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La ULPGC analiza la escasa eficacia de las drogas legales para frenar la epidemia en salud mental

Un artículo del profesor Luis Alberto Henríquez evidencia que, a pesar de aumentar el consumo de psicotrópicos, crecen los casos de depresión, ansiedad y suicidio

Luis Alberto Henríquez, profesor de Toxicología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. LP/DLP

El aumento en la preinscripción y consumo de psicotrópicos no sólo no ha podido frenar los trastornos en salud mental como la ansiedad o depresión, sino que los casos han seguido disparándose, al igual que los índices de suicidio. Luis Alberto Henríquez, profesor de Toxicología del Departamento de Ciencias Clínicas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria e investigador del Instituto Universitario de Investigaciones Biomédicas y Sanitarias (IUIBS), ha publicado en la plataforma de divulgación científica The Conversation el artículo Drogas legales: una plaga silenciosa, en el que analiza la falta de eficacia -como única opción-, de las drogas legales, fundamentalmente benzodiacepinas, antidepresivos y algunos opiáceos, para frenar la epidemia en salud mental.

Este análisis surge a raíz del estudio realizado en el marco de colaboración del grupo de investigación en Medio Ambiente y Salud de la ULPGC -al que pertenece el profesor Henríquez-, con el Instituto de Medicina Legal de Las Palmas, sobre los análisis realizados a los pacientes fallecidos que fueron sometidos a autopsia médico-legal entre en los años 2015, 2016 y 2017 en la provincia de Las Palmas (accidentes de tráfico, suicidio, precipitado, ahogamientos...). Dicho trabajo puso en evidencia que el 41 % de los 402 individuos sometidos a autopsias en dicho intervalo de tiempo presentaban restos de drogas legales, siendo las más frecuentes las benzodiacepinas (24,1 %); y un tercio de la población estudiada presentaba dos o más sustancias en el momento del fallecimiento.

El experto en Toxicología de la ULPGC señala la necesidad mejorar la accesibilidad a la atención psicológica y pone el acento en terapias alternativas como el MDMA o LSD, más eficaces y menos adictivas

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El experto en Toxicología de la ULPGC también da a conocer un informe de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios que cifra el consumo de este tipo de sustancias legales en 94,3 dosis diarias por cada 1.000 habitantes. «Esto significa que casi el 10% de los españoles toma ansiolíticos e hipnóticos a diario»; y respecto a los antidepresivos, el consumo es de 80,4 dosis diarias por cada 1.000 habitantes, la tasa más elevada en la última década. En base a estos datos, el autor pone de relieve la «paradoja» que pone en entredicho la eficacia y seguridad de estas sustancias: «En unas circunstancias sociales que han provocado un significativo aumento de las patologías mentales, tratadas fundamentalmente con este tipo de fármacos, se registran los mayores índices de suicidio». Y señala como ejemplo un estudio reciente en Estados Unidos que concluye que el 32% de suicidas dieron positivo en opiáceos o benzodiacepinas.

«Nos llama la atención que si la mayor parte de esas sustancias, tanto ansiolíticos como antidepresivos se recetan para la depresión y la ansiedad, deberían mejorar las ratios de salud mental, pero la realidad es otra, y hay un amplio porcentaje de individuos que se suicidan y cuando lo hacen están bajo los efectos de esas sustancias. Esto quiere decir, que estos fármacos no funcionan, como único tratamiento».

Soluciones

El investigador de la ULPGC matiza que en ningún momento se pretende poner en tela de juicio la labor de los médicos de Atención Primaria, ni de los especialistas en psiquiatría, a los que considera «parte fundamental de la solución a un problema mucho más profundo de lo que parece».

Para el doctor Henríquez, la solución pasa, en primer lugar, por mejorar la atención psicológica de la población, que tiene un limitado acceso a la atención pública y se ve abocada a una atención privada que no siempre puede permitirse. «Lo que hay no funciona y hay que favorecer la atención psicológica. Yo no digo que estas sustancias legales sean inútiles, un antidepresivo en un momento dado puede salvar la vida a alguien, pero los datos indican que se utilizan demasiado, crean adicción y no contribuyen a solucionar el problema».

Además, de una atención psicológica accesible, el investigador pone el foco en terapias alternativas con sustancias como el MDMA, LSD o el psilocibes, por su mayor eficacia y menor adicción. «Hay un tema que está muy soterrado, pero que cada vez más se postula como una solución a tenor de los estudios que se están haciendo, fundamentalmente en Estados Unidos», señala Henríquez sobre la recuperación de algunas sustancias que se prohibieron al final de la década de los 50 y en los 60, como la psilocibina, la mescalina, la dietilamida del ácido lisérgico (LSD) o la 3,4-metilendioxi-N-metanfetamina (MDMA) que han demostrado ser muy útiles en el tratamiento del shock postraumático, la adicción al alcohol, la terapia de pareja, la ansiedad o la depresión. «Hay muchas iniciativas en este sentido, unas más conocidas que otras, pero creo que en 10 o 15 años veremos un repunte, siempre bajo supervisión médica, de estas sustancias alternativas como el MDMA, que tienen poco grado de adicción. No hay otra porque, con los datos en la mano, lo que tenemos ahora mismo no funciona».

Cuatro mil suicidios en 2020

Un informe publicado en diciembre de 2020 por el Ministerio de Sanidad español–con datos de 2017–, el trastorno de ansiedad afecta al 6,7 % de la población, mientras que la depresión y el trastorno del sueño están presentes en el 4,1 y el 5,4 %, respectivamente. «Como cabía esperar, el estrés social y el recorte de libertades civiles derivados de la pandemia de SARS-CoV-2 han empeorado la situación», recoge el profesor Luis Alberto_Henríquez en el artículo publicado en The Conversation. También hace referencia al estudio difundido en The Lancet, sobre el crecimiento de la gravedad de los cuadros depresivos en un 28%, y la previsión de un aumento del 25% en los casos de trastorno de ansiedad. «En este contexto, el índice de suicidios está en máximos históricos, con 3.941 muertes durante 2020», según el INE. | M. J. H.

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