La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La ULPGC da otro paso esencial para conocer la enfermedad del buceo

El IUSA crea el primer modelo experimental para diagnosticar el embolismo gaseoso en peces v Permitirá entender mejor la patología descompresiva en los buceadores

La doctorando del IUSA, Alicia Velázquez Wallraf.

La veterinaria Alicia Velázquez Wallraf, doctoranda del programa de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, ha logrado desarrollar el primer modelo experimental para diagnosticar el embolismo gaseoso en peces. Se trata de un paso esencial, no sólo porque permitirá entender mejor la enfermedad descompresiva en los cetáceos, cuya línea de investigación es pionera a nivel mundial en el Instituto Universitario de Sanidad Animal y Seguridad Alimentaria (IUSA) de la ULPGC, sino alcanzar un mayor conocimiento para el diagnóstico, el tratamiento y la prevención de la conocida como enfermedad del buceo en los humanos.

«Para seguir apoyando la corriente de que los cetáceos sí pueden sufrir de enfermedad descompresiva, es necesario recurrir a modelos animales. Con este estudio se consigue establecer por primera vez un modelo experimental en peces para estudiar el embolismo gaseoso, que consiste en la formación de burbujas de gas dentro de los vasos sanguíneos, distribuidas por todo el aparato circulatorio», indica la doctoranda del IUSA, cuya tesis está dirigida por la profesora de la Facultad de Veterinaria, María José Caballero, y Yara Bernaldo de Quirós, investigadora Marie Curie de la ULPGC, actualmente en la Universidad de Colorado en Estados Unidos.

El estudio coincide con el 20 aniversario de los varamientos masivos de zifios en Fuerteventura

decoration

El estudio, que ha sido publicado en la revista científica Nature.com, coincide con el 20 aniversario de los varamientos masivos de zifios en Fuerteventura asociados a las actividades militares y a la utilización de sonar submarinos. Entonces, los resultados de la investigación que dirigió el catedrático Antonio_Fernández, director del IUSA, abrieron la hipótesis de que los cetáceos, concretamente los zifios, podían morir por una enfermedad de descompresión como los buceadores. «Cuando los zifios entran en pánico y rompen su perfil de buceo, les ocurre como a los buceadores, que al no subir los suficientemente despacio como para ir compensando las presiones, aparecen burbujas de gas en todo el sistema cardiocirculatorio. Esas burbujas de gas, fue motivo de una discusión científica importante porque se pensaba que los cetáceos, que llevan 60 millones de años evolucionando, se habían adaptado en su evolución para no padecer una enfermedad descompresiva», recordó el profesor Antonio Fernández.

A partir de ahí se abre una investigación para intentar entender mejor el embolismo gaseoso y, dado que en cetáceos no puede haber un modelo experimental, se ha trabajado en la búsqueda de otros modelos. Un reto que ha logrado Alicia Velázquez, con un modelo experimental en peces, fruto de tres años de trabajo que abarcan la preparación de todo un equipamiento tecnológico diseñado para ese fin, un laboratorio específico para generar las condiciones para trabajar con los peces.

Burbujas de gas

Se trata del primer modelo de enfermedad descompresiva, también en una especie marina, que desarrolla el mismo tipo de lesiones por burbujas intravasculares. «Estas burbujas de gas quedan atrapadas en los vasos sanguíneos de pequeño diámetro provocando su obstrucción y consecuente alteración del flujo sanguíneo, además de desencadenar reacciones bioquímicas del endotelio, es decir, de la pared interna de estos vasos sanguíneos. Este embolismo gaseoso, que se observa en peces con enfermedad de las burbujas, es muy similar al que se observa en cetáceos varados con un diagnóstico compatible con enfermedad descompresiva», apuntó la doctorando.

Los resultados, fruto de tres años de trabajo, han sido publicados en la revista ‘Nature’

decoration

La investigadora comprobó, tras un minucioso estudio, que la presencia de burbujas de gas en vasos sanguíneos se hacía evidente tanto macroscópicamente como en muestras microscópicas, con gran desarrollo en vasos del riñón y en las branquias, además de burbujas de gas extravasculares, observadas principalmente en aletas o grasa. «Aunque la enfermedad en peces se desencadena por una sobresaturación -mayor cantidad de gases disueltos en el agua- y en cetáceos por una descompresión -cambio brusco de presión-, el embolismo gaseoso resultante es muy parecido, siendo este modelo adecuado para estudiar las alteraciones que provocan las burbujas de gas en el organismo como, por ejemplo, la expresión o liberación de marcadores que se asocian a daños en el endotelio de los vasos sanguíneos», apuntó Alicia Velázquez.

Con este trabajo, el IUSA aporta más conocimiento al estudio del embolismo gaseoso, clave de la patología desencadenada y los signos clínicos que se observan en la enfermedad descompresiva. Con la publicación y desarrollo de este modelo en peces se consigue validar su uso trasladado principalmente a los estudios que lleva a cabo el IUSA en cetáceos, pero también a otras especies que se sufren de esta enfermedad como pueden ser tortugas marinas y a los buceadores humanos.

Así, el estudio no sólo sirve para poder entender mejor lo que le ocurrió a los zifios en Fuerteventura, sino también para trasladarlo al modelo de la enfermedad descompresiva en humanos, de la que aún queda mucho por descubrir a nivel de diagnóstico, tratamiento y prevención. «Es un ejemplo claro de la aplicación del concepto de medicina translacional, que ayuda a comprender mejor los mecanismos de enfermedades en humanos, en concreto, la enfermedad descompresiva que afecta a los buceadores», concluye el director del IUSA.

Compartir el artículo

stats