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Investigación

La ciencia ficha al Ratoncito Pérez

Asturias recoge dientes de leche para la mayor colección del mundo, en Burgos, e investigar sobre la evolución humana

Paula Siñeriz guarda el diente que le acaba de entregar el joven Javier Menéndez Ahedo en el patio del edificio histórico de la Universidad de Oviedo.

La Universidad de Oviedo hace estos días de Ratoncito Pérez. Busca dientes de leche para alimentar la mayor colección del mundo: la del Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana (Cenieh), con sede en Burgos, que cuenta por el momento con más de 3.000 piezas dentales de niños de toda España. La recogida, que se hará hasta el próximo viernes en el edificio histórico de la institución académica asturiana, servirá para investigar sobre la evolución humana, la odontología o la medicina forense. “Su potencial es enorme y será muy útil en estudios futuros sobre dieta, enfermedades, histología dental...”, afirma Marina Martínez de Pinillos, una de las coordinadoras del proyecto e investigadora del Grupo de Antropología Dental.

El centro burgalés lleva desde 2018 recolectando dientes de leche procedentes de toda España, gracias a la colaboración de universidades, entre ellas la asturiana. La última recogida organizada por la Universidad de Oviedo tuvo lugar antes de la pandemia y se llegó al centenar de piezas, según detalla Itziar Ahedo, coordinadora de la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación (UCC+i). “Vamos a animar a los colegios para que los alumnos den sus dientes de leche. No importa la edad y tampoco que la pieza sea reciente”, explica Ahedo. La recogida solo funciona en horario de mañana: de 9.00 a 13.00 horas. “Pueden venir padres o abuelos a entregarlos”, puntualiza.

La gran colección del Ratoncito Pérez será el próximo año internacional o, al menos, esa es la atención de Marina Martínez de Pinillos y su equipo. “Estamos en contacto con universidades y centros educativos de Australia, Argentina y República Dominicana. Si finalmente estos acuerdos se pueden llevar a cabo, el contar con piezas dentales de diferentes orígenes y poblaciones, nos permitirá obtener información muy útil para estudiar la enorme variabilidad de nuestra especie”, cuenta a LA NUEVA ESPAÑA, diario perteneciente al mismo grupo de comunicación que este medio.

Hasta la fecha, la despensa de 3.000 dientes ha sido utilizada en trabajos científicos publicados en revistas de alto impacto. Algunas de ellas están relacionadas con “la morfología de los dientes de la especie fósil Homo antecessor” o con “el análisis de las diferencias entre niños y niñas existente en diferentes especies”. Los científicos de Burgos no se fijan una cifra tope, pero sí les gustaría contar “con un porcentaje similar o estadísticamente significativo de cada uno de las piezas”. Por ahora, “el porcentaje mayor se corresponde con los incisivos (más de un 15%) y el menor con los molares, en concreto, del segundo inferior”.

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