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Erupción en La Palma

Montoya: «A raíz del volcán hemos detectado patologías sin diagnosticar en animales»

El catedrático de medicina y cirugía animal repasa el trabajo de los veterinarios en La Palma

El catedrático Alberto Montoya en la Facultad de Veterinaria de la ULPGC . | | JOSÉ CARLOS GUERRA

¿En qué consiste el trabajo que están llevando a cabo en La Palma desde la Facultad de Veterinaria de la ULPGC?

El equipo de veterinarios voluntarios que se ocupan de atender a los animales de compañía afectados por el volcán de Cumbre Vieja, en La Palma, se pusieron en contacto con nuestro grupo de investigación de Medicina Veterinaria e Investigación Terapéutica de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, a través del Colegio Oficial de Veterinarios de Santa Cruz de Tenerife que los coordina, solicitando colaboración y asesoramiento científico. Necesitaban apoyo en el diagnóstico de enfermedades, porque están en una tienda de campaña con pocos medios donde atienden a los pequeños animales, además de otro recinto con los grandes animales y de granja, desde caballos, cabras, vacas, gallinas, conejos… El problema es que mucha gente no tiene donde vivir ni donde meter a sus animales. Nosotros contactamos con los laboratorios, que se han portado muy bien, nos aportaron métodos de diagnóstico rápido, kits de diagnóstico, muchos test y han mandado antibióticos y antiparasitarios, con lo cual se ha podido hacer un protocolo de tratamiento. Nuestra aportación, además de tratar a los animales enfermos, es fundamentalmente atender los problemas que tienen los gato o perros que respiran el aire contaminado, problemas pulmonares, de broncoespasmos, ver como les ha afectado, además de otras lesiones.

¿En qué consiste el protocolo de tratamiento puesto en marcha?

Depende de las enfermedades. Nosotros trabajamos bastante el gusano del corazón, y están apareciendo muchos casos. Hacemos el protocolo curativo con los antibióticos y los antiparasitarios pertinentes. Otro proceso ha sido el de atender a animales con lombrices, con infecciones, que necesitan antibióticos. En definitiva, abordamos el tratamiento de varias enfermedades. Desde el pasado octubre, nuestro grupo trabaja conjuntamente con el equipo de veterinarios voluntarios para conocer sus necesidades y elaborar un plan de actuación. Fundamentalmente han solicitado apoyo y soporte diagnóstico para los virus de la leucemia, inmunodeficiencia y panleucopenia felinas; y giardia, Dirofilaria immitis y Leishmania infantum, Ehrlichia canis y Anaplasma platys, en perros. También han solicitado fármacos para desparasitar a los animales y protocolos terapéutico para el tratamiento de dirofilariosis cardiopulmonar canina, pues habían detectado varios perros infectados por D. immitis entre los animales recogidos y atendidos.

«A raíz del volcán hemos detectado patologías sin diagnosticar en animales»

¿Qué destacaría del trabajo que ha realizado en este tiempo?

Que a raíz del volcán hemos detectado patologías que no estaban siendo diagnosticadas por la causa que fuera, y con la erupción, hemos encontrado en muchos animales de compañía que han sido recogidos, ciertas parasitosis, ciertas enfermedades que no sabíamos que estaban en ese número tan importante.

¿Algún caso concreto que le haya conmovido?

A mucha gente lo único que le ha quedado ha sido su perro o su gato, lo que se ha salvado es su animal de compañía, lo demás lo han perdido, y por tanto son animales que tienen un valor afectivo brutal. Una vaca y una cabra valen dinero, pero un animal de compañía vale el cariño que el dueño tiene por él, entonces tiene un valor sentimental que no es tasable económicamente. Así que, en general, te conmueve el poder cuidar y devolver sus animales a gente que lo ha perdido todo. Yo lo he vivido a distancia, pero conozco muy bien lo que es que tu perro o tu gato aparezca, después de que tuvieras que salir corriendo de tu casa, o que tus cabras hayan podido ser rescatadas, que es tu vida. Las emociones son muy grandes, y cuando se pierde algún animal es un drama. A la gente, de agarre emocional les ha quedado su animal de compañía, si lo pierden no les queda nada y eso es muy duro. Los que no tienen animales no lo entienden porque no conocen ese sentimiento.

¿Qué tipo de animales y cuántos se han atendido durante la crisis volcánica?

Es difícil dar un número exacto, eso lo tendría que decir el equipo de veterinarios, pero son muchísimos animales. Hay que tener en cuenta que muchos son rescatados y otros están allí porque sus dueños no tienen donde tenerlos. En la carpa los animales que más se atienden son los de compañía, perros, gatos, algún exótico... Y en lo que llaman el arca de Noé son todos animales grandes y de producción, gallinas, conejos, cabras… Nosotros hemos colaborado en pequeños animales.

¿Cuáles son los principales problemas con los que se tropiezan a la hora de desarrollar esta labor?

Principalmente la falta de medios, aunque hay que decir que hay mucha colaboración por parte de las autoridades. Hay una disposición total de las administraciones por facilitarnos el trabajo, tanto para el desplazamiento, para ir a las zonas de exclusión, como para dotarnos de lo que necesitamos. Además, hay una hermandad entre toda la gente que colabora, las cosas llegan enseguida, los fármacos, hay buen ambiente de trabajo, que se basa en el voluntariado y eso es muy importante.

¿Se han detectado anomalías o comportamientos extraños en los animales a raíz de la erupción volcánica?

Los animales detectan la erupción antes. Mucha gente lo dice, que ellos estaban raros antes de que estallara el volcán. Lógicamente los seísmos que nosotros detectamos por la instrumentación y equipamientos científicos, ellos los detectan muchísimo antes. Y luego, está todo lo asociado a la ansiedad por separación de los dueños y por situaciones extrañas, y de eso vemos muchos casos. Es un aspecto que está siendo muy importante. Además, diría que el miedo que ellos tienen, porque igual que detectan las tormentas, detectan los seísmos y saben que hay una situación muy extraña.

Teniendo esto en cuenta, ¿qué tipos de cuidados van a precisar una vez que se dé por finalizada la erupción?

Para empezar, lo prioritario es trabajar en la reubicación, además de retomar el plan de vacunación que con esta crisis eruptiva se ha desbaratado. El proceso anual de vacunación y desparasitación hay que volverlo a regularizar, así como la readaptación al dueño o la reubicación, algo que tiene mucha importancia. Psicólogos veterinarios o expertos en comportamiento hay pocos para hacer un seguimiento correcto de esa especialidad, pero van a ser necesarios. Nosotros, de momento, vamos a seguir allí. Ahora se trabaja a destajo y luego, una vez que se de por terminada la erupción volcánica, hay que valorar todo los datos y ver que ha pasado, que bajas ha habido, como se ha actuado… Todo ello va a servir para sacar una información muy valiosa que contribuya a avanzar en medicina de catástrofe, y tener más experiencia. No se tiene un volcán todos los días y hay que sacar conclusiones para que las bajas en el futuro sean las mínimas.

¿Qué balance, en término de proyectos de investigación y de nuevos estudios futuros, puede derivar de la intervención que desarrolla su grupo en estos momentos en La Palma?

Vamos a poder sacar conclusiones científicas que sirvan para avanzar en medicina de catástrofe de cara al futuro. Nosotros, fundamentalmente, estudiamos los problemas relacionados con el humo y la mala calidad del aire, las secuelas que tienen los gato o perros que respiran el aire contaminado, o por las cenizas. Las quemaduras o los traumatismos son un poco más comunes, pero las conclusiones que saquemos sobre los problemas respiratorios en relación a la inhalación de humo y otros gases emitidos por el volcán, pueden ser importantes. Ahora hay que analizar los datos, ver qué enfermedades han aparecido y hacer la estadística de por qué han aparecido, cuántos animales están afectados por la erupción de Cumbre Vieja directamente, cuántos son secundarios porque han sido abandonados, recogidos, han estado tiempo sin dueños, qué enfermedades han presentado, cómo se han podido contaminar, qué efectos tiene el humo y las cenizas sobre su salud… En definitiva, con toda seguridad vamos a sacar trabajos importantes e interesantes en los próximos meses a raíz de los trabajos realizados en la crisis eruptiva de La Palma.

¿Y desde el punto de vista académico?

Cuando estuvo el rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Lluis Serra Majem, en La Palma el pasado mes de noviembre, desde el Colegio de Veterinarios de Tenerife le solicitaron la participación en los trabajos de atención a los animales, de estudiantes de nuestra Facultad de Veterinaria y ahora, durante las vacaciones de Navidad irán algunos de nuestros alumnos a colaborar, lo cual será una experiencia añadida importante en su formación académica, sin duda.

¿Qué supone, desde el punto de vista personal, aportar este granito de arena a la emergencia volcánica?

Sobre todo es emocionante ver el interés de todo el mundo por colaborar y ayudarnos. Hemos solicitado ayuda a los laboratorios para poder disponer de test diagnósticos, y enseguida nos los han facilitado, igual que medicamentos. Por ejemplo, la empresa española Urano vetÒ ha cedido altruistamente las pruebas de diagnóstico rápido de la gama Uranotest necesarias, entre otras, para el diagnóstico de las cuatro enfermedades vectoriales más frecuentes en perros; para la detección de antígeno de Giardia en heces de perro y gato; o para la detección conjunta de antígenos de Leucemia felina y anticuerpos de inmunodeficiencia felina en sangre, suero o plasma, entre otros. Y lo mismo con los miembros de mi equipo, que se han presentado voluntarios para colaborar sin dudarlo. He tenido que retrasar investigaciones por mandar a los investigadores allí, que son personal en formación. Está todo el mundo muy implicado, incluso hemos llevado hasta los últimos aparatos que tenemos, los que hemos podido desplazar, para hacer diagnósticos cardiológicos de última generación. Nos hemos volcado y es una cosa que hacemos muy a gusto, nos saca de la rutina y nos da una satisfacción personal importante.

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