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Violencia de género

Susana, maltratada por su pareja a los 20 años: "Me preocupa que después de mí haya más víctimas"

Susana Gómez, que ahora tiene 25 años, relata tres años de maltrato en una relación de pareja iniciada a los 17 | "Quiero contarlo para que las adolescentes en esta situación se den cuenta y no lleguen hasta el punto donde yo terminé", asegura la chica

Susana Gómez, superviviente de violencia machista.

"Siempre he sido muy echada p'alante", asegura con una media sonrisa Susana Gómez cuando explica que con solo 18 años se fue a vivir a un pueblo de la comarca de la Selva, en Girona, con su primer novio. Su cara cambia radicalmente al hablar del control, los insultos, el desprecio y las humillaciones a las que le sometía éste. Y rompe a llorar cuando recuerda cómo soportaba los golpes y las palizas. Ella logró salir de esa relación e incluso denunciarle, pero admite la enorme dificultad de darse cuenta del maltrato a una edad tan temprana. "Quiero romper el silencio para que las adolescentes y las chicas jóvenes que están en esta situación se den cuenta que hay salida, que el amor no es eso", asegura. Como ella, según la macroencuesta del Ministerio de Igualdad, más del 43% de las mujeres entre 16 y 24 años que han tenido pareja han sufrido violencia psicológica y control, el doble que las más mayores.

La historia de Susana se remonta a hace siete años. En 2014 conoció al que después sería su agresor. "Todo empezó en Facebook", admite. Un amigo suyo colgó una foto de un chico que le gustó. Durante varios meses su único contacto era a través de las redes sociales. "Luego vino a mi casa, quedábamos y empezamos oficialmente la relación", explica. Todo iba bien. Tan bien, que cuando terminó el bachillerato, esta chica de Santa Coloma de Gramenet (Barcelonès) decidió mudarse hasta el municipio de la Selva donde vivía su novio. "Sus padres tenían una inmobiliaria y nos ofrecieron un piso a coste cero", explica.

La decisión fue poco entendida por los padres y las amigas de instituto. "Pero no podían decir nada, tenía 18 años y era lo que yo quería", asegura. Durante los primeros dos años de relación habla de una vida bonita, plácida. Ella trabajaba en un control de calidad de una fábrica y estudiaba un grado en la Universitat de Barcelona que acabó dejando. Él, un año mayor que ella, trabajaba en la empresa familiar de sus padres. "Lo que pasa que él apenas tenía amigos y yo me hice con un grupito de las compañeras del trabajo que también vivían en el pueblo, pienso que no lo soportaba", cuenta ella.

Chantajes y control

Tras esos primeros dos años, las cosas fueron cambiando. "Ahora lo puedo contar porque me doy cuenta que aquello no era normal, que eso era maltrato. Pero cuando empieza todo no puedes darte cuenta. Yo no lo quería ver, había invertido tanto, lo había dejado todo por él y tenía que merecer la pena", asegura. A su novio no le gustaba que los fines de semana bajara a Santa Coloma para ver a sus padres y su hermana menor. "Poco a poco fui perdiendo el contacto con mis amigas del cole y mi familia, no me decía que no fuera a verlos, pero me chantajeaba con que entonces no podríamos hacer planes de pareja los findes", cuenta.

"Yo creo que él era bastante inseguro y se ponía celoso por cualquier cosa", explica. Primero fue el control con la ropa. "Hay prendas nuevas que estuvieron en el armario y que jamás pude estrenar porque a él no le gustaban". Luego, se interpuso en los encuentros con sus amigas. Nervioso por si salía con ellas, si iba de fiesta, le imponía una hora límite para volver a casa. "Como si fuera mi padre", insiste.

"Hubo ropa nueva que estuvo en el armario y que jamás pude estrenar porque a él no le gustaba"

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Maltrato de viaje

Pero también ejerció el maltrato psicológico en los viajes que hacían en pareja. "Fuimos una semana a Madrid y solo llegar me dejó sola en el tren porque creía que estaba mirando a un chico en vez de a él", recuerda, entre lágrimas. Episodios como estos se repitieron en varias ciudades de Europa. Berlín, Lisboa, son lugares negros y oscuros en sus recuerdos. Su hermana, seis años menor, fue la que dio la primera voz de alarma. "Teníamos que ir un fin de semana a la reserva africana de Sigean (Francia) y él se puso furioso en casa, gritando y dando golpes, porque mi hermana rompió sin querer la cadena del váter. No soportaba que estuviera allí".

Susana Gómez, superviviente de violencia machista, en Santa Coloma de Gramenet, el pasado martes. ZOWY VOETEN

La primera paliza

La hermana y las amigas que hizo en el municipio de Girona fueron atando cabos. "Pero yo no quería ni podía verlo", insiste una y otra vez. Recuerda una cena en casa de unos amigos de su novio en Blanes. "Me dijo que iba provocando y de camino a casa me dejó tirada en medio de la carretera. En invierno y plena noche", recuerda. "Después volvió e hicimos como si nada". Ella tenía 21 años. Otra noche, él se inventó que ella había besado a un amigo suyo. Ocurría en septiembre de 2017. "Fue la primera vez que me pegó. Primero dio golpes a las paredes y luego me empujó y me puso la mano encima con bofetones y puñetazos. Incluso me marcó el 061 riéndose de mí...". Después le pidió perdón y ella accedió. "Yo siempre había pensado que las mujeres que no denuncian es que son tontas... Y ahora lo entiendo, es que es muy difícil aceptar que la persona que tú amas es malo para ti".

El perdón duró dos semanas. Después volvieron el control y los insultos. Hasta que Susana sufrió por su propia vida. Fue la noche del 28 de agosto de 2018. "Estaba tan furioso de que fuera de fiesta con mis amigas que se presentó en la discoteca para espiarme. En casa ya se puso a insultarme y a chillarme. Primero pegó al conejo que era nuestra mascota. Yo le pedí que parara. Él me empujó contra una puerta de cristal que se rompió y luego me cogió del cuello para intentar estrangularme. Recuerdo el momento de limpiarme la sangre de los cristales y él quieto, sin decir nada". Esa noche durmieron en la misma casa. "Al día siguiente se lo conté a mis amigas del pueblo y me llevaron en coche hasta la comisaría de los Mossos. No sé de donde saqué las fuerzas para denunciar, yo no quería... pero al fin lo hice y lo conté todo desde el principio", asume.

Perfiles falsos en Instagram

A los pocas horas de presentar la denuncia, él fue detenido. "Con mis padres y mis tíos fui a recoger mis cosas del piso". A él le impusieron una multa, y una orden de alejamiento. "Al principio tuve miedo de que se presentara en Santa Coloma, pero no lo hizo. Se creó perfiles falsos de Instagram y me escribía para verme. Fue bastante duro", asegura. "Me costó volver a ver a las amigas del instituto y a confiar en los hombres. Pero creo que estoy logrando rehacerme de todo esto". Ahora, Susana ya tiene el carnet de conducir, y estudia para ser abogada

¿Crees que has desperdiciado tu juventud? "Creo que he aprendido muchísimo qué es el amor y qué no. Y sé que no me volverá a ocurrir jamás. Estoy orgullosa de haber salido de todo esto". Ella sabe que ahora él vuelve a tener pareja. "No creo que tenga que ir yo a decirle que su novio es un maltratador. Pero me preocupa pensar que no ha cambiado y después de mí pueda haber más víctimas".

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