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La diabetes aumenta el riesgo de muerte en más de un 20% en caso de sufrir un infarto

La patología incrementa también las posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares - Canarias logra reducir la mortalidad vinculada a la dolencia

Una mujer se inyecta insulina. LP/DLP

La diabetes incrementa el riesgo de muerte en caso de sufrir un infarto de miocardio en más de un 20%. Así lo refleja un estudio realizado por el grupo CDC de Canarias y publicado en la Revista Española de Cardiología, con datos recabados entre 2007 y 2014. «Esta enfermedad –que se caracteriza por presentar unos niveles altos de glucosa en sangre– aumenta de por sí las probabilidades de padecer un infarto, pero además potencia el riesgo de que el paciente no salga adelante porque la microcirculación está afectada», explica el doctor Antonio Cabrera, responsable de la citada agrupación y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública en la Universidad de La Laguna (ULL)

Pero la dolencia también va de la mano de un incremento de las posibilidades de desarrollar patologías cardiovasculares. ¿Por qué? Precisamente, porque el exceso de glucosa puede ir deteriorando la microcirculación. «En la circulación microvascular, es decir, en las arterias finas, se van produciendo daños de tipo arteriosclerótico en las paredes por la nutrida cantidad de glucosa que hay en la sangre. Es entonces cuando las personas afectadas empiezan a tener numerosos problemas vasculares y aumenta además el riesgo de sufrir arteriopatías periféricas en los miembros inferiores», enfatiza el experto. Cuando esto último acontece, el desenlace es, en muchas ocasiones, la amputación. 

Ante esta realidad, el doctor Cabrera hace hincapié en la necesidad de prestar más atención a las extirpaciones de piernas que se producen por esta causa, pues tienen repercusiones tanto a nivel físico como psicológico. «En Canarias, como la incidencia de la diabetes es mayor, se realizan más amputaciones que en el resto de España. Esto quedó demostrado en un estudio que hicimos en 2020 y en el que comprobamos que entre 2001 y 2015, el Archipiélago fue aumentando los casos y se encontraba a la cabeza del país», informa el catedrático de la citada institución educativa. «A corta distancia, le seguían Andalucía y Murcia», agrega. 

El doctor Cabrera cree que hay que prestar más atención a las amputaciones asociadas a la afección

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Por esta razón, el profesional apuesta por que en las Islas se dediquen recursos para poder crear centros de media y larga estancia para los afectados. ¿El objetivo? Que puedan recibir en las instalaciones el tratamiento de rehabilitación, sin tener que permanecer en el hospital. «La sanidad tiene que mejorar mucho en este aspecto, pero además hay que ser conscientes de la realidad y relacionar este problema tan severo con la diabetes», insiste.

Cabe resaltar que cuando la afección está bien controlada, el riesgo de experimentar problemas cardiovasculares es similar al de la población sana. Y es que hay muchos factores que pueden influir a la hora de tener un peor pronóstico. «Si los pacientes se mantienen activos físicamente, toman medicación si la requieren, mantienen el peso en valores adecuados para su edad y no consumen azúcares intensos, el riesgo es prácticamente el mismo que el que puede tener el resto de la población», apunta el facultativo. 

Según la última Encuesta Nacional de Salud, que fue realizada en 2017, el 11% de los habitantes mayores de 14 años declaró haber sido diagnosticado de diabetes en las Islas, lo que se tradujo en un 3% más que la media española. «La patología ha sido siempre un conflicto más grave en nuestra comunidad. Lo sabemos porque, desde los años 90, hemos hecho muchas investigaciones y tenemos datos publicados en los que se compara la incidencia y la mortalidad por diabetes entre las distintas regiones del país», apostilla el investigador del Servicio Canario de la Salud (SCS). 

Canarias, en palabras del doctor, «ha pasado por años muy malos». Los datos que maneja el CDC así lo reflejan. Haciendo una comparación, y tomando como ejemplo a la población femenina, en 1981 Canarias contaba con una mortalidad por diabetes de 43 mujeres por cada 100.000, frente a las 16 que registraba Madrid, que reunía la mejor cifra. Tres décadas después, en 2011, el Archipiélago anotó una ratio de 18 casos sobre el mismo cómputo, pero Madrid dos. «La reducción es muy llamativa. Sin embargo, seguíamos muy por encima». 

A la espera de conocer el balance de 2021, las estadísticas de 2018 desvelan que las Islas anotaron un descenso importante y se situaron en dos fallecimientos por cada 100.000 mujeres. «La tendencia en los últimos diez años ha sido positiva, pero no tenemos claro cuál ha sido el motivo exacto. Lo que sí hay que valorar es el esfuerzo que ha hecho Atención Primaria, a pesar de haber pasado por años de recortes y de muy malas condiciones de trabajo», resalta el especialista. 

Lo cierto es que hay varias clases de diabetes, si bien las más comunes son el tipo 1 y el tipo 2. La primera suele debutar en la infancia y se caracteriza por ser una enfermedad del páncreas que se produce, generalmente, por razones autoinmunes. «De alguna manera, el sistema inmunitario identifica a las células pancreáticas como enemigas y las ataca. Entonces, el órgano queda atrofiado y no es capaz de producir la insulina necesaria». 

La de tipo 2, en cambio, es más habitual que aparezca en la edad adulta y guarda un vínculo muy estrecho con el sobrepeso y la obesidad. «Se desarrolla por una alteración del conjunto de todas las células del organismo al producirse lo que se llama resistencia a la insulina», recalca Antonio Cabrera. Tal y como señala, a pesar de que durante los primeros años el páncreas de los aquejados produce esta hormona en cantidades suficientes como para introducir en las células la glucosa que necesitan para alimentarse, inevitablemente, empieza a aparecer la resistencia en las paredes celulares. «Llega un momento en el que el órgano ya no puede más y aumenta la concentración de azúcar», anota el investigador. Hay que señalar que este es el tipo de diabetes más común y que es menos agresiva que la de tipo 1. 

Mejores tratamientos

Los tratamientos indicados para la diabetes han mejorado en la última década. «La diabetes tipo 1 va a necesitar siempre insulina, pero ya se van barajando otras opciones y han aparecido el trasplante de páncreas y la implantación de células madre», informa el doctor Antonio Cabrera. A esto hay que sumar las bombas mecánicas que administran a los enfermos la hormona, con una pauta de crecimiento y decrecimiento en sangre muy similar a como lo hace el propio páncreas. «Para la diabetes tipo 2 también han surgido fármacos muy potentes que, en función de la situación de cada paciente, los médicos prescriben unos u otros», señala el experto. «Gracias a la investigación, la enfermedad está ahora mejor tratada y los pacientes tienen mejor calidad de vida», añade. | Y.M. 

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