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Los canarios arrastrarán la depresión pandémica al menos durante dos años más

Los expertos alertan que la estos cuadros clínicos mentales mal asistidos pueden conllevar a un colapso del sistema económico y sanitario

Calle Mayor de Triana de Las Palmas de Gran Canaria LP / DLP

Los efectos de la pandemia del coronavirus en la salud mental de los canarios se prolongarán al menos durante dos años más. La crisis del coronavirus ha acrecentado un problema latente en la población canaria. Si en 2020, en los primeros momentos de la pandemia, el 4,5% de la población canaria sufría depresión, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE); las sucesivas olas de coronavirus han lastrado cada vez más la fortaleza mental de los isleños, elevando las tasas de cuadros depresivos hasta el 7%.

Así lo constata un grupo de investigadores, entre los que se encuentra el especialista en gestión y experto en salud pública, Rafael Bengoa, que esta mañana ha presentado en Santa Cruz de Tenerife las conclusiones preliminares de un estudio sobre depresión realizado en cinco países europeos durante el año pasado. En las jornadas Hablemos de depresión y suicidio, organizada por la Fundación Juana Reyes, un grupo multidisciplinar de expertos canarios -entre los que se participaron además el psiquiatra Eduardo Vera y la especialista en procesos participativos, Pilar Lloret- ha realizado un análisis sobre las necesidades de estos pacientes y han evaluado los pasos que debe dar la Administración sanitaria para garantizar que estén cubiertas.

"Canarias está mostrando un compromiso con la salud mental, pero debe materializarse", incide Isabel Aguilar, abogada y presidenta de la fundación. Canarias se encuentra en una fase de crecimiento y está aprovechando para poner en marcha muchas de las acciones contempladas en el Plan de Salud Mental de Canarias (2019-2023). Durante 2021 se creó la unidad de hospitalización infantil para menores de 18 años, con 14 camas disponibles en febrero 2021 en el Hospital Universitario Materno Infantil de Canarias. Mientras, en Tenerife se reforzó la plantilla de atención a los Trastornos de Conducta Alimentaria en el Hospital Universitario de Canarias.

Los expertos valoran los compromisos de Canarias con la salud mental, pero piden que se materialicen

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Para este año están pendiente de creación dos nuevas unidades de salud mental infanto-juvenil repartidas entre Gran Canaria y Tenerife, tres hospitales de día en ambas islas y Lanzarote, una unidad de media estancia en La Palma, una nueva unidad de salud mental comunitaria en Tamaraceite (Gran Canaria) y la incorporación de 80 nuevos profesionales al área de Salud Mental, entre ellos 18 que se destinarán a la Atención Primaria. Para esto último, Sanidad cuenta con un presupuesto de 1,4 millones de euros. "Todo ello - como resume Bengoa - llevaría a Canarias a ser una de las comunidades con mayor compromiso con la salud mental". Por su parte, la Directora General de Programas Asistenciales del Gobierno de Canarias, Elizabeth Hernández González destaca la apuesta estratégica de las acciones derivadas en la mejora de la salud mental, que tras los momentos más crudos de la pandemia han ganado un papel protagonista en la agenda política canaria.

Sin embargo, todos los esfuerzos serán en vano si al final del día no existe una integración de la sanidad en todas sus vertientes. "Los países que mejor integran sus sistemas de atención primaria y hospitalaria, son los que menos tasas de depresión tienen", remarca Bengoa. De hecho, para el experto, España debe cambiar su forma de concebir la salud mental reforzando al máximo la Atención Primaria pues, de no hacerlo, el sistema corre el riesgo de llegar "a un punto de no retorno". Y es que, el número creciente de depresiones en la sociedad podría conducir a un colapso total del sistema económico y social. "El sistema ha encajado de forma resiliente esta pandemia, pero a nivel nacional corremos el riesgo de sufrir una desestabilización del Sistema Nacional de Salud (SNS)", reseña.

El consumo de antidepresivos ha crecido a la par que los trastornos

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Aguilar, por su parte, incide en la necesidad de mejorar y ampliar las infraestructuras dedicadas a la Salud Mental. "Me refiero especialmente al espacio que se encuentra en los hospitales de tercer nivel y a sus plantas de atención a las patologías de salud mental, que hoy en día son muy mejorables", insiste la abogada.

Entre los expertos una de las cuestiones más preocupante con respecto a la salud mental es el abuso de fármacos. Como explica, el consumo de antidepresivos ha crecido a la par que los propios trastornos, lo que demuestra que se utilizan con vía de tratamiento principal para estas enfermedades. Uno de los problemas fundamentales de solo tratar estas patologías con fármacos es que se acaban convirtiendo en tratamientos crónicos. "Creemos que muchas de estas patologías se pueden resolver hablando, y sin necesidad de recetar estos fármacos durante tanto tiempo", resalta el investigador. Para solucionar este problema, el experto considera que se debe reforzar por un lado el apoyo psicológico y psiquiátrico, y por otro, ampliar el tiempo de consulta de los médicos para darles la posibilidad de atender mejor a sus pacientes.

El encuentro también sirvió para afianzar el papel de las familias en el trato de los pacientes con algún problema de salud mental. "Hay que apostar por el trabajo con la familia", resalta Aguilar, quien insiste en la necesidad de reforzar las actividades con el entorno.

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