Los seísmos asociados a la erupción de Cumbre Vieja localizados a gran profundidad -más de 20 kilómetros- han registrado el mayor número y magnitud desde el comienzo del proceso eruptivo, lo que provoca una probabilidad muy alta de que en las próximas horas o días se produzcan terremotos percibidos por la población con una intensidad V o VI.

La portavoz científica del Pevolca, María José Blanco, ha indicado este jueves en rueda de prensa posterior a la reunión de los comités científico y técnico que en las últimas horas se ha incrementado tanto el número como la magnitud de la sismicidad profunda, un repunte confirmado este jueves y el mayor desde el inicio de la erupción, el pasado 19 de septiembre.

El sismo de mayor, registrado a las 03.37 horas, ha alcanzado la magnitud 5 e intensidad IV a V, con epicentro a 36 kilómetros de profundidad.

Francisco Prieto, de la dirección técnica del Pevolca, ha precisado que, pese a esta consolidación del aumento de la sismicidad profunda, la emisión de dióxido de azufre ha remitido a lo largo de esta jornada, con valores que oscilan entre las 13.000 y las 15.000 toneladas diarias, que de todos modos representa valores altos.

Pero la tendencia a la baja desde las 50.000 toneladas diarias del 23 de septiembre no se ha roto.

Al respecto, María José Blanco ha precisado que no hay una explicación científica que unifique todos estos datos y no hay una relación “ni fácil ni evidente”, como tampoco hay un modelo que permita establecer un vínculo directo entre la sismicidad y la emisión de gases.

Sí que se ha constatado que cuando hay una serie sísmica a profundidad aumenta la probabilidad de que en las próximas horas o días se produzca un terremoto percibido como de intensidad V o VI, ha continuado la portavoz científica, que también ha aludido a que se está produciendo un nuevo desbordamiento en la zona del cono que contiene un lago de lava.

De momento, las coladas llevan una evolución tranquila, con el magma discurriendo dentro de los mismos cauces y sin derrames al exterior, salvo en el caso de la ampliación del segundo delta lávico (denominado D2) en la playa de Los Guirres, que avanza perpendicular a la línea de costa y que se ha solapado con el delta lávico ya existente (al que el Pevolca llama D1).

La columna de gases y cenizas que sale del volcán alcanza los 2.500 metros de altura, pero los vientos de componente este empujan el penacho al oeste y suroeste, lo que favorece tanto las operaciones aéreas como la calidad del aire, a lo que ayuda que la inversión térmica no baja de los 1.500 a 1.800 metros.

Aun así, ha habido alguna superación de umbrales por la presencia de dióxido de azufre en Puntagorda y por partículas PM10 en Los Llanos de Aridane, pero en general la calidad del aire está en niveles buenos o razonablemente buenos.

La lava ocupa ya 1.005 hectáreas, con 1.456 edificaciones afectadas, 290 hectáreas de cultivo arrasadas y 65 kilómetros de carreteras destruidos, de ellos 10 kilómetros de la red insular y el resto travesías y otros viarios municipales.

Amílcar Cabrera, coordinador del grupo de servicios esenciales del Pevolca, ha explicado que se ha habilitado una amplia superficie en el cruce de San Nicolás, donde se juntan las carreteras LP-2 y LP-211, como depósito de cenizas, un lugar resguardado para poder tenerlas controladas a la espera de que en el futuro se les dé la máxima utilidad, puesto que es un producto reutilizable.

También se han fijado las ubicaciones en las que Endesa instalará dos estaciones de generación eléctrica de 9 y 4 megavatios para garantizar la estabilidad del sistema eléctrico de la isla.