La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria lidera un estudio de la polución en los suelos agrícolas que advierte de que Canarias es el archipiélago de la Macaronesia con mayor número de contaminantes en sus suelos.

El estudio, sin precedentes, incluye el análisis de 310 contaminantes orgánicos, incluyendo plaguicidas, contaminantes orgánicos persistentes y compuestos emergentes como fármacos y rodenticidas anticoagulantes, en suelos agrícolas recogidos entre los años 2018 y 2020, ha detallado la ULPGC en un comunicado.

Los compuestos más detectados fueron plaguicidas, principalmente fungicidas e insecticidas y las Islas Canarias presentaron el mayor número de residuos, con concentraciones especialmente elevadas de metabolitos del DDT, un plaguicida organoclorado ya prohibido en agricultura y del que se abusó en el pasado en este archipiélago, además del plaguicida de reciente uso óxido de fenbutatin.

Canarias tiene la peculiaridad de que su agricultura de proximidad está caracterizada por la coexistencia de diferentes tipos de cultivos durante todo el año, lo que favorece que se acumulen diversos productos fitosanitarios en un mismo terreno.

Por su parte, Cabo Verde, el único archipiélago no europeo de la región, tiene los suelos agrícolas menos contaminados, lo cual puede deberse a su agricultura tradicional y familiar con apenas uso de fitosanitarios.

La presencia de contaminantes orgánicos en el suelo es una de las principales preocupaciones medioambientales, ha señalado el estudio, ya que la cantidad y variedad de compuestos que pueden contaminar los suelos "es abrumadora y las vías de contaminación muy diversas".

De un lado, los plaguicidas al aplicarse directamente al suelo o de forma indirecta debido a su aplicación en las partes aéreas de los cultivos que llegan al terreno por su lavado con la lluvia o el propio riego.

Por otro lado, compuestos de origen industrial pueden acabar en los suelos por proximidad de las parcelas a los centros urbanos industrializados.

A ello se añaden los compuestos o emergentes como los fármacos, cuya principal vía de entrada es de forma colateral durante el riego con aguas regeneradas y la fertilización con estiércol o lodos de depuradora.

El estudio apunta a que también hay que tener en cuenta el posible transporte a larga distancia de los contaminantes orgánicos globales, como los compuestos orgánicos persistentes en su mayoría prohibidos o regulados por el Convenio de Estocolmo.

Este es el primer estudio sobre los niveles de contaminación por compuestos orgánicos de los suelos agrícolas de la Macaronesia.

Hasta la fecha no se habían realizado estudios de monitorización de residuos de compuestos orgánicos en los archipiélagos de Cabo Verde, Azores ni Madeira y muy pocos en Canarias, y tampoco se había realizado una comparación de los residuos de compuestos orgánicos en los suelos de los cuatro archipiélagos de la Macaronesia.

Los resultados obtenidos, especialmente en Canarias, ponen de manifiesto la necesidad de promover programas de vigilancia de los suelos y de establecer límites máximos de residuos dado que actualmente no existen ni a nivel continental ni local en estas regiones, señala la ULPGC.

Además, dejan entrever que una agricultura más sostenible y con menor uso de fitosanitarios debería ser el objetivo y pueden fomentarse soluciones de biorremediación para los suelos más contaminados con el fin de acelerar la transición.

Este trabajo de investigación de la ULPGC y el ITC ha sido publicado en la revista internacional "Environmental Pollution" y está firmado por los investigadores de la Unidad de Toxicología de la ULPGC Andrea Acosta Dacal, María Eugenia Hernández Marrero, Cristian Rial Berriel, Manuel Zumbado Peña, Luis Alberto Henríquez Hernández, Luis Domínguez Boada y Octavio Pérez Luzardo, junto a los investigadores del ITC Ricardo Díaz Díaz y María del Mar Bernal Suárez.