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CRISIS DEL CORONAVIRUS

Un estudio avala el papel del ejercicio físico para evitar la gravedad del Covid

Científicos de la ULPGC publican en ‘The Conversation’ las claves de una proteína que se genera con la actividad física, y que inhibe el riesgo de infección severa

De izquierda a derecha, Ángel Gallego, José Antonio López Calbet y Marcos Martín, en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la ULPGC. Andrés Cruz

La ciencia avala el papel del ejercicio físico como herramienta aliada en la lucha contra el Covid-19. No sólo disminuye la obesidad, que es un factor de riesgo de la infección, sino que aumenta la cantidad de proteína ACE2 que actúa en el organismo humano como freno al desarrollo de la enfermedad grave por SARS-CoV-2. Así lo recoge el trabajo Por qué la pérdida de peso es fundamental en la lucha contra la covid-19, publicado en la plataforma de divulgación científica The Conversation, por los investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria José Antonio López Calbet, catedrático de Fisiología del Ejercicio; Ángel Gallego, doctorando de Biomedicina; y Marcos Martín Rincón investigador post-doctoral en el Departamento de Educación Física y del Instituto de Investigaciones Biomédicas y Sanitarias (Iuibs).

El grupo de investigación que lidera el profesor López Calbet tiene una amplia experiencia en el estudio de la proteína ACE2. Han demostrado, entre otros aspectos, que está aumentada en el músculo de las mujeres, además de su importante papel en el mantenimiento de la salud. «La ACE2 es un regulador natural que tenemos todos los seres vivos, que actúa como freno de un sistema que se llama renina-angiotensina que se sobreactiva con el envejecimiento, la obesidad y las enfermedades crónicas. Este sistema aumenta la cantidad de un péptido que circula por la sangre y que también se expresa en los tejidos, que se llama angiotensina II. El aumento de este péptido se ha relacionado con cánceres, mayor riesgo cardiovascular, hipertensión arterial…», explicó el catedrático López Calbet.

Tener niveles más altos de ACE2 disminuye los niveles de angiotensina II, lo que explica sus efectos beneficiosos porque reduce el riesgo, por ejemplo, de desarrollar enfermedades como la hipertensión arterial, o las complicaciones renales y cardiacas en el caso de la diabetes. «De hecho, el principal tratamiento de la hipertensión arterial consiste en inhibir este sistema renina-angiotensina (RAS), y resulta que nosotros tenemos un inhibidor natural del sistema RAS que es esta proteína ACE2, que la podemos estimular, simplemente haciendo ejercicio físico», subrayó el investigador.

«Casualidad» genética

La experiencia adquirida durante años en el estudio de la ACE2 por parte del grupo de investigación en Rendimiento Humano, Ejercicio Físico y Salud de la ULPGC que dirige José Antonio_López Calbet, les ha llevado a entender el papel de dicha proteína respecto a la infección por Covid-19. «La casualidad genética ha hecho que el virus del Covid-19 se una a la ACE2 y eso provoca que introduzca esta proteína dentro de la célula y la destruya». Esto se traduce en que los niveles de ACE2 cuando una persona tiene Covid-19 tienden a bajar con la infección, y parte de la patología que provoca la enfermedad se relaciona con una disminución de esta enzima ACE2. «Es muy probable que las personas que son más susceptibles a una caída de ACE2 sean las que hacen la enfermedad más severa, y las que son más vulnerables son aquellas que de forma natural necesitan tener más ACE2 para evitar los efectos negativos de la sobre activación del sistema RAS. Hablamos, por ejemplo, de personas obesas, con diabetes…».

En este sentido, los investigadores de la ULPGC señalan la actividad física como una herramienta eficaz para luchar contra la severidad del Covid-19. «De hecho, ahora hay algunos investigadores que están barajando la posibilidad de que las personas que han tenido Covid-19 desarrollen anticuerpos contra ACE2, que se unan y bloqueen el efecto beneficioso de dicha proteína, y que esto podría estar relacionado con la sintomatología de Covid persistente que sufren algunos afectados. Esto es sólo una hipótesis en la que se está trabajando actualmente, pero si fuera el caso, hacer ejercicio también podría ser beneficioso para estas personas con Covid persistente, porque podría ser un mecanismo natural de intentar aumentar los niveles de ACE2. La medicación que se da para inhibir el RAS en medicina, por ejemplo, los fármacos que bloquean a los receptores a los que se une la angiotensina2, también provocan aumento de ACE2. Pero esto se puede conseguir haciendo ejercicio físico».

También se ha comprobado que las células grasas tienen altos niveles de ACE2, lo que podría explicar el desarrollo de formas más severas de Covid-19 en las personas con obesidad. «En nuestro grupo de investigación hemos encontrado recientemente una asociación entre obesidad y aumento de los niveles de ACE2 en tejido muscular esquelético. El aumento de ACE2 en el músculo esquelético en personas con obesidad puede ser necesario para contrarrestar un SRAA (sistema renina-angiotensina-aldosterona) sobreactivado. Por ello, las personas con obesidad son más sensibles a los efectos dañinos de la destrucción de ACE2 que provoca la infección por SARS-CoV-2».

La pérdida de peso, «incluso modesta», puede atenuar los daños por el virus en diferentes órganos

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A este respecto los investigadores de la ULPGC señalan que tanto la pérdida de peso, «incluso modesta», como el ejercicio físico, pueden revertir este desequilibrio en el SRAA, lo cual podría contribuir a atenuar los daños por Covid-19 en diferentes órganos.

Por tanto, el ejercicio físico constituye un aliado para la salud, además de para evitar la gravedad de la infección del Covid-19; porque permite disminuir el grado de obesidad y la grasa visceral, proporciona efectos antioxidantes y antinflamatorios y potencia el funcionamiento del sistema inmune. También mejora la capacidad cardiorrespiratoria, el metabolismo de la glucosa y los lípidos. Además, ejerce efectos beneficiosos sobre la salud mental -el estado de humor y las funciones cognitivas, especialmente la memoria-.

«El ejercicio físico debe vislumbrase como estrategia preventiva frente a los efectos de las dos pandemias: la obesidad y la Covid-19», apuntan en el artículo publicado en The Conversation.

El ejercicio además, mejora el sistema inmune y, al aire libre, eleva los niveles de vitamina D

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 Los investigadores además han barajado otros dos mecanismos adicionales por los cuales el ejercicio también ayuda a luchar contra la Covid-19: por un lado, mejora el funcionamiento del sistema inmune; y por otro, las personas que hacen ejercicio de forma regular, y sobre todo a aire libre, suelen tener niveles de vitamina D más elevado en sangre. «Existe evidencia de que las personas que tienen niveles de vitamina D en sangre más altos, desarrollan covid menos severo. La combinación de todos estos factores es lo que hace que sea muy recomendable para la población hacer ejercicio físico como mecanismos de autoprotección contra la Covid-19».

El estudio concluye que, aunque la vacunación constituye la principal herramienta en la lucha contra la pandemia, la evidencia científica indica menor mortalidad y severidad de la Covid-19 en quienes hacen ejercicio de forma regular y siguen una alimentación sana, fundamentalmente vegetariana. El siguiente paso en el que trabajan sus autores, es el de determinar cuáles son los mecanismos moleculares por los que actúa el ejercicio; y qué tipo de ejercicio es más beneficioso o qué cantidad es la más recomendable.

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