A punto de ser desahuciados, en chabolas en medio del campo, en naves abandonadas, en locales comerciales, tirados en un banco y en albergues municipales. En Cataluña hay 59.000 personas que viven en un lugar inseguro. Es la primera vez que la Generalitat publica datos de infravivienda, obtenidos después de cruzar registros con los servicios sociales de los ayuntamientos y consejos comarcales. "Nuestro objetivo es que estas personas accedan a una vivienda digna, al sistema sanitario y tengan acompañamiento psicosocial", ha dicho la 'consellera' de Derechos Sociales, Violant Cervera, en la presentación del plan contra el sinhogarismo de 2022 a 2025.

Las cifras que ha hecho públicas el Govern son de las personas sin hogar atendidas por los servicios sociales. Hay muchas más que están fuera de estos radares. En cualquier caso, según los servicios sociales, en 2016 había 5.777 personas sin hogar alojadas en albergues, pensiones o alojamientos de emergencia de distintos ayuntamientos. En 2019 la cifra subió hasta las 6.171. Y en 2022 son ya 11.123 personas, aunque en este dato se suman también recursos municipales más o menos estables. Pero no solo las personas que duermen en el asfalto o en alojamientos públicos responden a la etiqueta de 'sinhogar'. También hay que tener en cuenta aquellos que viven en lugares insalubres, como las chabolas o las naves industriales, o los que están al borde de sufrir un desahucio. En la primera categoría viven 22.000 personas. En la segunda, 25.000. "Tras la recopilación de los datos hemos visto que las personas sin hogar están en las ciudades catalanas con más de 20.000 habitantes", ha explicado Cervera.

300 pisos en un año

La intención de la 'consellera' es acabar, o al menos reducir, estas cifras alarmantes. Por primera vez, el Govern dota de presupuesto la estrategia catalana contra el sinhogarismo, que llevaba en un cajón desde 2017, cuando las 'conselleras' Dolors Bassa y Meritxell Borràs propusieron el proyecto. En concreto, Cervera se ha comprometido en aportar 97,8 millones de euros hasta 2025. La mayoría de los fondos serán transferidos a los ayuntamientos pero también hay una aportación destinada a la Agència Catalana de l'Habitatge que, este mismo año, debe habilitar 300 pisos para personas sin hogar.

"El modelo que queremos aplicar es el de 'housing first', tener una vivienda digna es la principal clave para que las personas sin hogar puedan rehacer su vida", ha dicho Cervera. Es el modelo que propone la Federación Europea de Organizaciones que Trabajan con las Personas Sin Hogar (Feantsa) y que practican varias oenegés, como Arrels. "Lo que sí sabemos es que, tras la pandemia, la cifra no ha hecho más que aumentar", ha admitido Cervera. En algunos casos ya se ha llegado demasiado tarde. Hace cuatro meses que dos niños morían en una oficina bancaria en la plaza de Tetuan de Barcelona y hace dos que una pareja fallecía en las chabolas del Besòs.