La serie de Netflix ‘El juego del calamar se ha convertido en un fenómeno a nivel mundial. No solo por sus datos de audiencia, que han superado a cualquier estreno de esta plataforma, sino también por las conductas de imitación violentas que nuestros hijos e hijas reproducen tras ver la serie. Además, ha abierto el debate sobre el impacto de la violencia de los medios audiovisuales en los niños y sobre la utilidad de sistemas de calificación por edades o controles parentales.

En una entrevista en COPE Canarias, Naila Hernández, una maestra de Gran Canaria, ha manifestado un caso que ocurre en relación a esta serie en el centro en donde trabaja, ya que una menor de 10 años a la que imparte clase le argumentaba que es “más divertido” jugar a los juegos que se incluyen en la serie, ya que en sus versiones “tradicionales” no se mata a personas. [Escuche la entrevista completa].

“Le dije que en vez de a luz verde-luz roja podrían jugar al '1-2-3 caravana mía es' de toda la vida. Su respuesta fue que no, porque ahí no se mata”, afirmó. 

No es una serie para niños. No saben diferenciar entre lo que está bien o mal. Nosotros sabemos que es ficción, pero un niño puede normalizar este juego con violencia”, manifiesta.

La docente culpa a los padres de los menores de estas actitudes y resalta la importancia de controlar a los progenitores sobre que clase de contenido ven sus hijos en la televisión.