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Volcán de La Palma | Las consecuencias de la catástrofe

Volver a emigrar tras el volcán de La Palma

El venezolano Pedro José Sánchez abandona la isla que lo acogió hace dos años forzado por la erupción de Cumbre Vieja

La nueva cabeza efusiva del volcán de La Palma

La nueva cabeza efusiva del volcán de La Palma Involcan

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La nueva cabeza efusiva del volcán de La Palma Dalia Guerra

Abandonar el lugar que te ha visto crecer para emigrar y comenzar una nueva vida nunca es fácil. Pero hacerlo por segunda vez como consecuencia de una catástrofe natural no lo es menos. Pedro José Sánchez llegó a La Palma hace dos años y ahora deberá volver a hacer las maletas tras perder su trabajo. 

«Me toca volver a emigrar, no me gustaría marcharme pero tendré que hacerlo». Con estas palabras lamenta Pedro José Sánchez que la erupción del volcán de La Palma le obligue a abandonar la isla que lo acogió hace dos años, cuando salió de Venezuela para buscar un futuro mejor. Trabajaba como aparcero en una de las muchas fincas de plátanos arrasadas por la erupción y desde hace dos meses se mantiene a base de pequeños trabajos que «no dan para vivir». Por eso, ha tomado una difícil decisión: hacer las maletas y marcharse a Madrid donde cree que podrá tener mejores perspectivas laborales. «Para mi será prácticamente como volver a empezar de cero», asegura y recalca que a pesar de haber emigrado ya una primera vez «esta no será menos difícil».

Sánchez llegó a La Palma en 2019 de su Venezuela natal huyendo de una crisis económica sin precedentes en su país. En la isla consiguió trabajo como aparcero, en una finca de plátanos y otra de aguacateros, una labor que conocía bien ya que siempre se había dedicado a la agricultura. Poco a poco comenzó a asentarse y a pensar que quizá había encontrado su lugar definitivo. Le iba a bien, lo que ganaba le permitía vivir de una manera cómoda, y encontró en la isla una comunidad que le hacía sentirse como en casa. Pero entonces el volcán lo cambió todo.

La lava sepultó la explotación de plátanos en la que trabajaba y la ola de calor y el fuerte viento que sopló a mediados de agosto de este año ya había arruinado el 80% de la cosecha de aguacates. «Hasta ese momento yo veía un futuro bueno, pensaba que si me esforzaba, con el trabajo en estas dos fincas podía ganarme un buen sueldo, pero lo que ha pasado lo ha destruido todo», señala.

Por eso, está convencido de que volver a emigrar es el único camino y ya tiene decidido que en diciembre volverá a empaquetar sus cosas y cogerá un vuelo rumbo a Madrid, donde un sobrino se ha ofrecido a acogerlo en su casa en un principio.

Proliferan anuncios de trabajadores de la isla que buscan empleo fuera de La Palma

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Sánchez tratará de encontrar en la capital del país algún empleo que le permita salir adelante. «Creo que tendré más posibilidades porque en La Palma habrá mucha competencia, hay muchos compañeros sin trabajo y el número de fincas se ha reducido», explica. Aún así es consciente de que recomenzar en Madrid no será fácil pero admite que «no veo otra alternativa».

La situación de este aparcero no es única en La Palma, donde la erupción ha sepultado explotaciones, ha dificultado el riesgo en muchas otras y ha afectado a las cosechas en fincas repartidas por toda la geografía de la isla.

Casi a cualquiera que se le pregunte reconoce saber de personas que si no se han marchado ya están pensando en hacerlo y tan solo esperan el momento más adecuado.

María perdió su trabajo como limpiadora por el volcán al igual que su pareja que se dedicaba a la agricultura. “Estamos pensando en marcharnos porque aquí no parece que vaya a haber nada para nosotros” y si no han tomado aún la decisión es porque no quieren sacar a sus hijas del colegio a mitad del trimestre.

En la web comienzan a proliferar ya anuncios de trabajadores que huyen del volcán y que buscan empezar una nueva vida en otra parte. «Pareja con dos niñas busca alquiler o finca a cambio de trabajo en la zona norte de Tenerife, estamos marchándonos de La Palma debido a la situación que hay con el volcán, cualquier ayuda sería bienvenida». «Soy un hombre de La Palma afectado por el volcán y busco trabajo en finca de plátanos, de parcelero o peón, en Tenerife». «Familia que por circunstancias del volcán busca cambio de isla, da igual cuál sea, queremos empezar de nuevo, urge un alquiler asequible». Estos son solo algunos de los mensajes que pueden leerse online a través de los que muchos palmeros buscan un nuevo empleo o vivienda en otras partes del Archipiélago o fuera de Canarias.

Si no llegan pronto las ayudas muchos afectados creen que marcharse es la única alternativa

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Juan Melián es uno de los que decidió explorar todas las posibilidades y colgar en un conocido portal de búsqueda de empleo un anuncio para tratar de encontrar trabajo fuera de la isla. «Nosotros perdimos la casa en Todoque, una finca de plátanos sepultada y otra se nos ha quedado aislada por la lava», explica este agricultor. Para él marcharse de la isla es otra opción más, pero reconoce que le gustaría quedarse en La Palma, donde ha nacido y ha pasado la mayor parte de su vida. Sin embargo, es consciente de que si se le pone en el camino alguna buena oferta de trabajo no lo dudaría y se marcharía.

«La mayoría de los agricultores somos autónomos, tenemos que seguir pagando cobres o no cobres para tener opción a la jubilación», por lo que asegura que las ofertas de trabajo en la Península son una buena opción, sobre todo para la juventud de la isla. «Si las administraciones no actúan rápido nos podemos quedar sin jóvenes en la zona», lamenta, ya que muchos están pensando en abandonar.

Melián insiste en que la situación que ha dejado el volcán complica mucho el desarrollo de la agricultura en el territorio. «Las fincas en las zonas de exclusión tienen muchos problemas de riego, no se puede ir a trabajar a riesgo de enfermarse por la ceniza, y las producciones están muy dañadas», explica. Algo preocupante ya que el sector primario es uno de los motores económicos de La Palma. «Dicen que 10.000 familias viven del plátano y yo digo que son muchas más, un 80% de la población de la isla dependemos de él, si el plátano, falla La Palma entera».

Bajo su punto de vista, su mayor problema es «la edad». Con 62 años no confía en que nadie le ofrezca trabajo. «Es lo único que se hacer y tengo experiencia pero en todos estos días nadie me ha ofrecido nada», admite. Sin embargo, se muestra preocupado porque «soluciones ni ayudas a corto plazo van a llegar».

Acogido a los ERTE específicos para La Palma, recibe una ayuda de alquiler para el piso en el que ahora reside, además de las tarjetas de alimentos que ha repartido la Cruz Roja. «Las ayudas que hemos recibido hasta ahora son humanitarias pero no vamos a llegar muy lejos con esto», reclama.

Por eso, considera que el primer paso debe ser «indemnizarnos por lo que hemos perdido» y que estas valorizaciones e ingresos se realizan de manera rápida y efectiva. «Estamos luchando mucho y debería hacerse ya porque no sabemos cuándo va a acabar el volcán», expone y critica que mientras tanto «nos tienen aquí viviendo de limosnas humanitarias».

Melián asegura que confía poco en las administraciones y por eso recalca que «cada uno debe buscarse la vida como pueda» hasta que las instituciones «reaccionen y se pongan las pilas».

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