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Volcán de Canarias | Fallecidos en erupciones

El futuro del volcán de La Palma en ocho claves

Cuando la emisión de lava disminuya drásticamente y se mantenga así una semana o dos se podrá decir que la erupción se está calmando

Las coladas del volcán de La Palma siguen avanzando sembrando destrucción a su paso

Las coladas del volcán de La Palma siguen avanzando sembrando destrucción a su paso Agencia ATLAS | EFE

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Las coladas del volcán de La Palma siguen avanzando sembrando destrucción a su paso Valentina Raffio

La erupción del volcán localizado en la zona de Cumbre Vieja, en La Palma, se inició el 19 de septiembre en el paraje de Cabeza de Vaca. Era la primera que acontecía en la isla desde la del Teneguía de 1971.

Ya ha pasado más un mes del estallido del volcán de La Palma. Mientras la tierra ruge y sigue escupiendo fuego, los expertos creen que esta erupción aún está lejos de llegar a su fin. Domingo Gimeno, catedrático de Geología de la Universitad de Barcelona (UB), y Janire Prudencio Soñora, profesora de Geofísica Volcánica de la Universidad de Granada (UGR), explican ocho claves para entender el futuro de esta erupción.

1 ¿Cuándo llegaron las primeras señales de alerta?

«La primera llegó entre 2017 y 2018, cuando se registraron una serie de enjambres sísmicos en La Palma», explica Prudencio. Tras unos años de relativa calma, las alertas se volvieron a encender en septiembre de 2021, cuando un nuevo enjambre sísmico dejó hasta 25.000 temblores de baja intensidad en tan solo una semana y causó una deformación del suelo de más de 10 centímetros. «Cuando la actividad sísmica se intensifica y los temblores detectados son cada vez más superficiales, la probabilidad de que ocurra una erupción está cada vez más cerca», argumenta Prudencio.

2 ¿Cómo puede evolucionar esta erupción?

La respuesta rápida es que no se sabe. Para entender el porqué de esta incertidumbre, Gimeno invita a pensar en este volcán como un intrincado sistema de cañerías subterráneas que canalizan el magma desde el interior de la tierra hacia la superficie. No conocemos su estructura, por lo que es imposible saber cuánto material hay, pero gracias a los registros sísmicos podemos estimar cómo avanza la erupción y qué recorrido está tomando el magma. «Durante algunos días se está detectando actividad sísmica a 12 y a 40 kilómetros de profundidad, en un punto más al sur de la boca principal del volcán. Esto nos indica que debe de haber un embalse de magma que está intentando buscar salida», comenta el científico. La pasada semana, de hecho, la apertura de una nueva boca eruptiva al sudoeste confirmó este pronóstico. Según recoge uno de los informes del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), la erupción sigue alternando fases explosivas y fases efusivas. En estos momentos predomina la efusiva, caracterizada por una mayor emisión de lava (que se dirige hacia el mar a través de diversos barrios) y una menor expulsión de piroclastos y cenizas.

3 ¿Cuáles son los principales puntos de riesgo?

La boca del volcán y las coladas de lava, que siguen abriéndose paso por el terreno, siguen siendo las zonas de mayor riesgo de toda la isla. Más allá de estos puntos, en los que se centran todos los planes de evacuación, Prudencio apunta a dos factores de riesgo más que cabe tener en cuenta de cara a la seguridad de los isleños. La lluvia de cenizas, protagonizada por minúsculas rocas volcánicas, podría acumularse y causar daños en infraestructuras y hogares alejados del epicentro de la erupción. Por eso mismo hay que extremar las tareas de limpieza en las zonas afectadas por este fenómeno. También hay que vigilar el efecto de los gases volcánicos, que pueden recorrer largas distancias y provocar desde problemas respiratorios a irritación en los ojos.

4 ¿Es cierto que existe un riesgo de tsunami?

No. Ambos científicos lanzan un rotundo no. «Ahora mismo es más probable que te alcance un rayo que la erupción del volcán de La Palma provoque un tsunami», ilustra Gimeno. Según explica Prudencio, para que ocurriera un tsunami deberían producirse una serie de escenarios que, en estos momentos, son casi imposibles. Haría falta un terremoto de enorme magnitud (que difícilmente se daría en una zona como Canarias, donde no hay ninguna falla terrestre) y que viniera acompañado de un enorme desprendimiento de tierra (equivalente al desplome instantáneo de media isla de La Palma) para provocar un tsunami. La posibilidad de que esto ocurra es tan remota que roza lo imposible. «Estamos muy lejos de que se produzca algo así. Alimentar el miedo a un tsunami es una irresponsabilidad porque, además de ser falso, contribuye a alimentar el miedo en personas que están asustadas y que ya han perdido mucho», reflexiona Gimeno.

5 ¿Hay alguna conexión entre esta erupción y otras que están ocurriendo en el mundo?

«No. Es pura casualidad. Las erupciones de estas últimas semanas han ocurrido en contextos geodinámicos completamente diferentes y no tienen nada que ver entre sí», zanja Prudencio. Según explica la científica, se estima que cada año ocurren alrededor de 50 erupciones volcánicas repartidas por el globo. Si a esto le sumamos que algunos volcanes como el Etna destacan por ser muy activos, la coincidencia entre erupciones resulta casi natural. «Ahora mismo podemos tener la sensación de que hay más erupciones volcánicas y terremotos por el mundo porque la erupción de La Palma nos ha puesto en alerta. Estamos más susceptibles a este tipo de noticias, pero las erupciones siempre han estado allí. Lo que pasa es que antes no les hacíamos demasiado caso», comenta la sismóloga.

6 ¿Cuánto tiempo podría durar esta erupción?

Se trata de una cuestión que es imposible saber con total certeza. Según explica Gimeno, los volcanes canarios (y más específicamente los de tipo estromboliano) pueden seguir activos durante varios meses. En 1949, la erupción del volcán de San Juan, también en La Palma, duró 42 días (desde el 24 de junio hasta el 4 de agosto). La elevada tasa de emisión del nuevo volcán de la zona de Cumbre Vieja hace prever que su erupción podría ser mucho más duradera que la de su antecesor. Aunque por ahora, argumentan los expertos, sería arriesgado dar una previsión exacta de su duración. Gran parte de la incertidumbre se debe a la falta de una estimación precisa de cuánto magma hay bajo este volcán. «Al principio se estimó que podría haber una decena de millones de metros cúbicos, pero unas semanas después de la erupción vemos que ya se han sobrepasado los 60 millones y que todavía queda mucha erupción por delante», ilustra Prudencio. «Si no sabemos cómo es el interior del volcán y cuánto material magmático almacena es complicado saber cuánto tardará en vaciarse y acabar la erupción», comenta la científica.

7 ¿Cuándo sabremos que la erupción ha terminado?

Gimeno explica que hay al menos dos factores que ayudarán a prever el fin de esta erupción: la actividad sísmica (sobre todo en superficie) y la expulsión de lava. «Cuando disminuyan drásticamente y se mantengan así durante una semana o dos, probablemente podamos decir que la cosa se está calmando. El fin de esta erupción difícilmente llegará de un día para otro», comenta el investigador. Hasta entonces, explica, no podemos interpretar un día de calma como el fin de este proceso.

8 ¿Cuánto tardará la isla en volver a la normalidad después de la erupción?

Esta incógnita dependerá, por una parte, de la gestión que se haga de los planes de recuperación y, por la otra, del escenario que deje el suelo volcánico de La Palma. Según explica Gimeno, el primer factor a tener en cuenta es que las coladas podrían tardar varios meses en enfriarse del todo. En los puntos donde la lava ha superado incluos los cincuenta metros de altura, habrá que esperar hasta un año antes de plantear cualquier plan urbanístico.

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