Tiene 59 años y hace dos que camina con la ayuda de un andador. Prácticamente no puede moverse y, cuando lo hace, necesita un descanso absoluto en cama durante varios días. María Teresa Cortés padece fibromialgia y síndrome de fatiga crónica severa, que le provocan vértigos, trastorno de la marcha, pérdida de equilibrio y disautonomía ortoestática. A lo que se unen depresiones y frecuentes constipados, gripes y problemas gastrointestinales, porque esta enfermedad ataca al sistema inmunológico. "Me impide todo. No puedo hacer nada en casa porque empiezan el cansancio, las taquicardias y los mareos. Si ando tengo que descansar y si me excedo, al día siguiente no puedo levantarme de la cama", explica.

En 1999 sufrió un accidente por el que tuvo un latigazo cervical y, a raíz de ahí, comenzaron los problemas. Tenía malestar pero, a pesar de ello, al día siguiente se fue a trabajar (es funcionaria en la categoría de ordenanza, aunque ahora lleva seis años de baja). Al poco empezaron los dolores de espalda, de gran intensidad, dolores de cabeza y vértigos. Todo se intensificó con el estrés que le supuso que ocuparan su plaza de empleada pública que tenía en Hervás, tras lo que la destinaron a Cáceres. No sabía qué le ocurría. Pasó por todos los médicos: Otorrino, Cardiología, Neurología, Reumatología,…, sin que nadie advirtiera lo que padecía.

"Me impide todo. No puedo hacer nada en casa porque empiezan el cansancio, las taquicardias y los mareos. Si ando tengo que descansar y si me excedo, al día siguiente no puedo levantarme de la cama"

En una de sus crisis llegaron a ingresarla para someterla a varias pruebas, pero no detectaban nada extraño. Ahí "me colgaron el cartel de psicológico", recuerda. "Les costaba creer que estuviera así, incluso creen que a veces te lo inventas", dice. Sin embargo, al llegar a la consulta de la psiquiatra (también la derivaron allí) esta rechazó ese diagnóstico porque lo que sufría María Teresa nada tenía que ver con una enfermedad de salud mental. Y al final, en 2003 un rehabilitador le puso nombre a sus dolencias: fibromialgia.

El calvario continuó

Sin embargo eso solo ayudó a despejar sus dudas, pero el calvario continuó. En Cáceres (ni en la región), tal y como ella denuncia, no existe una unidad especializada en esta enfermedad, por lo que las oportunidades son prácticamente nulas. La única opción es la unidad del dolor, que no tiene especialistas en esta dolencia. De hecho, el diagnóstico de fatiga crónica tardó más de un año porque las pruebas que se requieren solo se llevan a cabo en Barcelona o Sevilla. Asegura que el "desconocimiento" en la ciudad es tal que lleva seis años luchando por una incapacidad. "Voy encadenando bajas de seis meses porque me dicen que me dan ese tiempo por si mejoro. No entienden nada", asiente.

"Tenemos una enfermedad crónica que nos afecta a la vida diaria (ella necesita ayuda para prácticamente todo). No podemos desplazamos. ¡Qué más quisiera yo poder viajar!"

Realmente la fibromialgia no tiene tratamiento ni cura, pero sí es posible ayudar a mejorar la calidad de vida de los enfermos. Ella tuvo suerte de que su psiquiatra advirtiera que aquello no era un problema mental y la derivó al neurólogo, que era de Sevilla y que conocía la unidad de fibromialgia de esta ciudad. La derivó y desde entonces se desplaza cada cierto tiempo para su seguimiento, pero le supone un esfuerzo sobrehumano en su situación. "Tenemos una enfermedad crónica que nos afecta a la vida diaria (ella necesita ayuda para prácticamente todo). No podemos desplazamos. ¡Qué más quisiera yo poder viajar!", se queja. Ella se trata en la sanidad pública, pero muchos enfermos cacereños acuden a Sevilla y se lo pagan de su propio bolsillo.

Harta de la situación que soportan, decidió compartir su historia en las redes sociales. En unos días ha conseguido casi 8.000 visualizaciones. "Solo quiero una unidad en mi ciudad con doctores especializados para que no nos hagan sentir como apestados", concluye. Este diario preguntó ayer sobre la posibilidad de la apertura de este servicio a Sanidad pero no recibió respuesta.