Una tercera dosis de la vacuna contra el covid-19 (casi) obligatoria para todos los mayores de edad. Francia suministrará la tercera inyección a los mayores de 18 años, en lugar de los mayores de 65 años como hacía hasta ahora. Así lo ha anunciado este jueves al mediodía el ministro de Sanidad francés, Olivier Véran, en una esperada rueda de prensa después de que la situación sanitaria haya empeorado de manera significativa en los últimos días. Una apuesta decidida por la dosis suplementaria que va en contra de lo defendido en los últimos meses por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La administración francesa exigirá el pinchazo suplementario cinco meses después de la segunda dosis. Este resultará necesario para disponer del pasaporte sanitario, imprescindible en Francia para participar en la mayoría de actividades de ocio, culturales y deportivas. Si las personas inmunizadas no se inyectan la tercera dosis siete meses después de la segunda, su certificado dejará de ser válido. Por consiguiente, no podrán ir a bares, restaurantes, cines, museos... Lo que supondrá establecer prácticamente la obligatoriedad de la inyección suplementaria.

“Con el paso del tiempo, la eficacia de la vacuna disminuye. Sabemos que con las vacunas del covid-19 se debe renovar la vacunación y así se multiplica la inmunidad”, aseguró Véran en la sala de prensa del Ministerio de Sanidad en París. “Francia afronta una quinta ola y esta quinta ola será más fuerte que la cuarta de este verano. Las condiciones otoñales e invernales facilitan la circulación del virus”, advirtió el ministro, quien recordó que “sin la vacuna ya estaríamos confinados”.

“Europa vuelve a ser el epicentro de la epidemia”, añadió Jérôme Salomon, director general de la Salud. El ejecutivo centrista confía en frenar la “quinta ola” con una ambiciosa, pero también restrictiva, política de vacunación. Los test negativos, que dejaron de ser gratuitos en octubre y que también sirven para poseer de manera temporal el pase covid-19, solo serán válidos durante 24 horas para tener el pasaporte sanitario, precisó Véran. Esta medida supone, en el fondo, convertir este certificado en un pasaporte de vacunación. Las autoridades francesas también contemplan vacunar a los niños de entre 5 y 11 años, una vez la Agencia Europea de Medicamentos lo haya validado este mismo jueves. Pero la vacunación infantil no se aplicará en Francia “antes del 2022”.

“Ni confinamientos ni toques de queda”

No os anunciaré ni confinamientos, ni toques de queda, ni cierres de comercios ni limitaciones de desplazamientos. Hemos decidido conciliar libertad y responsabilidad”, afirmó Véran, descartando así las restricciones más duras. El presidente Emmanuel Macron es consciente del malestar que suscitarían en una parte de la población, cinco meses antes de unas elecciones presidenciales en que se juega su futuro político.

En las últimas semanas, la situación del covid-19 se ha degradado de manera considerable en Francia, a pesar de ser el séptimo Estado de la Unión Europea que más ha vacunado, con más del 77% de la población que recibió al menos una dosis. El país vecino registra una media de 20.000 casos diarios y en los últimos dos días superó los 30.000.

Pese a esta aceleración epidémica, los hospitales no se encuentran en un estado crítico. Los enfermos del coronavirus ocupaban el martes 8.500 camas, 1.750 de ellos en las unidades de cuidados intensivos. Esta presión sobre el sistema sanitario galo no resulta para nada equiparable a la de los peores momentos de la crisis sanitaria. Ni tampoco a la oleada a la que se confrontan países como Alemania o Austria.