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Crisis del coronavirus | Opinión de los expertos

“Quizá no haya otra pandemia así hasta dentro de cien años”

Adolfo García-Sastre en su laboratorio del Hospital Monte Sinaí en Nueva York.

Madrid se prepara para acoger, entre los próximos días 19 al 20 de noviembre, el World Pandemics Forum (WPF), el primer congreso mundial de pandemias en el que se darán cita algunos de los más reputados expertos en salud pública a nivel global. Entre ellos, el renombrado científico español Adolfo García-Sastre (Burgos, 1964), quien se convirtió en uno de los rostros más mediáticos de la crisis sanitaria. García-Sastre, profesor en el departamento de Microbiología y director del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes de la Escuela de Medicina en el Hospital Monte Sinaí de Nueva York, pide no cometer los mismos errores ante una crisis que era impredecible: «Quizá no tengamos una pandemia como esta hasta dentro de otros cien años», augura. Pero, advierte, si a las generaciones venideras se les olvida lo sucedido «y nos pilla sin tener la infraestructura necesaria para poder responder, nos ocurrirá lo mismo».

Usted es uno de los supervisores del primer congreso mundial de pandemias que se celebra en unos días en Madrid. ¿Qué se espera de ese encuentro internacional?

Van a ser dos días en los que personas que representan distintos ámbitos –clínico, investigador, social...– que tienen importancia con respecto a lo que ha ocurrido con esta pandemia, tanto para frenarla como para responder a ella, nos juntamos para ver qué tipo de cosas han funcionado y las que no. Y, sobre todo, cómo se puede pensar en qué es lo que nos falta hacer para terminar con la crisis y estar mejor preparados para las que puedan venir en un futuro. Aspectos que tienen que ser considerados todos ellos porque al final es una tarea conjunta de todos los sectores de la sociedad, incluido el público.

Desde la perspectiva de lo vivido, ¿qué ha funcionado durante la emergencia sanitaria?

Ha habido una gran cooperación científica y eso ha dado lugar a que se hayan hecho avances muy rápidos, por ejemplo respecto a las vacunas y a conocer mucho más de este virus. Qué tipo de variantes están apareciendo, por qué aparecen, qué nos podemos esperar de esas variantes... Eso ha sido gracias a la cooperación internacional. Ha dado lugar a que aprendamos mucho y muy rápidamente. Por ejemplo, no tenemos tratamientos muy efectivos, pero se trata mucho mejor a una persona en el hospital de lo que se trataba al principio de la pandemia.

En el extremo contrario, ¿qué se ha hecho mal?

Poner medidas efectivas para poder frenar los contagios, la falta de medios para poder implementar medidas como el diagnóstico, la falta de trajes de protección, los problemas legales surgidos de si se pueden imponer o no distintas normas de comportamiento según la normativa de cada país... Así como también la falta de cooperación entre los propios países, incluso entre los políticos dentro de un mismo país. Parecía que estaban peleándose unos contra otros en vez de estar unidos para hacer frente a un enemigo común. Luego, por supuesto, los problemas en las naciones en vías de desarrollo que no tienen todavía acceso a las vacunas que deberían tener.

De cara al futuro, ¿qué es lo que más le preocupa?

Que nos olvidemos de lo que ha pasado y nos vuelva a pasar esto sin estar preparados por la cantidad de vidas que se pierden. Es muy difícil evitar una pandemia porque son impredecibles, no sabemos qué virus las van a causar exactamente. No se pueden evitar del todo y hay que estar preparados para afrontarlas. Quizá no tengamos una pandemia como esta hasta dentro de otros cien años. Quizá no la veamos, espero que no; no lo sabemos, pero sí seguramente las generaciones futuras en algún momento la verán y si se ha olvidado y nos pilla sin disponer de la infraestructura necesaria para poder responder, nos ocurrirá lo mismo. Espero que no suceda.

Precisamente en estos días, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, se mostraba contrario a suministrar una tercera dosis a la población general y abogaba por entregarlas a los países en vías de desarrollo.

Creo que debería hacerse todo lo posible por tener acceso global a las vacunas. El que se estén usando para terceras dosis no significa que si no fuera así, todo el mundo tuviera esa posibilidad. El problema persiste, porque no es solo que se manden a los sitios donde más se necesitan, también es un asunto de distribución. Además, en estos países hay más problemas de salud que la vacunación covid, por ejemplo el sarampión que mata a niños en África. La ayuda no debería detenerse en ayudarlos durante la pandemia. Hay que intentar solucionar los problemas que tienen ahora mismo.

«Trabajamos en una vacuna frente al covid fácil de producir y más barata»

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Usted trabaja con su equipo (Peter Palese, profesor y presidente del departamento de Microbiología, y Florian Krammer, profesor de vacunación en el Monte Sinaí) en una vacuna frente al covid-19. ¿En qué consiste?

Hay muchas más vacunas en estudio además de las ya disponibles. Lo importante es que alguna de esas vacunas, eficaces y seguras, sean más fáciles de poder usarse en países en vías de desarrollo porque son más fáciles de producir a nivel local. Las de ARN mensajero (ARNm) son tecnología muy nueva y no hay tantos países preparados para producirlas, incluso si se liberalizan las patentes. Hay que enseñar a la gente cómo fabricar la vacuna y distribuirla. La tecnología que nosotros usamos es un vector vacunal (un virus de aves) similar al adenovirus. El método de producción es igual al de las vacunas de la gripe. Es segura de usar y se puede producir muy fácilmente.

¿En qué punto está su desarrollo?

Estamos en los ensayos clínicos gracias al apoyo de distintos gobiernos. Hemos hecho las semillas vacunales y las hemos transferido a distintos países que han mostrado interés. Ha sido posible en Tailandia, Vietnam, Brasil y México. Los cuatro están trabajando de forma independiente entre ellos. Los estudios más avanzados son los que se están efectuando en Vietnam, donde están empezando ya los ensayos de fase 3 para ver la eficacia. Lo más difícil es conseguir suficiente número de personas todavía no vacunadas y con riesgo de contagiarse. Si avanzan esos estudios, podría estar aprobada para principios del próximo año. Se producirá de modo más fácil y será más barata. Su precio será de menos de un dólar mientras que las vacunas que hay ahora cuestan entre 20 y 40 dólares. La otra ventaja de esta vacuna que desarrollamos es que es estable a temperatura de refrigeración, no es necesaria la congelación, por lo que es más fácil de distribuir.

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