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Fenómenos naturales

La explosión del volcán Tonga ‘agita’ Canarias en su larga vuelta al mundo

La violenta erupción que sacudió el Pacífico el 15 de enero se registra en

las estaciones sísmicas de todo el mundo, incluidas las del Archipiélago

Así muestran las imágenes vía satélite la erupción del volcán en Tonga

Así muestran las imágenes vía satélite la erupción del volcán en Tonga

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Así muestran las imágenes vía satélite la erupción del volcán en Tonga Verónica Pavés

La explosión que sufrió el volcán de  Hunga Tonga-Hunga Ha’apai el pasado sábado en el Pacífico Sur fue tan violenta que pudo sacudir el mundo en pocos minutos. La onda sísmica provocada por la erupción se desplazó 17.000 kilómetros hasta llegar a Canarias, donde todos sus sismógrafos se revolucionaron, después de varios meses de calma, por una perturbación que había ocurrido al otro lado del globo. Unas horas después, se notó una nueva alteración, la de la onda de expansión que emitió el volcán también se pudo registrar en los medidores de presión atmosférica que se encuentran repartidos por todo el Archipiélago canario

«Se trata de la llegada de dos ondas separadas y distintas», explica Eduardo Suárez, sismólogo del Instituto Geográfico Nacional (IGN). Cuando el volcán de Tonga explotó lo hizo con una fuerza inaudita, de unos 10 megatones – 25.000 veces más poderosa que la que arrasó la ciudad libanesa de Beirut en 2020–. Con tal fuerza, no es de extrañar que haya podido romper por completo la pequeña isla que le rodeaba e iniciar un movimiento sísmico de gran fuerza (equivalente a uno de magnitud 5,8) que recorrió todo el mundo. «El movimiento sísmico atravesó La Tierra, por lo que llegó a nosotros unos minutos después», explica Suárez. Esto, como destaca, no es nada inusual pues «cualquier terremoto que tenga una potencia importante puede atravesar La Tierra, y así llegar hasta nosotros».

Sin embargo, con esta fuerza, el volcán submarino no solo logró crear un movimiento de tierra de gran magnitud, también enrareció la atmósfera con una potente onda expansiva que llegó a Canarias unas horas después del primer golpe. Esta onda de presión viajó alrededor del globo a la velocidad del sonido: 1.235,5 kilómetros por hora y, gracias a las imágenes captadas por satélites, el extraño fenómeno se pudo visualizar casi en tiempo real diseminándose lentamente por todo el planeta. 

El volcán de Hunga-Tonga no ha suscitado demasiado interés a lo largo del tiempo. Al encontrarse en una zona deshabitada, entre dos pequeñas islas, Hunga-Ha'apai y Hunga-Tonga, que apenas sobresalen 100 metros sobre el nivel del mar, han sido muy pocos los investigadores que se han desplazado allí para entender el sistema volcánico que las ha creado. Sin embargo, bajo ellas, al lado de una enorme caldera submarina, habita un coloso de casi dos kilómetros de altura y hasta 20 kilómetros de ancho. 

El de Hunga-Tonga es un sistema volcánico muy activo que, de hecho, ha tenido actividad regular durante las últimas décadas, lo que no es de extrañar, pues se encuentra en una zona de colisión entre la placa tectónica del Pacífico y la indo australiana. Antes de la erupción acaecida este año se habían producido otras dos de gran envergadura, una 2009 y otra entre 2014 y 2015. Esta última tuvo gran relevancia pues, gracias a ella se creó un cono que unió ambas islas. Como explica Stavros Meletlidis, vulcanólogo del IGN, no fue hasta 2015 cuando se empezaron a publicar los primeros estudios referentes a este volcán, aunque a día de hoy sigue sin estar «monitorizado». 

¿Pero qué provocó una erupción tan explosiva en medio de la nada? «Posiblemente la haya provocado una entrada masiva de agua», asevera Meletlidis. El investigador explica que esta actividad eruptiva se puede separar en dos fases, una el 13 de enero y otra tan solo unos días después. «La primera erupción subaérea provocó una columna de 20 kilómetros que se expandió alrededor de las islas», explica el vulcanólogo.

En ese día, los habitantes de las islas más cercanas pudieron oler el azufre que emanaba, dado que se expandió hasta a 80 kilómetros de distancia. Al día siguiente, una gran explosión se oyó a miles de kilómetros de distancia, hundió la isla de Tonga y generó un gran tsunami que golpeó varias lugares bañados por el Pacífico, incluidas las costas de Estados Unidos, Australia, Chile y Japón. Pero esta vez, fue submarina. 

«Es posible que la primera erupción haya permitido la entrada masiva de agua a la cámara magmática», alega Meletlidis. Si ese ha sido el caso, al entrar en la cámara, el magma pudo comenzar a evaporar de una forma rápida el agua y el vapor restante creó tal presión sobre la misma que acabó generando esa gran explosividad que todo el planeta pudo contemplar durante el sábado. Esta tesis se complementa con la que realiza Shane Cronin, profesor de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) e investigador del volcán Hunga-Tonga, quien en un artículo en The Conversation afirma que este «enorme poder explosivo» no solo se puede explicar por la interacción magma-agua, sino que hay que tener en cuenta que de la caldera han brotado «grandes cantidades de magma fresco cargado de gas».

Poderoso y destructivo

Ubicación. El volcán de Hunga-Tonga se encuentra una zona deshabitada, entre dos pequeñas islas del Pacífico, Hunga-Ha’apai y Hunga-Tonga. Estas islas, antes de desaparecer por el estallido de la erupción apenas salían 100 metros sobre el nivel del mar.

Zona eruptiva. El de Hunga-Tonga es un sistema volcánico muy activo que, de hecho, ha tenido actividad regular durante las últimas décadas. ntes de la erupción acaecida este año se habían producido otras dos: una 2009 y otra entre 2014 y 2015. 

Daños. El tsunami que provocó en la isla de Tonga se ha saldado con tres muertos. 

A día de hoy es imposible saber si el proceso eruptivo sigue. «No hay ninguna pista que nos lo aclare», afirma Meletlidis. De hecho, desde el reventón del pasado sábado no se ha sabido más del volcán. »No vemos material volcánico alrededor, como el pómez, que sería lo normal en una erupción submarina«, explica el investigador, que indica que este tipo de roca aparece cuando el magma está »muy evolucionado«. En este sentido, el investigador considera que la alta explosividad del proceso pudo haber provocado que el »magma se haya fragmentado«. Es decir, lo haya convertido todo en ceniza. «Ya lo vimos en La Palma», comenta el investigador. «Cuando se sucedían periodos de baja explosividad, el magma aparecía en forma de lava«, sin embargo, cuando más explosiva se volvía el proceso eruptivo, «más ceniza había».

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