"Simplemente tuve suerte". Trabajar en uno de los más potentes telescopios espaciales jamás lanzados no es algo que le ocurra a todo el mundo, y la mente de Pablo Arrabal Haro ha demostrado pertenecer a otra galaxia.

Este Doctor en Astrofísica de El Palo está presente desde hace unos años en distintos proyectos del observatorio James Webb, que fue enviado al espacio con éxito hace a penas dos semanas. Tras décadas de trabajo, la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense pudieron lanzar este telescopio para estudiar, entre otras cosas, la formación de las primeras galaxias.

Pablo Arrabal nació y creció en El Palo, estudió allí hasta que empezó la Licenciatura de Física en la Universidad de Granada. Más tarde, Canarias fue su destino. En el Instituto de Astrofísica de Canarias hizo el Máster y Doctorado en Astrofísica, y, al terminarlo, la llamada de la NASA tiró del malagueño hacia Tucson, en Arizona.

"Echo de menos el Sol, la gente, el mar, la alegría española...", afirma Arrabal, con cierta nostalgia. El astrofísico quiere volver a su tierra, pero "su sitio está allí": "Los proyectos casi siempre van encadenados, de uno surge otro. Puedo tener un papel más o menos esencial en ellos, pero estoy. Por ahora no tengo pensado salir de Estados Unidos".

Siempre tuvo especial devoción por la inmensidad del espacio, y curiosidad por lo que "hay más allá". Durante la licenciatura descubrió ramas de la física que le sorprendieron, pero la astrofísica siempre estuvo presente en sus inquietudes. "Esta subrama de las galaxias lejanas llegó a mí gracias a la oportunidad de trabajar en 'James Webb', hasta entonces no me lo había planteado", comenta el malagueño.

El proyecto en el que está presente Arrabal, CEERS (Ciencia para la Divulgación de la Evolución Cósmica Temprana) pretende observar el efecto que el entorno tiene en las galaxias, en concreto en las del universo primitivo. Hasta el lanzamiento del 'James Webb', solo se habían podido analizar galaxias cercanas. Hubble, su antecesor, se limitaba a la luz visible del espectro electromagnético, pero el telescopio recién lanzado es capaz de observar el infrarrojo. Ahora, gracias a los instrumentos del observatorio, capaces de estudiar cuatro longitudes de onda diferentes, las galaxias lejanas están más cerca.

El papel de Arrabal en este proyecto está enfocado al software del instrumento NIRSpec. Asimismo, el físico ha trabajado previamente en simulaciones de galaxias muy muy lejanas para probar el programa de procesamiento de datos del propio telescopio.

Para Pablo "solo fue suerte", pero ser parte del proyecto que permitirá conocer mejor lo que hay "allá fuera" parece fruto de una pasión, dedicación y talento de otro mundo.