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Vecinos de un barrio de Vigo se plantan ante las atracciones de Navidad

Denuncian un calvario por la contaminación acústica y lumínica que sufren en sus hogares y toman acciones legales contra el Concello

Una de las vecinas afectadas de Rosalía de Castro, con el lazo blanco en su ventana.

La hija de Carla lleva semanas sin poder estudiar dentro de su casa. Tiene 17 años y está a unos pocos meses de presentarse a los exámenes que marcarán su futuro universitario. ¿Su problema? La habitación donde trabaja está justo encima de las atracciones de feria que el Concello de Vigo ha colocado en la calle Rosalía de Castro.

Luces de colores, sirenas de policía, sinfonías de Beethoven y hasta la voz de José Luis Perales cantando un villancico entran por la ventana, ininterrumpidamente, desde las cinco de la tarde hasta las diez de la noche. Desde las once de la mañana los sábados y domingos. La historia se repite cada día de cada semana y con más incidencia, si cabe, durante los viernes y los sábados. “Es una tortura. Mi hija me llama llorando con ataques de ansiedad porque no es capaz de concentrarse en su casa”, explica Carla, que utiliza este seudónimo para mantenerse en el anonimato.

El caso de esta joven que se ve abocada a escapar de su casa buscando tranquilidad no es anecdótico. Un grupo de vecinos del barrio está organizándose para oponerse a lo que ellos consideran “un absoluto despropósito” y, ahora, estudian acciones legales contra el Concello para tratar de evitar que el año que viene les pase lo mismo.

La abogada que los asesora y que también vive cerca de las atracciones considera que el gobierno local está vulnerando sus derechos fundamentales: “No tenemos garantizada ni siquiera nuestra seguridad. ¿Cómo se supone que van a llegar a nuestras casas los bomberos o las ambulancias si media docena de atracciones están colapsando, día tras día, la calle?”, explica la abogada. Bomberos, agentes de la Policía Local y conductores de ambulancia lo ratifican, pero en voz baja, sin dar su nombre.

Otro de los motivos que ha animado a estos vecinos del centro de Vigo a organizarse frente a la Administración es la higiene pública. Desde la Alameda hasta Rosalía de Castro hay decenas de puestos de artesanía, comida y bebida, entre otros. Aunque la normativa municipal prohíbe, tajantemente, beber en la vía pública, la escena de los fines de semana está adornada por cientos de vasos de plástico cargados con cerveza. “El problema no es que se beba en la calle”, explica otra vecina. “Lo verdaderamente grave es que solamente hay cuatro baños públicos para todas las instalaciones navideñas”, añade. El resultado es evidente: cuando las feriantes bajan los plomos, lo que queda son “basura, orina y hasta heces en la puerta de nuestros garajes. No solo estamos atrapados en nuestras casas, sino que es imposible hacer una vida normal cuando salimos afuera”.

La oposición local les apoya

La opinión del espacio político a la izquierda del PSdG no se ha movido un ápice desde que se aprobó la instalación de toda esta infraestructura: Navidad sí, pero no así. “Opoñémonos frontalmente a que se instalen atraccións de feira que pouco teñen que ver co Nadal en pleno centro de Vigo. Que pasaría se unha comisión de festas solicitase unha licencia similar? Denegaríanllo deseguro”, explica Rubén Pérez, portavoz de Marea en el Concello.

a alcaldía se prodiga, con fundamento, a la hora de celebrar el indudable éxito de la Navidad viguesa. Sin embargo, en los márgenes de la celebración quedan grupos de vecinos que, a diferencia de la hostelería, son incapaces de encontrar cuáles son sus beneficios.

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