El solsticio de verano ocurre cuando el Sol alcanza la máxima declinación (mínima en el solsticio de invierno desde el hemisferio norte), proyectando su luz sobre la máxima latitud geográfica en la Tierra.

El inicio de las estaciones viene dado, por convenio, por aquellos instantes en que la Tierra se encuentra en unas determinadas posiciones en su órbita alrededor del Sol. En el caso del verano, esta posición se da en el punto de la eclíptica en el que el Sol alcanza su posición más boreal.

El día en que esto sucede, el Sol alcanza su máxima declinación Norte (+23º 27’) y durante varios días su altura máxima al mediodía no cambia; a esta circunstancia se la llama también solsticio de verano. En este instante en el hemisferio sur se inicia el invierno.

El día del solsticio de verano corresponde al de mayor duración del año. Alrededor de esta fecha se encuentran el día en que el Sol sale más pronto y aquél en que se pone más tarde. Un hecho circunstancial no relacionado con las estaciones se da también en esta época: el día del afelio, es decir, el día en que el Sol y la Tierra están más alejados entre sí a lo largo del año.

Es este mayor alejamiento al Sol la causa de que la Tierra se mueva más lentamente a lo largo de su órbita elíptica durante el verano (según la conocida como segunda ley de Kepler) y por lo tanto la duración de esta estación sea mayor que otras.

Temperaturas suaves

La primavera se va a despedir con un cambio de tiempo tras la primera ola de calor del año -y una de las más tempranas e intensas registradas nunca en España-, que acabó el pasado fin de semana.

Así, el verano dará comienzo con temperaturas más frescas, que incluso podrían ser frescas para la época del año, según las previsiones. Aunque a lo largo de la estación, el calor y la sequía serán los protagonistas.

Las predicciones del tiempo a largo plazo se hacen a grandes rasgos. Para el trimestre junio-julio-agosto 2022, lo que se conoce como el verano meteorológico (diferente al astronómico) la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) pronosticó que las temperaturas estarían por encima del promedio (periodo de referencia 1981-2010), en toda España, y que la precipitación sería más escasa de lo habitual en gran parte del país.

No se observó una tendencia clara en cuanto a las lluvias en Canarias y en el noreste peninsular y Baleares. De igual manera, el modelo de predicción europeo ECMWF observa una mayor probabilidad de que las temperaturas sean más altas de lo normal en España hasta septiembre (septiembre inclusive), así como de que tengamos una estación seca.

Esto podrá agravar la sequía, con el conjunto de los embalses repartidos por la geografía nacional, actualmente al 48% de su capacidad total.