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Volcán de La Palma | Camino de la recuperación

Grupos de alumnos de La Palma aprovechan la erupción del volcán para despertar su vocación investigadora

Toño González explica a unos niños palmeros cómo se produce el proceso volcánico.

Investigar las cenizas a través de un microscopio, realizar una maqueta de un volcán, aprender a dibujarlos, hacer experimentos sobre erupciones o, simplemente, vivir en primera persona un suceso como este, ha propiciado que los alumnos palmeros se interesen por profesiones vinculadas a la vulcanología.

Muchos de ellos quieren ser la María José Blanco o el Stavros Meletlidis del futuro; los científicos que tomarán decisiones si en el futuro se produce una crisis como la que afecta a la Isla Bonita desde el pasado 19 de septiembre.

La erupción palmera ha hecho que científicos de todo el mundo viajen hasta la Isla para estudiarlo. Sismólogos, biólogos, geógrafos, geólogos, expertos en ciencias atmosféricas e ingenieros son las voces que durante tres meses se han escuchado, aportando su granito de arena a generar la vocación científica. Probablemente, sin saberlo, han promovido el interés por la ciencia a través de su experiencia de participar en las diferentes fases que conlleva la vigilancia volcánica; acercar a los escolares a la realidad geológica de Canarias, los volcanes, informándoles y educándoles sobre sus riesgos y sus numerosos beneficios, y promover el interés por el avance del conocimiento como un elemento esencial para contribuir al desarrollo sostenible de regiones volcánicamente activas.

Y es que el fomento de las vocaciones científicas en los jóvenes es vital para mantener el sistema científico-técnico, permitiendo la crisis vulcanológica dejar atrás cualquier iniciativa que habitualmente pueda impulsarse desde las escuelas, superando la experiencia real a cualquier experimento en laboratorio para impulsar ese interés.

El papel de la mujer

En el despertar del interés científico entre el alumnado también ha tenido que ver también la participación activa de mujeres científicas en la toma de decisiones y como caras visibles del Pevolca, rompiendo el mito de la masculinización de la ciencia, y abriendo horizontes personales y profesionales a las niñas.

Estos talleres se realiza a través de actividades programadas previamente y que, como consecuencia de la erupción volcánica han visto modificado su programa para adaptarlo a las actuales circunstancias, permitiendo a sus participantes comprender de una manera más eficaz y el comportamiento del proceso volcánico.

Una de esas actividades es el Taller del Astrónomo, impulsado desde el año 2009 por el divulgador astronómico y guía Starlight, Toño González, que modificó la habitual utilización de un planetario, también afectada por la situación del covid-19, por afrontar las actividades cambiando la temática, en este caso vinculada a las erupciones volcánicas en el Sistema Solar.

En ellas, destaca, «se tocan muchas materias como la Biología, la Geología y otras», refiriéndose además a que en particular se mencionan «casi todas menos la astronomía». El objetivo, destaca, es «buscar las vocaciones científicas entre los más jóvenes, ese es el mensaje directo que damos».

A los jóvenes, además, se les traslada que en instituciones como la NASA, «que es el ejemplo que todos tenemos en mente», hay prácticamente todo tipo de científicos menos astrónomos. «Hay geólogos que son los que estudian los planetas, los biólogos están siempre muy pendientes de los microorganismos que puedan sobrevivir, pero casi ningún astrónomo», señala el divulgador científico palmero.

Toño González se refiere también a que «este volcán ha ayudado a que los más pequeños conozcan conceptos no habituales», lamentando que «aunque la ciencia nos ha puesto en nuestro lugar con la pandemia y los volcanes», saca como conclusión positiva que «todos los días tenemos información a la que nunca habíamos tenido acceso», lo que también hace entre quienes la reciben que se despierte el interés.

En estas circunstancias, señala el divulgador, que «hay una ventana abierta para poder seguir llevando actividades del taller del astrónomo a más colegios» de la Isla. Incluso se refiere a la posibilidad de llevarlo en abierto a la población en general, «con la participación de otros científicos como de biólogos y geólogos», apunta. Al alumnado le habla de la vulcanología en otros planetas, haciendo referencia a que, por ejemplo, en Marte está el volcán más grande del que se tiene conocimiento, el Monte Olimpo. «Nuestro volcán será la referencia con la que seguiremos trabajado con los estudiantes de la Isla», señala Toño González, pero añade que «si lo pusiéramos en comparación con el Monte Olimpo, será un suspiro», ya que «es muy pequeño dentro del Sistema Solar». Por eso recalca que hay que tener en cuenta que el de Marte tiene 700 kilómetros de diámetro y en su interior cabría la isla de La Palma al completo.

Sobre su formación y evolución hay varias teorías, lo que permite generar espacios de discusión con los estudiantes palmeros participantes de los talleres, «que acercan a los más pequeños a la ciencia».

En estos cursos «no solo mostramos la parte teórica, también la parte práctica viendo materiales como asteroides», lo que convierte a la ciencia en visual y tangible, y permite hilar «todo lo que tiene que ver con las composiciones y reacciones químicas que se generan en un volcán con la creación de la vida, generando un Universo fascinante», destaca González. Y es que «todos los materiales que forman nuestro planeta están en el universo, de una manera u otra», recalcando que actualmente hay investigaciones para poder enviar sondas que permitan realizar estudios de este tipo en algunos objetos celestes del Sistema Solar.

Toño González pone de relieve que el volcán de La Palma permitirá que esos estudios se sigan desarrollando, poniendo como ejemplo los tubos volcánicos, de los que la Isla «está llena», permitiendo la actual erupción «asistir en directo a su formación por parte de la naturaleza». En este sentido, toma como referencia el hecho de que en Marte y La Luna «hay grandísimos tubos volcánicos formados por la falta de gravedad». En definitiva, el experto considera todo esto una herramienta muy útil para «poder participar en el diseño del futuro de equipamiento que nos sirva para conquistar el espacio».

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