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Volcán en Canarias

La milagrosa Señora de Los Volcanes tiende su manto sobre Lanzarote

La Isla vivió dos procesos eruptivos y en ambos casos la virgen ofició de auxiliadora

La Cruz de Los Dolores junto a la ermita del mismo nombre. | | E.D.

Las crónicas cuentan que aquel 1 de septiembre de 1730 dio comienzo una temible erupción volcánica en Timanfaya, que atemorizó a todos los habitantes y que se prolongó durante nada menos que seis años, hasta su conclusión, el 16 de abril de 1736. El párroco de Yaiza, Andrés Lorenzo Curbelo, dejó testimonio de los acontecimientos desde el comienzo de las erupciones. Y decía así: «El 1º de Septiembre (de 1730) entre las nueve y diez de la noche la tierra se abrió de pronto cerca de Timanfaya a dos leguas de Yaiza. En la primera noche una enorme montaña se elevó del seno de la tierra y del ápice se escapaban llamas que continuaron ardiendo durante diez y nueve días». En el año 1736, un franciscano convocó al pueblo conejero para organizar una procesión precedida por la imagen de la Virgen de los Dolores de Tinajo, cuyo motivo era dirigirse a las corrientes de lavas. La procesión se situó justo en la montaña de Guiguán y allí hicieron un voto de promesa: construir una ermita a la Virgen de Tinajo si se conseguía detener las tan temibles lavas. Un individuo, abrazado a una cruz de madera, se adelantó al magma y clavó la cruz. El río de lava llegó a los pies de la cruz y se detuvo. Las promesas hechas a la Virgen se olvidaron días después con la tranquilidad inesperada. Y dice la tradición que. en 1774, una pastorcilla llamada Juana Rafaela Acosta recibió el encargo por parte de la Virgen de de que les recordara a los vecinos que cumplieran la promesa incumplida de construir la ermita. A partir de entonces todos los vecinos se afanaron por construirla y quedaría abierta al culto hacia 1781.

Representación de los autos sacramentales junto a la ermita de Los Dolores que escenifica las erupciones volcánicas en Lanzarote y las rogativas de los vecinos. La Voz de Lanzarote

Una segunda erupción volcánica tuvo lugar el 31 de julio de 1824 en la Capellanía del Clérigo Duarte, entre los núcleos de Tao y Tiagua (municipio de Teguise) provocó que los vecinos elevaran rogativas a la Virgen de Los Dolores, de manera que en fervorosa procesión encaminaron sus pasos hacia el Santuario de Nuestra Señora de los Dolores, y ante Ella postrados invocaban su auxilio, para evitar que la lava arrasara tanto sus bienes como sus cultivos.

Un individuo se abrazó a una cruz de madera y la clavó en la colada, que se detuvo

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Los habitantes salieron nuevamente en procesión desde Guiguan hacia la Vegueta y al llegar a las faldas de Tamia, puestos de rodillas, imploraron a la Virgen para que sus tierras no fueran devastadas. Al poco tiempo, del cráter empezaron a salir columnas de humo, terminando así el fenómeno. Después de este nuevo milagro, la Virgen de Los Dolores fue proclamada Señora de los Volcanes.

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