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Igualdad
María Eugenia Rodríguez Comisión de la mujer en el Parlamento Europeo

«En los consejos de administración de la Unión Europea solo hay un 7,5% de mujeres»

La eurodiputada y vicepresidenta de la Comisión de la Mujer en el PE, María Eugenia Rodríguez Palop, ayer.

La eurodiputada y vicepresidenta de la Comisión de la Mujer en el Parlamento Europeo, María Eugenia Rodríguez Palop, participó ayer en los ‘Diálogos sobre el futuro de la Igualdad’. 

La promoción de mujeres a altos cargos, ¿es satisfactoria o decepcionante en cuanto al ritmo y el número?

Es completamente decepcionante. En los consejos de administración en la Unión Europea ahora mismo, según la estrategia de igualdad, hay un 7,5% de mujeres y, como directoras, ejecutivas, un 7,7%, muy bajo. Según el EIGE, el instituto sobre la igualdad de género de la UE, avanzamos a pasos de tortuga. Hay dos directivas paradas en el Consejo Europeo de 2012 y una de ellas tiene que ver con el acceso de las mujeres a altos cargos ejecutivos. Planteaba una heterogeneidad en los consejos porque indicaba lo del 40-60, que las empresas fueran corrigiendo siempre en favor del género menos representado y esa directiva, aparentemente, bastante inocua, está parada. No la hemos conseguido desbloquear. Están los mismos gobiernos que bloquean la ratificación del Convenio de Estambul y son una piedra en el zapato para el avance de las mujeres. Por ejemplo, Bulgaria, República Checa, Eslovaquia, Letonia o Lituania, es decir, los de siempre… Hungría o Polonia que ratificó el Convenio ahora se quiere salir, de modo que básicamente son gobiernos que están en contra de las mujeres, no solo de que puedan acceder a puestos ejecutivos, como indica esa directiva sino, en general, de cualquier política favorable a las mismas. La muestra es que también se oponen a la ratificación del Convenio. 

¿En qué plazo se puede esperar la plena igualdad?

Leí en el informe de este año, también del EIGE, que se necesitarían unos 60 años aproximadamente, para hablar de igualdad plena en la UE. No hay ningún país que cumpla con todos los requisitos para hablar de ella entre hombres y mujeres. 

En la Eurocámara, ¿cuál es ahora el porcentaje de diputados y diputadas?

Estamos en un 39,6% aproximadamente de mujeres porque en la última legislatura de 2019 entraron bastantes. No es un mal porcentaje. Sin embargo, hay un estudio del Parlamento que demuestra que estamos sometidas a índices altísimos de acoso, violencia sexual, física y psicológica, más cuando se trata de diputadas de menos de 40 años vinculadas a la lucha contra la desigualdad de género, es decir, que somos muchas mujeres, pero en peores condiciones, además de tener cargos de responsabilidad bastante menores. Numéricamente se ha mejorado, pero no cualitativamente. 

«Se necesitarán 60 años para hablar de igualdad plena en la UE; ningún país cumple los requisitos»

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Como vicepresidenta de la Comisión de la Mujer en el Parlamento Europeo, ¿qué directrices defiende a día de hoy?

Para nosotras ha sido muy importante participar en el informe que se ha hecho sobre la estrategia de igualdad por ser muy avanzada y progresista respecto de otras del pasado. Nos hemos comprometido, en primer lugar, en la lucha contra la violencia de forma integral, como viene en el Convenio de Estambul. Como decía, hemos apostado por que la violencia de género fuera considerada un eurodelito, que es lo que la Comisión necesita para hablar de una directiva general contra la violencia de género, dado que el Convenio está parado. En términos de cuidado queremos que se vaya más allá de la directiva de conciliación, que no se ha implementado en todos los estados ni siquiera siendo muy esquelética. Queremos una estrategia europea de cuidados, lo cual ha dicho también Úrsula von der Leyen, lo que significa invertir en servicios sociales, de cuidado, de corta y larga duración, públicos y accesibles para descargar a las mujeres de esas tareas domésticas que absorben buena parte de su tiempo. Queremos la corresponsabilidad del Estado y de las empresas en las cuestiones de cuidado. Por eso hemos apostado por una directiva de transparencia salarial y esa directiva de salario mínimo que favorece especialmente a las mujeres. La de salario mínimo porque somos las que lo recibimos y la de transparencia porque sin ella no podemos evaluar ni luchar contra la brecha salarial de género. Esos son los ejes principales, la cuestión del empleo, de los cuidados y de la violencia. 

¿Todas las decisiones de Bruselas serán de obligado cumplimiento en España?

Todas, no, pero las que sean reglamentos y directivas, por supuesto que sí. Lo que esperamos es que las cuestiones que ahora mismo estamos debatiendo en el Parlamento respecto de mujeres se conviertan en normas completamente vinculantes. Por ejemplo, queremos que las directivas de transparencia salarial y salario mínimo sean vinculantes para las empresas que se puedan someter a sanciones en caso de incumplimiento de la legislación laboral. Esto ya lo estamos consiguiendo en España y queremos que se haga en Europa. De hecho, el Ministerio de Trabajo nacional, en este sentido, es un ejemplo a seguir. Como eurodiputadas españolas defendemos los avances en España en esta legislatura respecto de esta cuestión porque las empresas han sido siempre un caballo de batalla tremendo, se ha pensado siempre que esta cuestión de la igualdad afectaba estrictamente al ámbito público y no es así. Los derechos de las mujeres son fundamentales, tienen también una implicación horizontal y, por tanto, en el sector privado se tienen también que cumplir y este tiene que ser también respetuoso con ellos. 

¿Cree suficientes las penas impuestas a la violencia de género?

Sí creo que son suficientes en este país. El problema es que la Ley de Violencia de Género interna, que ha sido revisada con el pacto estatal, no existe en otros países. En eso también somos bastante pioneros. Parece que España estuviese muy a la cola en la lucha de la violencia de género y no es así. En la mayor parte de los países de la UE no existe una Ley al respecto. De hecho, solo se habla de violencia doméstica en diez países y, en la mayoría, se subsume la violencia de género en otros tipos penales, como puede ser lesiones, homicidios y demás, de manera que queda completamente oculta. Esa es una de las razones por las que hace falta una directiva integral porque no hay una homogeneidad entre los tipos penales en los distintos países y lo que aquí se llama violencia de género en otro lugar, no, por lo que sí hay una gran insatisfacción si se abre el prisma y se habla de la UE.

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