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Abusos en la Iglesia

El sacerdote arrestado en Castelldefels ya fue investigado por pederastia en Montmajor (Berguedà)

Los Mossos d'Esquadra detuvieron hace una semana al cura Josep Maria por exhibicionismo y por pagar a menores para que aceptaran realizar para él prácticas sexuales

El sacerdote arrestado en Castelldefels ya fue investigado por pederastia en Montmajor (Berguedà).

El sacerdote Josep Maria A.M., arrestado el jueves 10 de febrero por los Mossos d'Esquadra por exhibicionismo y por pagar a menores de edad para que accedieran a realizar prácticas sexuales ante su presencia, fue también investigado por la policía catalana por hechos similares en 2010, cuando estaba al frente de la parroquia de Montmajor (Berguedà), según las fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, diario que pertenece a este grupo, Prensa Ibérica. En aquella ocasión, el cura Josep Maria A.M. fue acusado de propasarse con el hijo de una familia de origen rumano, que residía en esa población de menos de mil habitantes, para que accediera a sus peticiones de carácter sexual.

Fuentes del obispado de Sant Feliu de Llobregat, al cual pertenece la parroquia de Castelldefels, consultados por este diario han rechazado aclarar sí conocían o no este pasado del sacerdote Josep Maria ni tampoco si ese fue el motivo por el que fue trasladado de Montmajor a Castelldefels. "No podemos hablar de nada que pueda interferir una investigación judicial en curso", han argüido.

Josep Maria A.M., que actualmente tiene 74 años de edad, llegó a Parroquia de Santa Maria de Castelldefels, ubicada en este municipio de Castelldefels, hará unos diez años, poco después de la investigación de los Mossos en Montmajor. En Castelldefels no ejercía de párroco del lugar, hay otro sacerdote que desempeña esas funciones. "Aquí no hacía misa. Bebía, estaba enfermo y se había convertido en un problema", explicaba uno de los pocos feligreses que han hablado con este diario. Desde el obispado sí han confirmado que apenas tenía responsabilidades.

Tras su detención, la diócesis de Sant Feliu de Llobregat, a través de un comunicado, mostró su consternación y tristeza por lo sucedido. Añadió que este obispado conoce y aplica los protocolos vigentes de prevención de abusos sexuales a menores y también que todos los sacerdotes de la diócesis "que están en contacto con menores" disponen del "certificado negativo" de delitos sexuales del Ministerio de Justicia. No aclaraba, sin embargo, si Josep Maria A.M., en concreto, también disponía de ese certificado. Las mismas fuentes del obispado sí han ratificado también que el sospechoso disponía de este certificado, lo cual podría significar que la investigación de los Mossos no terminó en una condena penal.

La denuncia de una familia

Los Mossos d'Esquadra arrestaron a Josep Maria A.M. hace una semana después de que una familia presentara una denuncia contra este. Según los denunciantes, el sacerdote habría pagado a dos adolescentes para convencerlos de que practicaran sexo junto a sus respectivas parejas en un hotel y ante su presencia. Una de las implicadas, también menor de edad, al percatarse de la presencia del cura en el hotel, se negó a aceptar la propuesta y, además, lo explicó a sus padres, que acudieron a los Mossos. La Unitat de Investigació de la comisaría de Gavà (Baix Llobregat) se hizo cargo de las pesquisas y el jueves 10 de febrero detuvo al sacerdote. Según las fuentes consultadas, la policía catalana lo arrestó por exhibicionismo y por pagar a menores, de origen vulnerable o en situación de riesgo de exclusión social, para que accedieran a realizar prácticas sexuales. Según la diócesis, no se trata de menores vinculados a la iglesia ni tampoco nada de lo que investiga la policía ocurrió dentro del recinto de la parroquia.

El viernes 11 de febrero, los agentes acudieron a la rectoría de Santa Maria de Castelldefels y registraron la estancia de Josep Maria A.M.. Se llevaron su ordenador portátil. Tanto este terminal como su teléfono móvil serán analizados a fondo por parte de los Mossos cuando el juzgado de instrucción de Gavà que lleva la investigación acceda a conceder la orden necesaria para vaciar el contenido de ambos aparatos.

La sospecha de los investigadores es que el sacerdote había contactado con los dos adolescentes porque no lejos de la rectoría en la que reside hay un centro escolar frecuentado por estudiantes de familias con pocos recursos económicos, una características que el sospechoso habría aprovechado. Se acercó a ellos invitándoles a consumiciones en bares cercanos, o comprando tarjetas de prepago para el teléfono, y acabó proponiéndoles que le enviaran fotografías a cambio de dinero. Esta relación se habría ido retorciendo hasta llegar, presuntamente, a pagar para que los menores accedieran a reunirse con él y participar en prácticas sexuales que, al parecer, no incluirían el contacto físico entre el sacerdote y los adolescentes.

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