El covid-19 no existe y la pandemia es un plan de las élites globales para subyugar a la humanidad. Esta es una de las muchas y variopintas teorías de la conspiración que en los dos últimos años se han popularizado en distintos rincones del mundo. La propagación de estos bulos –marginales pero de importante impacto social— se ha articulado a través de un entramado de grupos organizados en páginas web y canales en redes sociales como Telegram. Una actividad financiada cada vez más a través de criptomonedas.

Así lo señala una investigación elaborada por la organización sin ánimo de lucro EU Disinfo Lab y publicada este miércoles. "La criptofinanciación se está convirtiendo en una vía alternativa para obtener fondos", reza. El estudio ha detectado hasta 17 portales web en países de la Unión Europea (UE) y en Estados Unidos que mantienen su actividad a flote gracias a las donaciones que reciben de sus seguidores a través de monedas digitales como Bitcoin, Ethereum o Cardano, cada vez más populares.

El estudio apunta a que el uso de criptomonedas para financiar esas páginas conspirativas puede deberse principalmente a tres factores. El primero es la confidencialidad y anonimato que proporciona el sistema de pagos a través de la tecnología Blockchain, algo deseado para algunos autores de esos portales. El segundo es la percepción de que esas divisas son una alternativa antisistema. "El atractivo poco convencional e incluso de moda de las criptomonedas refuerza la identidad del grupo de seguidores y su lucha contra el sistema que incluye la información dominante", apunta el texto, elaborado por la investigadora Ana Romero-Vicente.

El tercer factor es que las criptomonedas suponen una alternativa que permite esquivar la supuesta censura de métodos de pago electrónicos como PayPal, Stripe o Patreon. Algunas de esas páginas han virado hacia las divisas virtuales al ver que tanto plataformas de pago como espacios de difusión cerraban la puerta a sus contenidos por violar sus normas. En septiembre, por ejemplo, Youtube anunció la prohibición de los vídeos antivacunas. Sin esa fuente de financiación operativa, las criptomonedas están ganando peso.

Grandes desinformadores en España

Entre los portales analizados hay dos que operan en España. Uno es 'Médicos por la Verdad', una organización internacional extendida por hasta 10 países en los que vierte contenidos negacionistas de la pandemia, así como promociona el uso de pseudociencias. Para sufragar los costes de su actividad, así como el pago de querellas e investigaciones judiciales, han recurrido a las donaciones de sus creyentes a través del método de pagos electrónicos PayPal, pero también a también de hasta tres criptomonedas. Mediante Bitcoin, Ethereum y Cardano habrían recolectado unos 14.385 euros.

El segundo caso es el de 'El Investigador', un portal "extremadamente activo" en la difusión de mensajes antivacunas que venden la pandemia del covid-19 como un plan maligno orquestado por las élites para imponer una agenda política concreta. Este grupo habría recaudado al menos 6.058 euros a través de donaciones en Bitcoin y Ethereum.

Sin embargo, el mayor caso detectado por este estudio se encuentra en Italia. Se trata de 'Salto Quantico', una web en la lista negra de los verificadores italianos por haber difundido conspiraciones de larga tradición histórica como las que van sobre la existencia de alienígenas o sobre las estelas químicas que dejan los aviones, así como bulos anticientíficos relacionados con el coronavirus. La página ha recaudado más de 2,10 millones de euros aceptando donaciones con hasta 21 tipos de criptomonedas distintos.

La siguen las alemanas 'KEN FM-APOLUT' y 'Oval Media' con 213.431 y 57.262 euros respectivamente y la estadounidense 'SOTT', con 41.797 euros recaudados. "La mayoría de las operaciones se han llevado a cabo en los dos últimos años", apunta la investigación. "El estallido de la pandemia se ha convertido en el principal desencadenante de desinformación para estos sitios basura."

Pensamiento conspiranoico

Todas las páginas analizadas comparten el mismo pensamiento marginal conspiranoico, en el que un pequeño grupo cree haber sido iluminado por una verdad que permanece oculta a la inmensa mayoría de una población ignorante. Esa lógica de resistencia ante un plan orquestado por un enemigo todopoderoso y malévolo es la base de una amplia gama de teorías sin base empírica como negar la existencia del Holocausto o decir que el atentado del 11-S, el cambio climático o el covid son un montaje. "Las razones para desinformar son muchas, desde objetivos políticos hasta puramente financieros, aprovechando periodos sensibles como las elecciones o las crisis internacionales para sembrar la desconfianza, desatar el desorden, confundir o manipular a los lectores", señala el informe.

Los autores matizan que el limitado número de casos analizados "no nos permite sacar conclusiones generales sobre si las criptomonedas son una forma viable de financiar la desinformación". Asimismo, advierten que ese método puede ir en aumento y que, con ello, será cada vez más necesario fiscalizar cómo operan estos grupos.