Los niños de entre 9 y 11 años ya se pueden vacunar. El proceso será fácil si se tiene el consentimiento de los padres, aunque se puede complicar en caso de discrepancia entre los progenitores.

En esta situación, en la que el padre y la madre no están de acuerdo en la vacunación del menor, la conselleria de Salud esperará a que haya una resolución judicial que resuelva el conflicto.

Hasta que no se obtenga la autorización de un juez o los padres lleguen a un acuerdo, el joven no se podrá vacunar. Así lo ha anunciado la coordinadora de Pediatría del IB-Salut, Marga Cañellas, en una rueda de prensa en Son Dureta este miércoles.

Es precisamente en este vacunódromo en el que, a las 15:00 horas, arranca la vacunación infantil. De forma simultánea, en el hospital de Son Espases, se administrarán las dosis a niños con enfermedades crónicas o oncológicas, en líneas vacunales específicas habilitadas para niños con patologías previas o en situación vulnerable.

Por otro lado, el tiempo de espera entre la primera y la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus se espaciará hasta ocho semanas en el caso de los niños, aunque en los adultos este periodo es de 28 días.

Cañellas explicó que, de esta manera, según se ha observado en los estudios clínicos, se producen menos efectos adversos en los jóvenes. En cualquier caso, la portavoz aclaró que este tipo de eventos se dan con muy poca frecuencia y en casi todos los casos son leves y poco significativos. Además, cabe recordar que en la edad pediátrica se administra solo un tercio de la dosis que normalmente se inyecta a los adultos.

La responsable detalló que, entre los efectos adversos que podrían sufrir los menores, está la sensación de cefalea, mialgia o fiebre. En la población joven, se ha observado de forma más frecuente casos de miocarditis o pericarditis, aunque no son más habituales que los que ocasiona la propia infección natural de coronavirus.

En cualquier caso, pese a que la probabilidad de sufrir efectos secundarios sea baja, la doctora recomendó a los padres que vigilen con atención al menos durante las horas siguientes a la vacuna y que notifiquen cualquier anomalía.

La portavoz también recordó que la Agencia Europea del Medicamento monitoriza de forma estricta los efectos de la vacuna en los niños, y por el momento no se han reportado consecuencias significativas en este sentido. "Si hay reacciones anormales, los pediatras seremos los primeros en dar la voz de alarma", aseguró la doctora.

Cañellas manifestó que "es normal que la gente tenga dudas sobre una vacuna que se ha aprobado hace menos de un año", pero "hay que admitir que hay beneficios directos e indirectos".

Vacunar a los menores, puntualizó, disminuye la transmisión del virus y sus formas graves y persistentes, como la neumonía. Además, con la llegada de la vacunación infantil se normaliza la vida de los niños, los grandes afectados por las medidas restrictivas de interacción social, y también se protege a los adultos.

"Se ha demostrado que es seguro y eficaz", zanjó la pediatra en relación al preparado de Pfizer que se administrará a los jóvenes.