John Santillan, más conocido como el padre John, no dejó apenas rastro de su paso por Peralta de la Sal, el pueblo de la comarca de la Litera que alberga el santuario de San José de Calasanz, fundador de las Escuelas Pías, nacido en la localidad en 1557. Sin embargo murió allí en 2004 y se encuentra enterrado en el cementerio local.

Solo unos pocos saben que el padre John apareció en esa zona apartada de Huesca al principio del siglo XXI, en una fecha inconcreta, tras protagonizar, en los años 70 y 80, varios casos de supuestos abusos sexuales a niños en instituciones de enseñanza de la orden calasancia en California, donde había nacido en 1938. Coincidió en el tiempo con la época en la que el aragonés Juan José Omella, actual presidente de la Conferencia Episcopal Española, era obispo de Barbastro-Monzón.

"Para el pueblo el padre John es un desconocido", subraya Jaime, un hombre de unos 60 años que está sentado en un velador de la terraza del bar La Mora, en la plaza de Peralta de la Sal, que cuenta con unos 150 habitantes incluyendo los que residen en tres pedanías de su término municipal. "Estuvo poco tiempo y además apenas se le veía por las calles y no hablaba con ningún vecino", explica.

Agresiones a alumnos y a un monaguillo

Sin embargo, los superiores de la orden siempre supieron que John o Juan Santillan, natural de Los Ángeles, no era un religioso más y que su confinamiento o destierro en el pueblo oscense obedecía a razones relacionadas con presuntas agresiones sexuales a sus alumnos e incluso a un monaguillo, según recoge el historial elaborado por los bufetes de abogados Pearson, Simon & Warshaw LLP y Boucher LLP.

La orden de las Escuelas Pías, a través del padre provincial de los Escolapios Emaús, Jesús Elizari, reconoció a EL PERIÓDICO DE ARAGÓN que el religioso fue apartado a Peralta de la Sal. "Eran unas prácticas que se realizaban en aquel momento, si bien ahora todo sería investigado", aseveró el responsable, que lamentó este tipo de hechos delictivos.

"No aceptamos entre nosotros actitudes o conductas que supongan un desprecio a la igual dignidad de todas las personas, independientemente de su edad, género, opciones personales o condición social", continuó Elizari. "En todo caso, quienes asumimos este compromiso somos especialmente celosos y contundentes en la protección y garantía del derecho de los niños y jóvenes a una infancia y una vida feliz, segura y plena", subrayó el superior.

"Cayó muerto al suelo"

Elizari hizo hincapié en que, al margen de los cauces habituales de comunicación y relación, "se ha habilitado una dirección de correo electrónico, conocerlaverdad@escolapiosemaus.org, para que puedan canalizarse los testimonios que se estimen oportunos, con plenas garantías de sensibilidad, respeto y confidencialidad".

La realidad es que el sigilo con el que actuó la orden a la que pertenecía el supuesto pedófilo dio resultado y que su breve paso por Peralta de la Sal pasó inadvertido para los vecinos. De hecho, el único dato que sobresale en el recuerdo de los residentes, aunque de forma muy imprecisa, es la forma en que murió. "Había estado en el barrio de Gabasa, puede que celebrando misa, y cuando llegó de vuelta y se apeó del coche le dio algo y cayó muerto al suelo", indica una persona que pide permanecer en el anonimato. Corría el año 2004 y el acusado de abusos sexuales a menores de edad debía de tener entre 64 y 65 años.

"Aparte de eso, no hay nada concreto sobre su paso por aquí", añade esta misma persona. "Por supuesto, si no se sabía nada de su presente, tampoco se sabía nada de su pasado, de esos supuestos casos de pedofilia", matiza sin ocultar cierta contrariedad, pues nadie en Peralta quiere que se relacione el pueblo con un asunto oscuro y escabroso que ven como algo completamente ajeno a ellos y a su pueblo.

Ni siquiera el alcalde, Luis Pedro Boteller, de 38 años, tiene noticias del presunto pedófilo. "Cuando murió yo tenía unos 20 años y lo cierto es que no lo conocí, no me suena de nada", afirma. "Cuando me han comentado que estuvo aquí lo he confundido con otro caso parecido", agrega el regidor.

Foco de atracción

El santuario es un lugar que registra un continuo ir y venir de residentes temporales y ocasionales. Por ello, indica, la relación suele limitarse a la figura del gerente y la del rector de cada momento. 

El lugar elegido para el destierro del padre John, la casa de San José de Calasanz, es un lugar discreto pese a encontrarse en un edificio imponente en el que destaca la iglesia, levantada sobre el solar de la casa donde nació el fundador de las Escuelas Pías.

El inmueble, el de mayores dimensiones de la localidad, es el principal foco de atracción de Peralta de la Sal. «Antiguamente contaba con escuela y con noviciado, y más tarde con internado, pero eso hace años que terminó», apunta una vecina. «Ahora tienen una hospedería, un albergue juvenil y una escuela de hostelería», dice.

 Los actuales responsables del santuario tampoco saben nada del padre John. Con el paso de los años la institución ha cambiado de rector y de gerente unas cuantas veces y los residentes, que a menudo son padres escolapios ya mayores que ejercieron la enseñanza en otras partes del mundo, también varían con el tiempo.

Para el hermano Javier, por ejemplo, que acaba de venir a España tras vivir varias décadas en Venezuela, aquel religioso norteamericano es un perfecto desconocido del que no sabe nada en absoluto.

Ante esta casi total ausencia de datos sobre el escolapio norteamericano, lo único seguro es que sus restos reposan en el pequeño cementerio del pueblo, situado en un promontorio al norte del casco urbano.

 En una lápida de color gris oscuro, en una tercera altura, puede leerse el nombre completo del sacerdote, John Cecilio Santillan, junto con el lugar y la fecha de su nacimiento y de su muerte.

Un fallecimiento que el historial de los bufetes legales norteamericanos, seguramente por error, fechan en 2014, es decir, diez años más tarde de cuando realmente ocurrió. Quizá porque las autoridades estadounidenses perdieron el rastro del padre John a finales del siglo pasado y desconocían su paradero, si bien existían sospechas de que podía estar en Bolivia.

En cualquier caso, según la misma fuente, fue expulsado de la orden en 2002, un hecho que no casa con su posterior reaparición en España, en el pueblo de fundador de su antigua orden