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Educación | Proyecto Mas Pro Quo

La inclusión arranca en las aulas

Alumnos con discapacidad intelectual sensibilizan a jóvenes del IES Guillermina Brito en un ejemplo de inclusión social | El objetivo es fomentar su integración

Foto de familia de los alumnos en el laboratorio de prácticas del Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Guillermina Brito de Telde. ANDRES CRUZ

El Instituto de Enseñanza Secundaria Obligatoria (IES) Guillermina Brito de Telde cuenta con dos aulas enclave donde cursan estudios trece menores con discapacidad intelectual. Este año se han sumado al proyecto ‘Mas Pro Quo: Aulas para la inclusión’ que promueve la Consejería de Educación de aprendizaje solidario para visibilizar y sensibilizar sobre la realidad de la discapacidad al alumnado de la ESO.

Faltan poco minutos para que den las nueve de la mañana y los pasillos del Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) Guillermina Brito en Telde se convierten en un hervidero de jóvenes rumbo a su rutina diaria. En el aula 204, situada en el primer piso del edificio educativo, un amplio grupo de estudiantes de 4º de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) se preparan, entre charlas y risas, para la práctica de laboratorio bajo las órdenes de Rafael Millán, profesor de Física y Química del centro.

Entre ellos destacan trece jóvenes que se enfundan la correspondiente bata blanca para comenzar las clases. Son alumnos de las dos aulas enclave con las que cuenta el centro y que tienen algún grado de discapacidad intelectual. Están repartidos en un grupo de siete y otro de seis. «El resto de alumnos los han acogido muy bien, tenemos que felicitarles porque ellos trabajan genial con sus compañeros, les tratan con igualdad y creo que eso es lo más importante. Está totalmente normalizado. Este es mi segundo año en el centro, llevo dos años con el aula enclave y muy contenta la verdad, espero poder seguir aquí», explica Carolina Rodríguez, una de las tutoras.

«Es una gozada trabajar con ellos, se complementan los unos con los otros y se ayudan mutuamente»

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Además de contar con dos aulas enclave el centro se sumó este año al proyecto Más Pro Quo: Aulas por la Inclusión que impulsa la Consejería de Educación, Universidades, Cultura y Deportes. Es un programa socioeducativo de aprendizaje solidario que busca visibilizar y sensibilizar sobre la realidad de la discapacidad al alumnado de 3º y 4º de ESO, Bachillerato o Formación Profesional, y por extensión a la comunidad educativa en general, a través del contacto directo con personas con discapacidad. Hay 15 centros de las Islas incluidos en este programa, cinco en Gran Canaria.

«Quisimos participar porque es un proyecto de inclusión que le viene muy bien al alumnado y está funcionando muy bien. Ver cómo los chicos se relacionan con los demás, que el trabajo fluye y que ellos se sienten útiles porque están consiguiendo un objetivo, es muy gratificante personalmente», añade Rodríguez.

Mientras ella explica el programa los alumnos ya se han dividido en grupos en las tres extensas filas de mesas para comenzar con la práctica de laboratorio del día. Cada uno de los estudiantes con diferentes capacidades cuenta con un alumno de Bachillerato para guiarle, mientras el personal docente y las tutoras siguen cada paso que dan en el aula.

«Es una gozada trabajar con ellos, se complementa los unos con los otros y se ayudan mutuamente. Es una maravilla ver el talento que tienen, su predisposición y el cariño con el que trabajan. Estoy superilusionado con el proyecto y me gustaría que sirviera para que ellos y las empresas vean que pueden trabajar y optar a cualquier trabajo. Están labrándose su futuro», apunta Millán

El objetivo final de este proyecto de inclusión desde las aulas está en darles las herramientas necesarias para que puedan insertarse en el mundo laboral sin barreras una vez finalizados sus estudios. «Hay más centros con aulas enclave pero les faltan estos proyectos que fomentan una mayor interacción con el resto del alumnado. Estas actividades ayudan a que se les reconozca, que puedan trabajar con ellos todo el alumnado y el profesorado. Es un paso más para una inclusión real y efectiva», subraya Rodríguez.

El brillo de sus ojos mientras comparten la práctica de laboratorio con otros alumnos, la ilusión que irradian al ver los resultados y la complicidad que tienen con el resto de alumnos de Secundaria es lo que más valoran los responsables del proyecto en el centro. «El programa está siendo una satisfacción personal, el ver como los alumnos se van superando día a día», finaliza Millán.

La jornada arrancó con una práctica de laboratorio en la que los jóvenes están aprendido y haciendo jabones a partir de aceite usado. Para ello cuentan con sosa cáustica, aceite usado y muchas ganas de crear algo por si mismos. Una vez creados eligen una fragancia especial para cada uno de ellos y los empaquetan con mucho cariño. «La idea es hacer un mercadillo solidario para que ellos también vean el trato que tienen sus productos», explica Rafael Millán, profesor de Física y Química. |

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