cedieron a las personas que fueron desalojadas de sus viviendas– superó el 90%. La pérdida de 2.480 cruceristas en este mes suponen una sangría para la economía local, pero hay voces como la de Tomás Barreto, presidente de la Federación de Empresarios d La Palma (Fedepalma), que prefieren dejar una puerta entreabierta a la esperanza: «Si esto obedece a una situación puntual que se ha generado por la crisis volcánica es entendible, a pesar del daño económico que nos va a hacer, pero lo importante es mantener la unidad y saber que de esta tenemos que salir juntos y más fuertes», asegura sobre un problema que repercute en toda la isla. Porque «el crucerista que llega a Santa Cruz de La Palma también coge un coche para hacer sus compras en Mazo, Los Llanos de Aridane o Los Sauces», enumera, no sin olvidar que «cualquier ayuda nos viene bien para intentar recuperar cierta normalidad en el menor tiempo posible».

Teniendo en cuenta el valor estratégico que tienen los turistas de cruceros en el tejido económico palmero –el año pasado visitaron la Isla 70.656 crucerista, lo que supuso una caída del 71,34% en relación al acumulado de 2019–, muchas de las peticiones que se están trasladando estos días a los políticos que visitan la zona cero de la erupción es la «imperiosa necesidad de volver a comunicar la Isla». Ese es el punto de partida desde el que se quiere refortalecer uno de los pulmones financieros de La Palma. El otro, sin duda, hay que buscarlo en el interior de las extensiones agrarias que han sido arrasadas o acorraladas por las coladas. Ahí se espera como agua de mayo (y no solo por la activación de las desaladoras de Puerto Naos) que empiecen a llegar las ayudas.

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