Facebook y Apple se han convertido en dos de las empresas más poderosas del mundo gracias, en parte, a la popularidad de WhatsApp y iMessage, unas aplicaciones de mensajería que venden como privadas. Sin embargo, no lo son tanto. Documentos internos publicados por la revista ‘Rolling Stone’ prueban que el FBI puede acceder fácilmente a datos privados de sus usuarios, incluso a conversaciones en tiempo real.

Más concretamente, el informe señala que, siempre que cuente con una orden judicial o con una citación, la agencia de investigación criminal de los Estados Unidos puede obtener la ubicación y los metadatos —información sobre documentos, imágenes, archivos o páginas webs— de WhatsApp y iMessage. Aunque estos servicios de mensajería están cifrados, las fuerzas del orden pueden usar un requerimiento judicial para obligar legalmente a sus propietarias a descifrarlos. “Las aplicaciones de mensajería encriptada más populares son también las más permisivas”, ha explicado Mallory Knodel, directora de tecnología del Centro para la Democracia y la Tecnología, a ‘Rolling Stone’.

En el caso de WhatsApp y iMessage, el FBI puede tener acceso a información sobre el usuario, sus contactos, mensajes, copias de seguridad y otros datos como los de fecha, hora y registro. El documento —que no había sido publicado hasta la fecha— choca contra la narrativa de respeto a la privacidad que los directores ejecutivos de Meta (empresa matriz de Facebook) y Apple, Mark Zuckerberg y Tim Cook, repiten desde hace años.

Sin privacidad

La guía del FBI, fechada en el 7 de enero de 2021, deja claro las vías legales que la tanto la agencia como policías estatales y federales tienen para extraer datos confidenciales de los usuarios de los servicios de chat más populares del mundo, entre las que también figuran Telegram, Signal, WeChat, Line, Wicker, Viber y Threema.

Aunque todas ellas se venden como baluartes de la privacidad de los usuarios la realidad es otra, pues la ley les obliga a entregar esa información confidencial a las autoridades. Telegram es la aplicación más privada de todas ellas y se especifica que solo puede ceder algunos datos al FBI si se comprueba que es por casos de terrorismo.

Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, EEUU aprobó la Ley Patriota, que ampliaba el poder de las autoridades para impulsar una vigilancia masiva de los ciudadanos sin orden judicial. Todo en nombre de la seguridad ante la amenaza yihadista. Sin embargo, no fue hasta el 2013 cuando conocimos el alcance de ese sistema de espionaje. El exanalista de la CIA Edward Snowden desveló entonces cómo los gigantes tecnológicos —Google, Microsoft, Facebook, Apple, Yahoo o Youtube, entre otras— habían colaborado con la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) para proporcionarles la comunicación e información privada de usuarios de todo el mundo. Esa simbiosis sigue existiendo.