La defensa trata de demostrar que las muertes fueron instantáneas del crimen de Adeje. El cadáver del niño presentaba una “agujero enrome” en el cráneo, una fractura en el lado izquierdo por la que se derramó parte de la masa encefálica, y junto al cuerpo se recogieron fragmentos óseos.

Pero también tenía hematomas en la cara, en la frente y en la zona del oído derecho, así como heridas en los antebrazos, las manos y el hombro.

Los forenses han concluido que el niño trata de parar la agresión y finalmente cae al suelo en la cueva, donde adopta una posición fetal como última postura de defensa, momento en el que recibió uno o varios golpes mortales con una piedra y su cráneo quedó aplastado.

También creen los forenses que “hubo cierta supervivencia”, quizás de algunos minutos, después de la fractura craneal, porque el niño estaba exangüe y tenía edema pulmonar, lo cual indica que mantuvo signos vitales.

Los forenses no pueden determinar si murió antes el hijo o la madre, pero sí han concluido que la agresión de esta comenzó fuera de la cueva y concluyó dentro, donde quedó boca abajo con el cráneo roto en la zona de la coronilla, por lo que recibió el golpe desde arriba y desde atrás.

Fueron localizados restos óseos alojados dentro de la cabeza y además presentaba una fractura maxilofacial.

La mujer también tenía golpes previos que indican que intentó defenderse, se recogieron mechones de pelo fuera de la cueva, donde ya había sangrado, y antes de la agresión definitiva recibió golpes en el lado izquierdo de la cara, a la altura del pabellón auricular. También presentaba un golpe en el labio y un incisivo roto.

Las lesiones fueron “muy dolorosas”, pero cuando se habla de ensañamiento los forenses también se refieren al sufrimiento mental, al “terror” que sufre alguien agredido por una pariente cercano, que cuando hay supervivencia pueden tardar más en sanar que las propias heridas, dijo el forense Francisco Javier González.

Por la defensa compareció como perito José Antonio Álvarez, quien en su informe pericial confirmó que el acusado presenta una hernia discal operada y una prótesis, lesión que le causa dolor neurológico constante y le limita en sus movimientos, también toma medicamentos opiáceos y para la depresión.

“Es sorprendente” que con estas patologías y dolores tan intensos pudiera mantener un forcejeo intenso; “desde el punto de vista médico es difícil de entender”, indicó el perito.

También apuntó que es posible que el fallecimiento de Silvia fuera instantáneo y que ya estuviera inconsciente cuando murió al recibir el último golpe.