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Margarita del Val Latorre: «Los test de antígenos deberían subvencionarse en Navidad»

La investigadora del CSIC resalta que la globalización claramente provoca que las epidemias locales crezcan rápidamente y se descontrolen

| maría pisaca

La doctora en Ciencias Químicas Margarita del Val llega a Tenerife para ofrecer varias sesiones magistrales. Tras participar en el Foro Enciende la Tierra de la Fundación CajaCanarias, hoy clausurará el Campus África. Como es usual en ella, destaca la importancia de la vacunación.  

Hoy se encarga de realizar la clausura de la nueva edición de Campus África. ¿Qué nos puede adelantar de su intervención?

Quiero centrarme en por qué hemos tenido que enfrentarnos a esta pandemia, mostrar quién es el enemigo, dar a conocer un poco el virus, conocer nuestras defensas y nuestro sistema inmunitario. También pondré atención en nuestro presente, que es la campaña de vacunación con la que España se ha convertido en uno de los países más exitosos. Todo eso nos prepara para el futuro inmediato, que es la Navidad, y que nos hace pensar en lo que debemos hacer a continuación, llevando la vista fuera de nuestro país.

Esta edición de Campus África alterna un bloque sobre la pandemia con otro sobre el cambio climático. ¿Es acertada esta combinación de temas?

El cambio climático provocará que cada vez lleguen más al norte enfermedades que antes eran tropicales y eso causa problemas porque, en general, tenemos pocas vacunas para ello. Todo eso nos pillará de nuevo desprevenidos, como con este virus, por lo que hay que prepararse para ello. Directamente puede tener impacto en las infecciones pero por otra parte creo que el reto que nos ha impuesto un único virus ha causado menos problemas que los que nos puede causar el calentamiento global. La solución para el virus estaba clara desde el primer día, una vacuna, pero el calentamiento implica medidas más potentes y diversas. Es muy importante que nos demos cuenta de que las crisis pueden afectar a todo el planeta y debemos responder de una manera global, con tecnología, con investigación y con ciencia. No vale posponer el problema sino que, en vez de volver a un estado de vida anterior, hay que cambiar hacia mejor. No hay que volver a la Edad Media, como con el confinamiento de la primera ola, sino que hay que aplicar la tecnología y los conocimientos. Hay que reaccionar cuanto antes.

Y en esa crisis sanitaria, ¿qué papel ha jugado la globalización y ese cambio climático?

La globalización claramente provoca que las epidemias locales crezcan rápidamente y se descontrolen. Hemos visto esa tendencia en las últimas décadas porque existe más potencial de expansión. En lugares en desarrollo, donde no existe un sistema de salud potente, se convive con prácticas tradicionales y existe un entorno urbano masificado encontramos los problemas graves para la salud. Alterar el equilibrio nos puede conducir a problemas. La globalización ha influido en las pandemias pero siempre se han producido saltos de agentes infecciosos de animales a humanos.

Esta pandemia está siendo única también porque se ha llevado a cabo una divulgación científica sin precedentes.

Sin duda. Yo antes hacía divulgación científica en circuitos minoritarios. Sabía que a la gente le gustaba mucho, aunque no se dedicaran a la ciencia, sino únicamente por disfrutar del conocimiento. Con esta pandemia hemos comprobado la responsabilidad que existe al divulgar sobre vacunas y su importancia. Cuando empezó la pandemia primero traté de entenderlo yo para después poder explicarlo porque, a mí, entender las cosas me tranquiliza y he comprobado que a muchas personas les pasa lo mismo: les tranquilizaba entender que lo que se está produciendo es una catástrofe. Todo eso ha hecho que crezcan en mí las ganas de continuar explicando.

¿Cree que habrá un cambio y la divulgación científica se asentará en la sociedad y en los medios de comunicación?

Creo que sí, porque los científicos que ya divulgábamos antes hemos aprendido a hacerlo un poco mejor y los periodistas nos habéis tratado fantásticamente y habéis aprendido mucho. Ha habido un respeto mutuo que ha sido una maravilla. La divulgación se quedará, pero no solo para las emergencias, y eso lo hemos visto también en el volcán de La Palma, cuando los científicos inmediatamente han saltado y se están siguiendo sus consejos a pesar de la incertidumbre del volcán.

Tras dos años de pandemia, ¿qué ha aprendido de usted sobre ella?

Los virólogos esperábamos pandemias desde hacía tiempo pero he visto el auténtico potencial de no tener defensas contra un virus, porque esta pandemia es completamente distinta a las anteriores. Estamos rodeados de agentes infecciosos en nuestro día a día pero no nos enteramos por nuestro sistema inmunitario, pero aquí no lo teníamos desarrollado. Ese ha sido el problema: el potencial del virus para reproducirse sin nuestras defensas. También me sorprende el potencial de las vacunas. Nunca las habíamos visto en acción de una manera tan clara.

España ha ocupado un lugar destacado en la realización de su campaña de vacunación. ¿Cree que la que se desarrolla ahora con las dosis de refuerzo irá igual de bien?

El lugar destacado no es porque España haya administrado muy bien las vacunas ni porque hayamos llegado ya a la tercera dosis, que es por precaución nada más porque no hay que confiarse con este virus. El éxito de España procede de la responsabilidad de comunicar sobre las vacunas, en la confianza que se ha generado y que ha hecho que más del 85% de las personas mayores de 60 años se hayan vacunado. Esos datos son únicos en Europa. Esa confianza en las vacunas es algo más sociológico que de investigación científica pura y también he trabajo para entender por qué teníamos tanta confianza en las vacunas, cómo podemos hacer para mantenerla y por qué en Europa hay menos confianza en ellas.

Ahora nos enfrentamos a un nuevo capítulo dentro de la pandemia, que es la aparición de la variante ómicron pero usted está lanzando un mensaje de calma en este tema.

Debemos tener en cuenta que Johannesburgo es un nodo de comunicaciones muy grande y en Sudáfrica han detectado esta nueva variante pero podría haber estado dando vueltas por el mundo antes. Es una variante de la que aún no se conoce su peligrosidad porque no ha tenido contacto con otras variantes. Los científicos estamos muy alerta porque, según va pasando el tiempo, se van acumulando más mutaciones y, aunque muchas son repetitivas, las combinaciones son infinitas. Hay que estar atentos pero la población debe estar tranquila. Aunque está claro que no podemos retomar todos los viajes internacionales porque volveríamos a repartir el problema.

Nos enfrentamos a la segunda Navidad en pandemia. ¿Qué recomendaciones nos hace?

El Centro de Epidemiología Europa analiza la situación de países y dice que los que están bien vacunados, como es el caso de España, tienen que mantener las medidas o incrementarlas un poco. Aún contamos con personas que no se han vacunado y suponen un riesgo. Debemos entender por qué no se han vacunado y lograr trasmitirles confianza porque el virus se va a quedar con nosotros y nos vamos a infectar todos, así que es mejor que nos pille vacunados y mejor, además, en un momento en el que estemos bien de salud. Pero las vacunas no son milagros y hay que proteger del virus a las personas con enfermedades graves, como los mayores, a los que vamos a ver seguro en Navidad. Sabemos que hay que ventilar y, en Canarias, podréis hacerlo mejor que en otros sitios. También hay que llevar mascarillas, mejor ffp2 incluso en exteriores, y, si podemos, nos hacemos el test de antígenos justo antes de los encuentros, aunque estemos vacunados. Hay que minimizar los riesgos poniendo muchas capas. Hasta ahora nos hemos protegido a lo grande con la vacunación y ahora hay que poner la guinda del pastel de forma artesanal, protegiendo a nuestros parientes cercanos vulnerables. Esto será durante un par de meses y luego se verá si nos volvemos a relajar. Lo que no podemos es repetir lo de la pasada Navidad.

Habla de acciones individuales, pero ¿deberían volver las restricciones?

Las administraciones lo que deberían hacer es bajar el precio de los test de antígenos. Ya los tenemos en las farmacias pero si los subvencionan durante un par de meses habrá menos presión en los hospitales.

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