El catedrático de la ULPGC, José Mangas difunde el trabajo y la constancia de los numerosos grupos de científicos que contribuyen día a día a arrojar luz sobre la erupción de La Palma, aportando el conocimiento necesario para la toma de decisiones a la hora de garantizar la seguridad de la población.
«Para ser un buen investigador hace falta trabajo y constancia». Así comenzó ayer su intervención José Mangas Viñuela, catedrático en Cristalografía y Mineralogía de la ULPGC, encargado de impartir la conferencia La erupción volcánica de La Palma (2021): ¿qué aportamos los científicos?, en el acto de investidura de doctores y doctoras celebrado ayer en el Paraninfo de la sede institucional. Las dos cualidades citadas por el investigador -trabajo y constancia-, definen a la legión de científicos que actualmente trabajan en La Palma para dar respuestas y aportar conocimiento a la crisis eruptiva que sufre la Isla, tal y como argumentó el profesor Mangas Viñuela.
La lección magistral impartida por el catedrático, profundizó en todos aquellos aspectos donde la actividad científica ha sido crucial para afrontar la crisis eruptiva. Y en este sentido, puso como ejemplo la erupción de 1677 en Fuencaliente, de la que sólo se conoce, por parte de un único documento del Tribunal de la Inquisición de Canarias, una descripción muy escueta sobre un volcán «que ha causado mucha confusión y daño» en la Isla. «Sólo hay un breve texto y un dibujo para describir aquella erupción que duró 66 días, y nada más, porque no había ciencia, no había método científico en el siglo XVII».
Los actuales estudios perfilarán las futuras estrategias para la recuperación de la zona afectada
Una situación opuesta a la actual erupción, donde la ciencia ha convertido al nuevo volcán en el más monitorizado en tiempo real. En este sentido, Mangas describió la aportación de la ciencia en numerosos ámbitos de la crisis, comenzando por la prevención. «Los científicos con su conocimiento y experiencia volcanológica en crisis similares y con la instrumentación adecuada, pudieron predecir que la erupción estaba cerca y que áreas podría afectar y zonas más peligrosas, para avisar a la población en los días previos, empezar la evacuación, no sufrir pérdidas humanas y minimizar las afecciones materiales».
Detalló que durante esta erupción, que ya cumple 57 días, los científicos hacen una labor constante y continua las 24 horas al día en las distintas ramas del saber -geología, geofísica, geoquímica, geodinámica, geografía o meteorología, entre otras-. «Su labor de ayuda es fundamental, midiendo parámetros con instrumental variado, en trabajos de campo, interpretando sus datos, redactando informes para ser enviados al comité científico del Pevolca que, a su vez, es utilizado por el comité director de la emergencia volcánica. Así, diariamente se planifican trabajos y tareas seguras para todos los implicados en la emergencia, y se difunden comunicados y recomendaciones a la población».
Además, las investigaciones que se están llevando a cabo en estos momentos tendrá un efecto importante cuando termine la erupción en la reconstrucción, así como en la gestión de erupciones futuras. «Los millones de datos obtenidos en las diferentes ramas del saber, van a ser el fundamento para predecir el comportamiento de nuevas erupciones y se podrán definir mejores estrategias de gestión de emergencias y de ordenación territorial para la recuperación de la zona afectada al oeste de La Palma».
Por último destacó la labor de divulgación de los investigadores sobre la crisis volcánica para transferir a la sociedad un conocimiento riguroso de los hechos.