El covid ha cambiado el mundo de arriba a abajo y aunque en países como España se esté volviendo poco a poco a la normalidad, la pandemia ha trastocado muchos aspectos de la vida, también la incidencia y aparición de otras enfermedades. De hecho, los especialistas están asombrados ante el hecho de que, en pleno junio, siguen detectándose casos de gripe, cuando lo normal es que el virus de la influenza se concentre al final del invierno. “Es algo inusitado”, avisa Rafael Marrón, presidente de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) en Aragón.

Marrón conoce bien la situación porque el repunte de enfermedades infecciosas está provocando, de nuevo, un aumento de la presión en atención primaria pero también en las urgencias, sobre todo en las pediátricas. Según los datos de la presidenta de la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas (SEUP), Paula Vázquez, a partir de finales de abril, justo cuando se eliminó la obligatoriedad de llevar mascarilla en espacios cerrados, salvo en transportes públicos y centros sanitarios, se ha producido un incremento de las asistencias en urgencias pediátricas de entre un 30% y un 50%, como media en todo el territorio nacional.

La también jefa de urgencias pediátricas del madrileño Hospital Gregorio Marañón achaca el aumento a un conjunto de factores. En primer lugar, la retirada de las mascarillas, sobre todo en interiores, lo que favorece el contagio en unos niños que “apenas tienen inmunidad porque desde hace dos años han tenido menos contactos con virus [excepto el covid]”, debido al tapabocas pero también a la reducción de la movilidad y las interacciones sociales, que les ha mantenido aislados, con relaciones exclusivamente con su entorno y su grupo burbuja.

“Todos los virus a la vez”

Esta situación ha provocado no sólo circulación de la gripe fuera de la temporada habitual, sino también del virus respiratorio sincitial (VSR) –que en bebés causa la común bronquiolitis--, que normalmente circula en invierno. A ello se suma los adenovirus –que provocan malestar respiratorio, conjuntivitis, cistitis...- frecuentes en la primavera y el verano y las enfermedades digestivas--. “Están jugando todos los virus a la vez y estamos viendo cuadros con mucha fiebre y que dura varios días”, señala la especialista.

Al fin de la mascarilla se añaden dos factores más que explican el incremento del uso de las urgencias: los problemas de acceso a la atención primaria y especializada, que están causando que las urgencias se hayan convertido en la puerta de acceso al sistema sanitario ante la imposibilidad de conseguir cita en un periodo de tiempo breve y la “falta de cultura sanitaria”, que hace que muchas personas acudan a urgencias ante casos leves, algo que según Vázquez se ha agudizado durante la pandemia. “Se han acostumbrado a venir a urgencias con cuadros poco evolucionados”, lamenta. Y menciona ejemplos de “menores de 11 años a los que sus padres llevan al hospital con apenas una hora de fiebre o niños con dolor de codo que se les pasa en la sala de espera”.

Todo ello está formando un “coctel-molotov”, que “agota al personal” e “impide atender de forma óptima a los casos prioritarios”, según denuncia la presidenta de SEUP.

Ingresos a la baja

La buena noticia en este panorama es que las enfermedades generalmente causan cuadros leves y la tasa de ingresos va a la baja. Si lo normal es que el porcentaje de ingresados tras su paso por urgencias sea de un 5%, en estos momentos, en los niños se sitúa en un 2,5%. No obstante, el problema es que, de momento, la llegada del calor no ha provocado una bajada de la incidencia de las infecciones tradicionalmente invernales en menores y en las urgencias “preocupa” que continúe la alta presión también en las vacaciones, cuando muchos de sus profesionales cogen unas semanas de descanso y, por tanto, se pueden incrementar las esperas y los problemas de atención y acceso.

En los adultos la situación no es tan preocupante, pero también se siguen produciendo contagios de gripe pese a que, buena parte de España, superó hace días los 30 grados. Se trata sobre todo de casos de gripe A que se deben, según el doctor Marrón, a que la vacuna que se ha inoculado este año no protege completamente contra el subtipo que está circulando y porque al transitar de manera tan tardía las inmunizaciones, sobre todo en la población más mayor, empiezan a perder efecto.

Patologías crónicas

El doctor explica que algunos de los pacientes más afectados por el repunte vírico son los que tienen patologías crónicas y que, debido al aislamiento que ha provocado la pandemia, tienen una inmunidad debilitada. Asimismo, el especialista explica que la saturación de la atención primaria y especializada está provocando que gente “con patología banal espere muchas horas en urgencias porque desean que les vea en persona un médico y no recibir una atención telefónica”.

A su vez, el doctor José María Molero, médico de familia y portavoz de infecciosas de la sociedad médica Semfyc, apunta que en estos momentos en adultos, especialmente en mayores de 60 años, la tendencia general en las infecciones respiratorias y la gripe sigue siendo todavía ascendente, pero que en los más jóvenes se está estabilizando o incluso empieza a descender. Falta por saber si la tendencia se consolida en los próximos días y baja la incidencia llega también a los mayores de 60 y los niños.