El perfil de un ciberacosador corresponde a un veinteañero, incluso bien parecido, que acosa simultáneamente a 15 o 20 menores «marcándoles durísimas pautas de control y dominación» y que despliega un sofisticado arsenal de tácticas de embaucamiento para conseguirlo.

Así, se puso el pasado martes de manifiesto en la I Jornada StopOnSexgroom, organizada por la Universitat Politècnica de València, para analizar el sofisticado arsenal táctico de embaucamiento que emplean los ciberacosadores para crear un detector del délito y un escudo que proteja. Lingüistas, psicólogos, docentes, criminólogos, policías, abogados y juristas coincidieron en esta jornada en que el ciberacoso sexual a menores, también llamado OG por sus siglas en inglés (Online Grooming) es un fenómeno «complejo y multicausal, en el que hace falta todavía mucha investigación, sobre todo, científica».

El subinspector del Grupo de Protección a Menores Eduardo Casas, explicó que hay que desterran «los abundantes mitos y prejuicios que existen sobre el ciberacoso sexual».