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Ciencia

El cambio climático y el nivel actual de capturas agotará la pesca en 15 años

La ULPGC desarrolla un sistema de predicción de recursos marinos para conocer el impacto en las especies del ecosistema de la Isla en 2030 y en 2050

De izquierda a derecha, José Juan Castro, Irene del Toro, Antonio Carlos Domínguez, Airam Guerra, Lorena Couce, Diego Gamo y Jorge Cabrera. ULPGC

«Si seguimos pescando como hasta ahora, unido a los efectos del cambio climático, en 10 o 15 años la mayor parte de los recursos marinos desaparecerán, habrá un colapso de muchas especies como los meros, abades o viejas». Esta es la principal conclusión del proyecto Moira desarrollado por investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) para evaluar la sostenibilidad de las pesquerías en Gran Canaria, de cara a 2030 y 2050. Su investigador principal, José Juan Castro recuerda que en los últimos 50 años se ha perdido el 90% de la productividad pesquera y que no hay tiempo que perder para evitar el colapso del sistema.

«El objetivo del proyecto era el de establecer un sistema de predicción de como se encuentran los recursos marinos en Gran Canaria en el futuro próximo, en 2030 y en 2050, utilizando un modelo de ecosistema que permite ver como evolucionaría en el tiempo, aplicando estrategias de pesca -reducción del esfuerzo pesquero, aumento de áreas de reserva, establecimiento de cuotas de captura para distintos tipos de flotas o áreas de pesca…-, y analizando a su vez cómo va a afectar el cambio climático a todas las especies que están en ese ecosistema marino en la isla», indicó Castro, investigador del Instituto Universitario de Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (IU-Ecoaqua) de la ULPGC.

El proyecto Moira -Modelización de las pesquerías recreativa y artesanal desarrolladas en los espacios de la Red Natura 2000 en Gran Canaria: gestión participativa y evolución ante escenarios climáticos futuros-, cofinanciado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico, a través del Programa Pleamar, y Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP), ha contado con la participación del sector pesquero, desde la Cooperativa de Pescadores de San Cristóbal, el club de pesca recreativa Oleaje y el Grupo de Acción Costera de Gran Canaria, que aglutina a todas las cofradías de pescadores y algunos clubs de pesca recreativa, como de otros actores que trabajan en el medio marino. «Con la información y la ayuda del sector hemos alimentado el modelo de predicción y además, los pescadores nos han dado lo que para ello serían las soluciones para el futuro, sus estrategias como gestores de la pesca, tanto los profesionales como los de pesca recreativa», apuntó Castro.

Las especies más amenazadas por la sobrepesca son las viejas, morenas, túnidos y samas

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Con toda esa información, el equipo científico de la ULPGC, formado por José Juan Castro, Jorge Cabrera, Airam Guerra, Lorena Couce, Diego Gamo, Irene del Toro, Antonio Carlos Domínguez, David Jiménez, Ana Espino y Angelo Santana del Pino, investigadores del grupo de Biodiversidad y Conservación del IU-Ecoaqua, del Instituto de Sistemas Inteligentes y Aplicaciones Numéricas en Ingeniería (Siani), y del Servicio Integral de Tecnología Marina (Sitma) de la ULPGC, desarrollaron cinco escenarios de predicción del futuro en torno a la pesca en Gran Canaria.

El primer escenario era el de no hacer nada, ver como evolucionaría todo el sistema al dejar las cosas como están en estos momentos. «Si se sigue trabajando al mismo nivel de capturas, con los mismos barcos y número de pescadores y las mismas formas de hacer las cosas», añadiendo el factor del calentamiento global en función de los datos que plantea el panel intergubernamental del cambio climático, y que son el aumento de temperatura de un grado centígrado para 2030 y de un grado y medio para 2050. «Con este escenario, si seguimos tal y como estamos, la mayor parte de los recursos desaparecerían en 10 o 15 años. Habrá una caída importante si seguimos pescando como hasta ahora, unido a los efectos del cambio climático que afectaría al crecimiento de las especies, a la mortalidad natural».

Los siguientes escenarios fueron los de reducir sólo la pesca profesional un 30%; otro disminuir sólo la pesca recreativa un 30%, dejando la profesional como hasta ahora; combinar ambas, reduciendo un 30% las dos; y, finalmente, un quinto escenario que contempla la rebaja de un 30% de cada una de ellas, además de crear reservas marinas.

Sobreexplotación

«Con estas cuatro alternativas vimos que la cosa mejora un poco, pero no lo suficiente para conseguir que el sistema se recupere, el colapso se da pero en un mayor intervalo de tiempo, en lugar de en 15 años, se daría en 30 años, aunque la tendencia es la misma», subrayó el profesor Castro. «Estos resultados nos indican que el sistema está muy sobre explotado y que la reducción de esfuerzo que estamos proponiendo del 30% no es suficiente, hay que ir más allá y establecer muchas más medidas».

Entre ellas, el investigador de Ecoaqua apunta la de implantar acciones como cuotas de captura, tallas mínimas para todas las especies, una limitación mayor de la pesca recreativa -«que es la que tiene un mayor impacto en la actualidad, debido al número de pescadores y al volumen de la actividad»-, o crear reservas temporales para algunas especies relacionadas con la época de reproducción. «Si no hacemos eso, en cuestión de muy poco tiempo nos podemos quedar sin los recursos pesqueros que conocemos hoy».

Entre las medidas a tomar señalan cuotas de captura, tallas mínimas o reservas temporales

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Los investigadores advierten de que «el sistema no está en equilibrio» y que las especies más amenazadas son las viejas, morenas, túnidos y samas, frente a pulpos, gallos o medregal, que presentan mejor situación. No obstante, la pérdida de especies afecta a la cadena trófica ya que son alimentos de otros animales como tortugas, tiburones o aves.

«No hemos probado escenarios superiores al 30% de reducción, pero lo que si estamos viendo es que la pesca recreativa en Gran Canaria tiene un papel muy importante, más que la profesional donde el número de pescadores o de barcos activos es muy bajo. Sin embargo, la cifra de pescadores recreativos pueden llegar a más de 30.000 sólo en Gran Canaria, y 110.000 en todo el Archipiélago»

José Juan Castro señala la necesidad de centrar las acciones en las especies que tienen mayor nivel de presión pesquera en períodos concretos, como es el caso de las brecas, samas o bocinegros en unos meses, y meros o abades en otros. «Las medidas temporales pueden ser cortas en el tiempo, desde un mes, pero tienen que ser localizadas en el momento en el que estas especies se reproducen, porque son más vulnerables, se concentran en el espacio y se capturan más».

Investigadores de los institutos Ecoaqua y Siani desarrollan cinco escenarios futuros

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El proyecto de investigación Moira incluye también el desarrollo de tecnología, dado que para la realización del proyecto, los investigadores del Siani, bajo la dirección de Jorge Cabrera, diseñaron un vehículo autónomo de superficie, con una tabla de surf, paneles fotovoltaicos y una ecosonda que rastrea el mar y registra datos de las distintas especies.

Una vez que han finalizado el estudio, el siguiente paso es el de presentar durante estas semanas el informe a los pescadores y a las administraciones públicas competentes -Estado, Gobierno Autónomo y cabildos-. «Luego, dependerá de las administraciones, si quieren ir más allá o empezar con estos resultados a aplicar medidas. Evidentemente, ya no hacen falta más estudios para empezar a poner en marcha acciones. Las cosas no van bien desde hace tiempo y hay que actuar de manera más contundente, los paños calientes ya no sirven para mucho», concluyó el profesor José Juan Castro.

Evolución y gestión participativa

Objetivos

  • El proyecto Moira de la ULPGC ha tenido como objetivo evaluar la actividad pesquera y modelizar escenarios de cambio climático para la reducción de sus impactos en la Red Natura 2000 de Canarias, contribuyendo a reforzar la gestión, recuperación y seguimiento de estas áreas.

Acciones

  • Desarrollo de un prototipo de vehículo autónomo de bajo coste para la evaluación de biomasa y stoks pesqueros; obtención de datos de capturas con la colaboración de pescadores a través de reuniones, encuestas y entrevistas; campañas piloto de muestreo con apoyo de un ROV; tratamiento de datos y análisis de toda la información generada: evaluación de hábitats, especies pesqueras y especies protegidas; transferencia de resultados a los actores involucrados y difusión general del proyecto Moira.

Conclusiones

  • En Canarias, las pesquerías artesanales y recreativa se caracterizan por tener grandes lagunas de información que dificultan establecer una correcta gestión. «El uso de metodologías basadas en ciencia ciudadana, como son las encuestas, son una herramienta rápida y de bajo coste para suplir estas deficiencias». También se observó la necesidad de separar las tres modalidades de pesca recreativa para evaluar de forma más fiable es esfuerzo pesquero recreativo.

Especies

  • El gallo cochino, sargo, abade, pulpo, breca, salmonete y caballa, se encuentran sobre pescados y continúan sobre explotándose según se extrae de los diagramas de Kobe estimados a partir de los datos de primera venta del Gobierno canario. 

Buenas prácticas

  • Respetar las tallas mínimas vigentes, establecer tallas mínimas para todas las especies que se corresponda como mínimo con su talla de primera madurez; mejorar los mecanismos de trazabilidad para erradicar la comercialización de pesca furtiva; y estrechar vínculos entre las administraciones públicas, los colectivos de pescadores y la comunidad científica, para limar asperezas y disminuir la desconfianza existente actualmente. Asimismo, se propone evitar el uso de artes en zonas donde existe una alta probabilidad de capturar especies vulnerables, como elasmobranquios, que no son objetivo de la pesquería.

Recomendaciones

  • Tanto la pesca artesanal como la recreativa deben ser controladas por las administraciones públicas para garantizar que se está cumpliendo la normativa vigente; se requiere un censo actualizado de las embarcaciones autorizadas para la pesca recreativa y la obligatoriedad de reportar sus posiciones, además de aumentar su control; y establecer vedas atendiendo a los ciclos biológicos de las especies y crear áreas marinas protegidas integrales.


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