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Memoria Histórica

Una exposición en la sede de la Fundación Juan Negrín cuenta la historia de las mujeres deportadas a campos de exterminio

La historia de esta exposición también llega al momento actual. | | JUAN CASTRO

Dobles víctimas, por su condición de género y por sufrimientos adicionales, ponerse delante de los paneles de la exposición Resistentes y Deportadas es un ejercicio de memoria solidaria con aquellas mujeres, entre ellas las republicanas españolas, que sufrieron la deportación a campos de exterminio nazis en Alemania.

La asesora histórica de la Fundación, Margarita Martín, explica el contenido de la exposición el día de su inauguración a los invitados. | | JUAN CARLOS CASTRO

«La historia de las mujeres en la II Guerra Mundial», explica Cristina Martín, asesora histórica de la Fundación Juan Negrín, «sigue siendo muy desconocida y reprimida; las mujeres, a menudo dobles víctimas por su condición de género y por sufrimientos adicionales como la pérdida de hijos o determinados experimentos médicos, constituyeron un colectivo concienzudo, luchador y solidario». De los 10.000 deportados españoles durante la II Guerra Mundial, un tercio, más de 3.300 personas eran mujeres, republicanas, que apoyaban la legalidad vigente y que, después tuvieron que huir de España y llegar a Francia, «donde los nazis las detuvieron e iniciaron el proceso de deportación».

Ángel Quintero, el promotor de esta exposición, que se creó en Barcelona pero que ya nació con vocación itinerante y que ahora está en la capital grancanaria hasta mediados de marzo, «tiene como principal objetivo reivindicar la figura de la mujer, que por defender la República fue perseguida, huyendo a Francia, donde la mayoría cayeron en manos del ejército de Hitler y deportadas a campos de exterminio como el de Ravansbück», a 80 kilómetros de Berlín.

Rescatar la memoria

«Después de más de 70 años», asegura, «estamos en la obligación de que esta parte de la historia no muera, rescatar la memoria de estas mujeres y, de esta forma, crear conciencia para que no vuelva a ocurrir; en palabras de José Saramago, si olvidas llega la indiferencia». En cada uno de los paneles, con textos e ilustraciones que repasan estos terribles años, «a pesar del intento que han hecho sus creadores de no herir la sensibilidad de los visitantes a esta exposición», explica Cristina Martín, «la realidad se impone y se pueden apreciar momentos realmente duros de la tortura a la que fueron sometidas hasta el final, cuando se juzgaron a muchos de estos criminales».

Otro de los agravios más duros que padecieron estas miles de mujeres es que fueron declaradas apátridas por la Gestapo, «lo que todavía agravó más sus padecimientos». Según Quintero, «el hecho de no pertenecer a ningún país ni siquiera te daba la mínima cobertura de protección y te dejaba en la misma situación que si fueras un mueble o cualquier objeto».

Para el promotor de esta iniciativa, hubo ejemplos muy llamativo de alguna de estas mujeres que vivieron un verdadero periplo de visicitudes «huyendo de Madrid, cuando acabó la guerra civil, camino de Valencia, después a Francia terminando en un campo de concentración donde hay testimonios de cómo pedían ayuda fuera porque no tenía ni siquiera jabón para lavarse para finalmente, emigrar a América, desde donde vuelve muchos años después».

«A medida que avanzamos entre los paneles de la exposición, los datos nos aportan conocimiento de cómo se vivía en los campos, de cómo se ayudaban entre ellas para sobrevivir y de cómo utilizaron a muchas de ellas como cobayas para experimentos médicos que no superaban», asegura Ángel Quintero.

Dibujos de las prisioneras, fotos y documentos de la época dan también el soporte a esta historia contada a retazos, con cierta ternura y mucha solidaridad hasta llegar el momento del fin de la guerra, de la ayuda de Cruz Roja en la puesta en libertad de estas mujeres, de cómo muchas de ellas tuvieron que pasar el mal trago de recordar todo lo vivido en los juicios a los nazis y de cómo volver a la vida. «A pesar de lo estremecedor de los testimonios y de la historia en sí», explica el promotor de esta exposición, «es fundamental poner sobre la mesa estos acontecimientos desde la perspectiva femenina, porque es la menos conocida, la que siempre ha quedado escondida, poco visible, para aprender y que nada de esto se repita», explica Ángel Quintero.

Esta exposición también viene acompañada de dos conferencias, la primera titulada La Deportación de las Mujeres, por la ponente Concepción Díaz, que se celebrará el próximo día 17 de febrero y Cultura de Paz y Derechos Humanos, por Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia, el 14 de marzo.

En el caso de la vicepresidenta del Comité Internacional Mauthausen, su charla abordará las especificidades de las mujeres deportadas republicanas en el conjunto de los colectivos perseguidos e Ibarra defenderá la cultura de la paz.

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