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La política y la sociedad canaria, en contra de la homofobia del obispo de Tenerife

El presidente del Gobierno de Canarias opina que el eclesiástico «debería rectificar»

Alex Mercurio sostiene, ante la catedral de La Laguna, un cartel en el que se puede leer: "Pecado mortal es la homofobia y la pederastia"

El presidente del Gobierno de Canarias, Ángel Víctor Torres, ha salido en defensa de los derechos de las personas LGTBI después de las declaraciones homofóbicas del obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez. «Hemos caminado mucho y nos ha costado mucho conseguir derechos de igualdad para que diga ahora que es una enfermedad o un pecado portal. Creo que debería rectificar», dijo Torres en declaraciones a la Cadena SER

Los hechos ocurrieron durante la emisión del programa Buenas Tardes Canarias durante la tarde del 18 de enero en Televisión Canaria. El obispo de Tenerife relacionó el pecado mortal con la homosexualidad, comparándola con estados de embriaguez: «Depende de la persona y las circunstancias, para que una cosa sea pecado mortal, hace falta que la persona sea consciente de que es pecado, que lo haga libremente y no esté condicionada por nada, que sepa que está mal y que, a pesar de que sabe que está mal, lo hace libremente y sin ser condicionada por nadie». Aunque por último comentó en la misma intervención que las personas «son dignas de todo respeto», el agravio ya estaba hecho.  

Torres no ha sido el único, también el presidente del Cabildo de Tenerife y los miembros del Partido Popular, Poli Suárez y Zaida González, invitan al obispo a replantear su postura. «O las religiones y sus representantes se actualizan o la gente cada vez tendrá menos referencias para acercarse a ellos», subrayó González. 

La reacción en redes sociales no se ha hecho esperar, entre ellas, la asociación LGTBI Diversas ha exigido a las autoridades eclesiásticas católicas el cese «inmediato» del monseñor, reclamos a los que se ha sumado UGT Canarias, quienes tildan el mensaje de «rancio y manido» dentro de la Diócesis Nivariense.

Esta no es la primera vez que el obispo de Tenerife atenta contra la integridad del colectivo. En el año 2007, «justificó» los abusos sexuales a menores diciendo que «hay niños que provocan», lo cual remató con que «la homosexualidad perjudica a las personas y a la sociedad», luego intentó rectificar sus palabras.

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