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Lorenzo Armenteros Portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG)

«Los niños se ven fácilmente afectados por Covid persistente»

El doctor Lorenzo Armenteros. Adolfo Enriquez

Lorenzo Armenteros del Olmo (Salamanca, 1960) es médico en el centro de salud Islas Canarias de la ciudad gallega de Lugo. Es uno de los coordinadores  de la Guía clínica para la atención al paciente de Covid persistente y portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

Los niños no son ajenos al Covid persistente, entre los cuales, la incidencia puede ir aumentando a medida que se vayan produciendo más contagios, según Lorenzo Armenteros. La falta de síntomas con la que suele cursar la enfermedad en la población infantil dificulta el diagnostico, según este médico, que apuesta por la creación de unidades de referencia para tratar a estos pacientes.

Cada vez se habla más de Covid persistente en los niños. ¿Por qué?

Porque hasta ahora los niños se contagiaban poco. Ahora estamos viendo todo tipo de casos y los de Covid persistentes podrán aumentar a medida que lo hagan los contagios. Un estudio realizado por la SEMG y un metanálisis publicado en The Lancet lanzaban el mismo dato: la posibilidad más alta de Covid persistente es en mujeres de 40 a 45 años. Pero por entonces, ya decíamos que no se descartaba en personas mayores ni en niños. Ahora estamos viendo que los niños son una población que se ve fácilmente afectada por Covid persistente y con las mismas manifestaciones que el adulto: tos persistente, cansancio extremo, astenia, dolor osteomusculares y la denominada niebla mental (trastorno de memoria, dificultad para concentrarse...). Esta se hace especialmente palpable en los niños y tiene un fuerte impacto en su día a día, ya que su actividad básica es la intelectual. Estamos viendo que les cuesta volver a las actividades que realizaban con la misma agilidad que tenían antes del Covid.

¿Están viendo la aparición de enfermedades que no se corresponden con la edad biológica de los afectados como consecuencia del Covid?

No tenemos una certeza ahora mismo. Sin embargo, cabe esta posibilidad porque en los adultos ha ocurrido. Hay macroestudios con veteranos estadounidense que muestran que se producen enfermedades impropias para su edad. ¿Cuál es el temor que tenemos con los niños? No es tanto una aparición ahora de enfermedades impropias, sino que tengan un envejecimiento precoz y tener enfermedades a edades más tempranas a las que biológicamente les corresponderían.

¿El hecho de que la mayoría de los niños pasen la infección sin síntomas dificulta el diagnóstico de Covid persistente?

Tienen un proceso de diagnóstico más complejo porque en el niño existen diferentes patologías relacionadas con el déficit de atención y concentración, incluso múltiples enfermedades que puedan tener sintomatología similar a la del Covid. En un paciente adulto, con un relato más concreto de la sintomatología y en muchos de los casos con síntomas iniciales que persisten en el tiempo es mucho más fácil hacer un diagnóstico que en los niños, con quienes la entrevista clínica ya es más difícil, y más si han sido muy poco sintomáticos o asintomáticos.

El Hospital Universitario Germans Trias i Pujol de Barcelona tiene una unidad pediátrica    de Covid persistente. ¿Habría que copiar este modelo?

Estamos hablando del hospital que más desarrollada tiene la atención a pacientes de Covid persistente. Ellos crearon la primera unidad de adultos y ahora han aplicado esta experiencia para crear una unidad pediátrica. Ya en la definición de la OMS de Covid persistente se deja abierta la puerta a que los niños puedan tener otras características diferentes en su patología e incluso en su Covid persistente. Las unidades específicas, con un equipo multiprofesional estrechamente unido al paciente, son lo que mejor funciona. Creo que es algo que la autoridad sanitaria debería plantearse. Cada comunidad autónoma debería de tener una unidad de referencia de Covid persistente para adultos y otra para niños.

Además de la sintomatología hay que manejar la incertidumbre ante una enfermedad desconocida...

El Covid persistente es muy complejo, alarmante y preocupante. De hecho es difícil determinar si la sintomatología ansiosa e incluso depresiva que se asocia es parte de la enfermedad o una consecuencia. La incertidumbre debe de ser acompañada porque cuando se tiene una clara atención a estos pacientes y estos van viendo mejoras es un punto de esperanza para pensar que la enfermedad puede pasar con el tiempo aunque en algunos casos duren más que en otros. Además, debemos buscar no tratamientos sintomáticos, sino específicos para estos pacientes. Los antivirales que ahora se están poniendo en el mercado nos dan la esperanza de que puedan tratar la fase aguda de la enfermedad, pero también de que puedan ser útiles para tratar el Covid persistente.

Muchos pacientes se sienten incomprendidos.

La incomprensión sería el grado siguiente al desconocimiento. Lo primero que aducen es que acuden al centro sanitario y no los tratan ni los dirigen bien, por desconocer la enfermedad. Pero también existe incomprensión por parte de un sector de la medicina, que no cree que exista esta enfermedad a pesar de todas las evidencias. Y eso es muy doloroso para el paciente.

¿Son todos los casos que se conocen los que son?

En absoluto. El paciente que tiene una sintomatología muy florida acude al médico porque, lógicamente, se encuentra mal, pero el que se ha quedado una cefalea o con una tos no lo consulta y se limita a convivir con el síntoma con resignación. Pero hay muchos pacientes que nos refieren que antes hacían deporte y ahora no o que antes no se cansaban y ahora sí.

Un estudio israelí muestra que dos dosis de la vacuna reducen el riesgo de Covid persistente...

Estamos viendo que con la pauta completa las probabilidades de Covid persistente se reducen porque se reduce de alguna manera el virus. No ha sido tan beneficiosa para quienes ya lo tenían, en quienes se redujo su sintomatología, pero solo en un 26%. La segunda dosis supone posiblemente una reducción en la incidencia de nuevos casos, aunque no desaparecerán porque ya tenemos Covid persistente en pacientes que sufrieron la infección tras ser vacunados.

«Los antivirales que llegan ahora nos dan la esperanza de tratar la fase aguda de la enfermedad»

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Con ómicron, mucho más transmisible aunque con cuadros más leve, hay voces que apuntan a ‘gripalizar’ el Covid, es decir, a tratarlo como la gripe. ¿Qué opina?

Me parece demasiado prematuro por diferentes aspectos. La pandemia no ha alcanzado ni siquiera el pico más alto, y seguimos con un incremento de ingresos hospitalarios y en UCI. Por otro lado, el virus de la gripe y el SARS-CoV-2 no son iguales. La variante ómicron del SARS-CoV-2 es uno de los virus más infectivos de la historia, posiblemente diez veces más que el de la gripe, por lo que para banalizarlo tendría que darse otra coyuntura: que la pandemia esté estabilizada, que la enfermedad tenga la comorbilidad de ómicron sin más agravamientos, que no tenga capacidad de mutación o que las mutaciones sean muy leves porque en ese momento, nadie nos asegura que dentro de quince días no tengamos una mutación más grave y, sobre todo, que la vacunación global esté por encima del 8%, una cifra que estamos muy lejos de conseguir.

¿Entonces?

Por todo esto, estamos muy lejos de que podamos considerar esta enfermedad como endémica, de que podamos tratarla de otra forma mucho más sencilla y menos aún de que liberalicemos medidas de contención como el uso de la mascarilla en interiores, no notificar el número de casos o que no se hagan aislamientos, o de tratarla como una gripe, que, por otra parte, no es ninguna enfermedad leve, y menos aún de poder considerarla como un resfriado. Endemia no quiere decir que sea un escenario más seguro.

¿Qué quiere decir?

Le pondré un ejemplo: la malaria es una enfermedad endémica y causa miles de muertos en el mundo cada año. Lo que debemos garantizar es que tengamos todos los medios posibles para evitar el Covid, es decir, que haya vacunas esterilizantes que impidan la transmisión y progresión de la enfermedad y con esto intentaríamos erradicarlas como pasó con la viruela, y que haya avances en fármacos antivirales de amplio espectro. Lo mejor que puede pasar con ómicron es no pasarlo dada la incertidumbre.

¿Cuarta dosis o primar la vacunación en el Tercer Mundo?

Creo que se pueden compaginar ambos objetivos. Los estados ricos tienen que dar a sus habitantes aquello que precisen y al mismo tiempo deben contribuir de una forma activa a que todos los países del mundo tengan el mismo derecho al acceso a la vacuna. No creo que nadie pusiera reparos en esto.

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